A pesar del vértigo de velocidad que me produce el internet, durante este año he vivido una vida laboral que definitivamente corre más rápido que la vertiginosa web!! Se me han quedado en el tintero virtual varios temas esperando su turno para entrar a este líquido mundo, los que espero ir sacando de a poquito, y saldar mi deuda personal con ellos.
Pero lo que no puedo dejar pasar es todo el trabajo que hemos realizado muchos, para participar (e idealmente cambiar) el proyecto de ley que espera establecer el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Un servicio que esperamos se cree pronto y permita completar la estructura del trunco Ministerio de Medio Ambiente, nacido hace un par de años en nuestro querido paisito.
Este proyecto de ley fue entregado al Congreso a principios de año, y lo que debía ser una oportunidad para finalmente reconocer el valor de la biodiversidad no sólo como sustento de nuestra economía, sino como elemento clave para siquiera pensar en sostenibilidad, se ha transformado en la constatación más grotesca de la total ignorancia del Ejecutivo (quienes realizaron la propuesta) respecto de este tema, y de la tozudez de los grupos que piensan que interviniendo cada rincón de nuestro país (sin resguardo efectivo de la biodiversidad), encontraremos la llave mágica que llevará a Chile al tan ansiado como ilusorio desarrollo.
Pero la verdad más bruta, es que tal como es la Tierra la que gira alrededor del Sol, la conservación de la biodiversidad es la clave no sólo para fortalecer una economía como la chilena que depende totalmente de la explotación directa de sus recursos naturales, sino para pensar siquiera en tener algo sobre que sostener nuestra sobrevivencia como grupo humano en el futuro.
Como suele suceder en estas situaciones, las gentes se han movido, organizado y dado lo mejor de si para poder entrar al mundo de las decisiones, e intentar poner un poco de cordura y generosidad en la discusión. Cordura, pues el desafío es mostrar a quienes no quieren ver que la conservación de la biodiversidad es la base biológica necesaria para crear y pensar en mantener una economía saludable. Y Generosidad, pues dada la naturaleza de la biodiversidad, los beneficios que deriven de su conservación podrán se compartidos por muchos, no sólo los que esperan hacer uso directo y casi sanguinario de este patrimonio nacional.
La líder natural en este proceso ha sido la Flavia Liberona, quien desde Terram ha convocado, movido, puesto paños fríos y certeros a la discusión que se ha generado entre muchos otros actores, incluyendo diversas ONGs y personas con competencias variadas en el tema: WWF, CODEFF, Greenpeace, Ingenieros Forestales del Bosque Nativo, WCS, TNC, Académicos, Eduardo Fuentes, Katherine Kenrick, Carlos Weber, Juan Carlos Urquidi, entre muchos muchos otros.
Todos han participado haciendo disecciones al proyecto de Ley: tratando de rescatar el tejido sano, dejando de lado el canceroso. Porque es necesario salvar esto, y dejar un cuerpo de Ley que cobre vida lo antes posible, y de sustento al Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas.
Hemos presentado parte de nuestras propuestas en el Congreso, confiados que más de algún Honorable entenderá la magnitud del desafío y el tamaño de la oportunidad. Pero vamos a necesitar más, mucho más, para poder intentar revertir la creencia falaz que el mundo que nos acoge es proveedor infinito y que podrá satisfacer las infinitas ansias de riqueza de algunos.
Y para convencer a quien sea necesario en Chile, que la biodiversidad es el capital natural sobre el que se sostienen todas las actividades humas. De todos. Y que la gestión eficiente y efectiva de este capital debe ser hecha por un organismo competente y poderoso, visionario e integrador. Que hoy día no existe en Chile, y cuya carencia ha traído y seguirá trayendo numerosos y cada vez más desastrosos problemas a nuestra economía y nuestras gentes.
Yo estoy en esta pelea, aportando un granito de arena a esta construcción. Que espero caiga en el ojo de quien deba caer, obligándolo a refregarse los párpados, lavando la ceguera casi endémica de nuestros dirigentes. Y que ayude a la luz de la razón y la generosidad de entrar en su mente, para que vea la necesidad/oportunidad que Chile tiene hoy de reconocer que la biodiversidad es el elemento clave sobre el que nuestro país está parado y que es su conservación la que debemos fortalecer si es que pensamos proyectarnos seria y sanamente más allá de este siglo.
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