La exploración de fauna es una tarea laboriosa. Llena de paciencia, ceros, espera, y una gran nada. La que cuando se quiebra es fantástica! Exploramos de noche la costa del río Samiria en busca de caimanes, usando una luz como lupa, la que debía hacer brillar los ojos del estos reptiles en la oscuridad. La primera noche no vimos ninguno, pero a cambio el río nos brindo la espectacular noche amazónica: que no duerme, que fiestea de ruido y olor, dando imaginación a quien no la tiene, y ofreciendo un mezqino y la vez generoso atisbo de su riqueza.
La noche amazónica! Con ranas conversando de esquina a esquina, con peces volando a la noche cual aviones de plata en miniatura, con aves sonámbulas que aprovechan la noche a su manera. Y cómo no! Mamíferos! Los más esquivos! Esa noche la selva fue generosa y nos envió una paca de bienvenida. Ella diligente corría por el bosque, sus ojos brillantes, su forma elegante. El silencio más bello y ruidoso nos acompañó el resto de la exploración. Esta selva se duerme mientras está despierta.
¡Algunas otras cosas que vimos!
La mayoría de las fotos son de Pablo Puertas, WCS-Perú!
1 comentario:
Bellas imágenes; gracias por compartir.
Bárbara: ese filtro a los comentarios, debe estar bloqueando a varios; hablemos.
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