miércoles, 5 de octubre de 2011

Bosques de Tierra del Fuego, un legado de Chile al futuro

Las diferencias que existen entre el hemisferio norte y sur son muchas y variadas, aunque normalmente las olvidemos o las demos por sentadas. Una de las desigualdades críticas es la distribución de las masas de tierra, epecialmente a altas latitudes. Mientras que el norte está dominado por tierra, el sur es fundamentalmente agua.

Es notable por ejemplo, que si una traza una línea imaginaria a la latitud 54, en el hemisferio norte esta línea cruzará mayoritariamente hábitat terrestre: incluyendo porciones de NorteAmérica, Norte de Europa, Siberia. Grandes extensiones de tierra, las que albergan enormes y diversas comunidades vegetales.
A la misma latitud por el sur (por el contrario), lo que hay es fundamentalmente agua, excepto por Tierra del Fuego (y la Antártica, pero ella está cubierta de hielo...al menos por ahora). Por ello las comunidades terrestres de plantas y animales encuentran un espacio muy limitado para desarrollarse en esta parte del mundo. De hecho, ese espacio existe sólo en Tierra del Fuego, en lo que vendría siendo un Arca de Noé austral, que bien manejada podría servir de navío para salvar el patrimonio natural de esta parte del mundo, y transportarlo hacia bien entrado el futuro.

Allí en Tierra del Fuego se encuentran los bosques templados (no tropicales) más importantes de esta parte del globo, y la mayoría de ellos están protegidos en Karukinka. Es una carpeta verde que bordea las 100 mil hectáreas, fundamentalmente bosques vírgenes, dominados principalmente por lenga. Este es un ecosistema majestuoso, imponente, a la vez que frágil, pues la riqueza de estos parajes está contenida justamente en su masa arbórea. Allí se concentra el poder esta tierra, y no en el suelo (que es muy pobre). Y si esta masa boscosa se retira (por explotación forestal por ejemplo) o se pierde (por incendio por ejemplo), su recuperación resulta muy muy poco probable.

Estos bosques son el hábitat de una variedad enorme de especies de plantas y animales, los que muchas veces encuentran en Tierra del Fuego sus poblaciones más australes. Son una fría y acogedora casa para carpinteros, cachañas, zorros, guanacos, rayaditos, cientos de hongos, hierbas, entre muchos muchos otros.

Y son estos bosques el único pulmón forestal activo en esta parte del mundo. Donde además de almacenar carbono en sus troncos, año a año capturan millones de toneladas de carbono adicional en sus hojas, retirando este gas invernadero de la atmósfera para dejarlo cautivo en su biomasa. Es esta una increíble contribución nacional a la mitigación del cambio climático global, que opera en estas altas latitudes australes. Desconocida por cierto, pero que cada vez será más necesaria y ciertamente más valiosa.

Además de ser hábitat y pulmón del sur del sur, estos bosques prestan otros diversos servicios a la población local (además de la población global): manteniendo ciclos de agua sanos, o generando un espacio extraordinario para el goce y deleite de la naturaleza. Una verdadera joya natural, chilena, que corona el fin de SudAmérica. Y que a medida que los humanos del mundo vayamos ocupando más y más rincones reomotos del planeta, su valor irá in crescendo. Y la necesidad de conservarlos también. De hecho en Tierra del Fuego, producto de su historia biogeográfica y su explotación, los bosques que están fuera de Karukinka, han sido en general explotados, y hoy no tiene la capacidad de recuperarse en el corto plazo. Nosotros creemos que los bosques de Karukinka merecen la oportunidad de tener un destino diferente: el de su supervivencia. Y es allí hacia donde estamos concentrando nuestros esfuerzos.

Los mejores bosques de Tierra del Fuego están en Karukinka, y nosotros en WCS estamos haciendo un esfuerzo casi sobrehumano por conservarlos, restaurarlos y manejarlos activamente para darles valor en pie, y permitir que se integren y promuevan la economía de la zona. Con sostenibilidad. Y dar lustre a esta joya fueguina, para que brille cada vez más, alumbrando el camino de la conservación nacional. Y para dejar un legado natural de lujo para las generaciones por venir.


La mayoría de las fotos son de Guy Wenborne.

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