Estas últimas semanas de este largo año han se me han hecho cortas y no he podido (como siempre) verter varios de mis pensamientos al líquido espacio de mi blog. Pero hay uno que me ronda como mosca en la miel, y que en esta hora del recuento de fin de año cobra vida en estas letras: el gran aporte de mujeres trabajadoras de las ciencias y la conservación en Chile. Con algunas he trabajado de manera intensa, apasionada y diría “exitosa” durante este último año, y me han hecho constatar que el factor innovador y poderoso que podrá cambiar el curso de la historia en este siglo joven: es el aporte intenso, apasionado y exitoso que miles de mujeres hoy (y millones mañana) realizarán en las diferentes actividades de trabajo creativo de nuestro nuevo mundo. Incluyendo por supuesto las ciencias y la conservación!
En el Siglo 21, por primera vez en la historia de la humanidad, las mujeres tendrán una presencia (y reconocida!) masiva en diversas esferas de la economía, idealmente duplicando en número (y multiplicando en creatividad, pasión y esfuerzo quizá), la fuerza trabajadora existente hoy día (mayoritariamente masculina), y serán clave en los procesos que lleven a resolver los problemas de nuestra humanidad.
Ha sido un agrado haber sacado adelante mi primer año como Presidenta de la Sociedad de Ecología, lo que no hubiese podido lograr sin el apoyo de la extraordinaria científica Audrey (Yaya) Grez. Su rigor y pasión para abordar problemas de frontera ecología en sistemas productivos es un ejemplo digno de ser copiado por muchas!
Desde la distancia, pero presente en ideas y empuje, logramos con Claudia Bobadilla sacar adelante dos tareas que parecían imposibles! La primera, llevar a un grupo de líderes nacionales, entusiastas y visionarios a Karukinka, y en medio de lujo cero, ponerlos en contacto directo con la naturaleza y con los valores más profundos de la conservación en Patagonia. La segunda, fue implementar con éxito un programa, único en su tipo, que permitió develar el misterio de la sustentabilidad a ejecutivos nacionales, dándoles a conocer cómo las ciencias ecológicas pueden/deben ir de la mano con la conservación para poder avanzar en el desarrollo.
Este trabajo fue no sólo posible, sino mejorado gracias al apoyo fuerte y decidido de las exitosas ecólogas criollas: Olga Barbosa - el referente nacional para pensar en alcanzar la ansiada sustentabilidad en la industria del vino. Miriam Fernández – un motor fuera de borda para impulsar la ecología y conservación marina en esta parte del mundo. Sonia Reyes – y su tozudo esfuerzo por meter la biodiversidad nativa (para ganar en calidad de vida) en los espacios urbanos nacionales.
Este trabajo fue no sólo posible, sino mejorado gracias al apoyo fuerte y decidido de las exitosas ecólogas criollas: Olga Barbosa - el referente nacional para pensar en alcanzar la ansiada sustentabilidad en la industria del vino. Miriam Fernández – un motor fuera de borda para impulsar la ecología y conservación marina en esta parte del mundo. Sonia Reyes – y su tozudo esfuerzo por meter la biodiversidad nativa (para ganar en calidad de vida) en los espacios urbanos nacionales.
Destacar la frescura, generosidad, empuje y fuerza de CamilaMarambio, curadora Chilena empeñada en integrar las artes a la práctica de la ciencia de la conservación, y con ello aportar y enriquecer la construcción de una cultura de conservación nacional.
Mi punto de referencia y cordura en temas críticos para mis tareas de conservación ha sido Kathy Barclay. Ella es una generosa, creativa, inusitadamente inteligente y visionaria "socia", que me lleva a puertos seguros muchas veces que estoy a la deriva.
Hoy siento y valoro la fuerza con que muchas profesionales aportan desde sus trincheras públicas a la conservación. Con paciencia y porfiado respeto a las reglas administrativas, hacen avanzar, pasito a pasito, temas de importancia nacional. Beatriz Ramírez surfeando las dificultades enormes para hacer que Chile se lance en piquero al cuidado de su biodiversidad marina. Alejandra Figueroa, bióloga y férrea promotora de la valoración y cuidado de los ecosistemas acuáticos nacionales. Sofía Guerrero, con delicada persistencia ha logrado llamar la atención y convocar a la acción, para que chilenos enfrentemos el flagelo de las especies invasoras. Y cómo no destacar el empuje y capacidad de trabajo de Aida Baldini, quien en su mundo forestal es capaz de ver mucho más allá de los bosques, y reconocer la compleja biodiversidad que origina y de la que dependen de estos ecosistemas.
Hoy siento y valoro la fuerza con que muchas profesionales aportan desde sus trincheras públicas a la conservación. Con paciencia y porfiado respeto a las reglas administrativas, hacen avanzar, pasito a pasito, temas de importancia nacional. Beatriz Ramírez surfeando las dificultades enormes para hacer que Chile se lance en piquero al cuidado de su biodiversidad marina. Alejandra Figueroa, bióloga y férrea promotora de la valoración y cuidado de los ecosistemas acuáticos nacionales. Sofía Guerrero, con delicada persistencia ha logrado llamar la atención y convocar a la acción, para que chilenos enfrentemos el flagelo de las especies invasoras. Y cómo no destacar el empuje y capacidad de trabajo de Aida Baldini, quien en su mundo forestal es capaz de ver mucho más allá de los bosques, y reconocer la compleja biodiversidad que origina y de la que dependen de estos ecosistemas.
Y el trabajo binacional, la necesaria integración con nuestros hermanos de continente para resolver problemas comunes, como la pérdida de los bosques del sur de Sudamérica en las mandíbulas de castores, es una carga que alegremente he compartido con Fernanda Menvielle! Una extraordinaria mujer argentina, con visión, pasión, empuje, cabeza alegremente fría para planificar y ejecutar las acciones que nos guíen a la erradicación de las pestes forestales que amenazan Patagonia!
También en Tierra del Fuego se ha alzado con fuerza la voz de mujer para traer e instalar la conservación en el desarrollo de estos frágiles y extraordinarios parajes. Catalina Besnier, su gobernadora dio un paso firme en esa dirección apoyando la exclusión de la salmonicultura de toda la Provincia de Tierra Fuego! Tres hurras por su visionario coraje! Ivette Martínez, Margarita Norambuena, Cecilia Durán y María Teresa Bhöm, vecinas/empresarias de las duras! Son colonas del siglo XXI. Carmen Espoz, flamante decana-ecóloga, estudiosa de aves migratorias, y paciente promotora de su conservación. Cada una de ellas está construyendo a pulso un futuro con futuro, gracias a su interés explícito en conservación y en desarrollo de esta magnífica Isla!
Y cómo no destacar el compromiso a sangre realizado por todo el equipo femenino de Karukinka (y también del masculino, por cierto!), quienes como amazonas patagónicas se baten en duelo día a día con todo lo que sea necesario convencer, vencer o esquivar, para hacer avanzar la balsa de la conservación hacia aguas más calmas y benignas. Desde las ciencias y la educación Daniela Droguett, Fiorella Repetto, Valeria Falabella y Marcy Uhart; apoyadas con una administración entusiasta Susan Arismendi, Vivana Urbina, Gemita Molina se las arreglan para sortear toda clase de obstáculos impuestos por malignas burocracias. Y finalmente nuestro recientemente armado brazo de terreno, donde Sharon Zegarra y Francisca Farías, son las guardaparques mujeres más australes existentes en el planeta.