Quién soy (hoy)

Soy ante todas las cosas, una mujer privilegiada.

Nacida y criada en Shile, tengo una mirada isleña de las cosas (como la mayoría), enriquecida por los periplos que he tenido durante mi formación profesional. Originaria de Valparaíso (de la "república independiente" de Playa Ancha, por eso mi pasión por el viento). A cuadras del museo de historia natural, de la playa las Torpederas, con libros de animales y Jacques Cousteau, se abrió mi camino profesional casi sin alternativas!

Soy bióloga (qué?!). Si. bióloga, de la Universidad de Chile. Formada en ciencias, en una facultad crítica (la de Ciencias), en un tiempo crítico (80s). Ambos puntos claves en mi formación que me dejaron: la objetividad (entre paréntesis), y la "demostración científica de los hechos", elementos importantes de mi quehacer profesional.

Como (casi) todos en ese momento, completé mis estudios haciendo postgrados. Por esos años había tiempo para primero realizar una Maestría, y luego un Doctorado. Trabajé ambos con mi maestro Javier Simonetti, aprehendiendo ecología primero y conservación después. De las ciencias ecológicas heredé la práctica y el mandato de distinguir entre el objeto y el fondo, y reconocer explícitamente la interacción entre ambos.

Trabajé en temas diversos a lo largo de Shile, siempre abordando la relación entre humanos y la naturaleza. Con mi amiga Nuriluz Hermosilla, gran arqueóloga nacional, estuvimos escudriñando la "basura arqueológica" de sitios variados en las serranías de Chacabuco, cerca de San Felipe, tratando de reconstruir el uso del espacio y los recusos que los "santiaguinos" hacían en ese tiempo. Revisé toneladas de restos arqueológicos de animales, especialmente roedores! Miles de ratones! Nos metimos un poco en los procesos cognitivos de la reconstrucción arqueológica. Un tema "peludo" pues nos forzó a hacernos cargo de nuestra mirada, nuestros sesgos. Los que tenemos todos, y de los que rara vez (mejor dicho nunca) podemos librarnos.

Más tarde me metí en los efectos de la reducción de los tamaños poblacionales forzados por actividades productivas, y de cómo estos efectos se ven amplificados por diversos factores como la genética, la morfología o la conducta. Obviamente miré esto en roedores (existe algún otro tipo de animal en Shile?!). Este trabajo lo hice en algunos fragmentos de bosque nativo que han quedado "atrapados" en los mares de plantaciones de pino que existen hoy entre Talca y Arauco. En los "pagos" de Javier. Tema crítico para nuestro país y el mundo: cómo mantener la biodiversidad (en el sentido propio de este concepto) en zonas demandadas por la producción.

Tuve unas incursiones mínimas, pero estimulantes en conservación urbana, donde hice algo con Sonia Reyes, pero el tiempo se me acabó, pues en ese momento comencé a trabajar en Wildlife Conservation Society, dirigiendo lo que es quizá el proyecto de conservación más estimulante, innovador y desafiante que se está haciendo por Patagonia: Karukinka. Yo dirijo ese proyecto. Trabajo con un grupo extraordinario de personas, y recibimos la ayuda de colaboradores, amigos y entusiastas muy grande y asombrosamente variado!

Día a día comprobamos la fuerza del "efecto Karukinka", pues desde "el último confín de la tierra", hemos sido capaces (al menos en nuestras mentes y corazones!) de dar vuelta el mapa: transformando este sur  en nuestro norte y Tierra del Fuego en un soporte para la conservación de la biodiversidad chilena.

Soy una mujer de siglo pasado, y hago este esfuerzo de transformarme en cibernauta para compartir Karukinka. Con todas sus maravillas, desafíos, complejidades, pero sobre todo proyecciones. Espero lograr transmitir algo de este efecto, y ponerlo al alcance de más personas. Despertar al menos la curiosidad, y luego, si Timaukel nos acompaña, establecer nuevos y necesarios vínculos para seguir adelante. Perdón, hacia el sur!