Objetivo del día: contar delfines. Meta alcanzada: uno de los mejores días de mi existencia! Nuestro programa en la Reserva incluía diversas actividades de trabajo: contando papagayos, caimanes, monos, y delfines. Cada día debíamos elegir una actividad y realizarla de la mano de los ecólogos, expertos, con años de experiencia en el tema y en el sitio. Hoy mi elección fueron los delfines de río. Los bellos y rosados espíritus del Samiria.
Navegamos discreta (aunque ruidosamente!) por el río, para alcanzar una cocha (laguna formada por un antiguo meandro del río). Por aquí! Por allá! Delfines a diestra y siniestra del barco acompañaron la travesía gran parte del viaje. Luego de un rato aprendí a “leer el agua” y saber dónde y cuándo aparecería el delfín para respirar. Uno, dos, tres, cuatro! Juntos en una danza abierta, en la que incluso nosotros fuimos convidados a participar.
Sentí el calor por dentro…llena como pocas veces se está en la vida. Pero cuando pensé que vendría el respiro…estallé completa y gozosamente. Miles y miles de cormoranes y garzas cubriendo el cielo, cubriendo el agua, cubriendo y renovando nuestras almas. Cubierto el cielo. Cubierta el agua... un chorro de vida cubriendo el cielo….una belleza como pocas…una belleza que querría para muchos…
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