lunes, 27 de agosto de 2012

Conociendo de biodiversidad amazónica, para abrazar la conservación en Chile - 6. Amenazas, esperanzas, desafíos...todo patente en Samiria!

Tuvimos tres noches de búsqueda en el río Samiria. En cada una nos embarcamos en delicadas canoas y con foco en mano íbamos tras caimanes. Especie ancestral, apetecida en el comercio local por su carne, e importante indicador del ecosistema. Tres especies merodean esta zona, cada una un atractor de cazadores, los que buscan su carne y cuero. El objetivo del monitoreo es llevar registro de sus poblaciones e informar con ello su manejo, tanto a la población local, como al gobierno. Hoy me embarco por última vez en la búsqueda nocturna...gran decisión pues un monitoreo sencillo trasnformó la última noche en el río Samiria en una memorable experiencia de conservación.
 
A los pocos minutos de navegación un pequeño caimán hembra. Sólo cuatro o cinco meses antes, su madre puso los huevos de los que nació. Hoy se refugiaba entre la vegetación y con ello facilitaba nuestro trabajo de captura. Nuestros biólogos lo tomaron, y en pocos minutos ya habían registrado la información de rigor: tamaño, peso, sexo y por supuesto especie. Luego capturamos un segundo, muy parecido al primero en tamaño, pero otra especie muy diferene.

Pero la navegación y la noche aún no acababan. Luego de unos minutos, en lo que pensamos sería lo más sorprendente de toda la velada, nos topamos con un magnífico caimán de casi cuatro metros nadando a centímetros de la canoa... que por favor no saquen del agua! Pensaba ….pues con un solo coletazo nos tumabaría a todos y a todo. Obviamente los expertos nunca pensaron en capturarlo, y las mediciones de rigor fueron estimadas (en base al ojo o la experiencia…que es lo mismo). Un animal de ese tamaño es imponente…pero más fuerte para mi fue constatar que su presencia data de millones de años en el pasado. Una cápsula del tiempo traída hasta nuestro tiempo por la naturaleza. Impactante también el estado del animal: había perdido un ojo, probablemente por la acción de un cazador furtivo. Las amenazas sobre la bioversidad están allí...en nuestras narices.

Al final del recorrido, y como guinda granate que corona una torta esmeralda, pudimos observar una tortuga en la playa, en pleno proceso de postura de huevos. Silenciosa y quietamente la tortuga depositaba sus cristalinos tesoros en la arena del Samiria. Una gran emoción me embargó al ver esta hembra procreando...una esperanza de vida para la Reserva, un destello de éxito en un oscuro proceso de deterioro....Pero la verdad estaba allí, ya que tal como el caiman, la amenaza a las tortugas permanecía agazapada en la oscuridad y su presencia sólo se constataba en una huella fresca de zapato: cazadores furtivos, dispuestos a llevarse a la madre, sus huevos, para venderlos en algún mercado local. Triste destino para un lindo ejemplar de vida, y penosa muerte para satisfacer un paladar local, pues las tortugas se venden vivas, con sus carnes expuestas luego de la extracción de su caparazón.

Pero más fuerte aún es el llamado de esta selva, y de todas las otras selvas del mundo, incluyendo la nuestra...la humana...a la mantención de estos tesoros de la naturaleza, de estas joyas de vida que nos dan vida... y todo lo maravilloso que viene con ella: su colorido, su frescura, la mañana rota por los trinos de aves, el agua fresca que corre por las montañas....la ola cristalina que sostiene la costa, la baya dulce de otoño, el relincho jocoso de los guanacos en los Andes...tanta tanta vida maravillosa!

Fotos son de Buchi, Merino, Saavedra

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