Pequeño territorio,
no pequeña nación;
suelo reducido,
inferior a las ambiciones
y a la índole heroica de sus gentes.
No importa:
¡Tenemos el mar..., el mar.... el mar ...!*
Hace años que estas palabras nadan en mi cabeza, yendo de un lugar a otro, sin rumbo, en una gustosa deriva cerebral. Pero desde ayer, luego de la visita que hice a la Estación de Investigaciones Costeras que tiene la Universidad Católica en Las Cruces (ECIM), el grito de la Mistral ha salido a flote del fondo de mi cabeza, para pegarse definitivamente en mi corteza. Y recordarme para siempre lo que pocos parecen saber: que Chile es mar. Que depende de él como pulmón del aire. Y que ningún futuro es posible si lo hacemos dándole la espalda.
Llegamos a Las Cruces para conocer uno de los pocos ejemplos en los que se puede seguir un círculo de texto: el cual parte con ciencia, llega a la política (la grande, no la chica), baja al mundo terrenal y fangoso del manejo, para luego regresar a la ciencia con más y mejores preguntas. Este camino ha estado liderado por años por Juan Carlos Castilla, y quien por los mismos años también, ha caminado acompañado y apoyado por decenas de investigadores, y otros seres mortales.
El ECIM está dirigido hoy día por Sergio Navarrete, quien con Miriam Fernández, lideran las investigaciones marinas que allí se realizan. Y viven en Las Cruces! La fonolita instalada hace décadas por Castilla, se ha transformado en una senda Estación Costera, que sirve de inspiradora aula para futuros biólogos marinos, y que recibe investigadores nacionales y de los otros, todo el año. Año tras año.
Referente y ejemplo mundial: de ciencias marinas, de investigaciones de calidad, de impacto social, y de futuro esplendor para nuestro olvidado mar. Modelo exitoso y atractivo. Hasta ahora no ha sido replicado en nuestro país. Y escasamente recibe un apoyo proporcional a la entrega acumulada, o a la entrega por venir.
Referente y ejemplo mundial: de ciencias marinas, de investigaciones de calidad, de impacto social, y de futuro esplendor para nuestro olvidado mar. Modelo exitoso y atractivo. Hasta ahora no ha sido replicado en nuestro país. Y escasamente recibe un apoyo proporcional a la entrega acumulada, o a la entrega por venir.
Un ejemplo único, aunque deseablemente repetible, que quisimos mostrar a gerentes ambientales de diversas industrias, los que participan en la Cátedra de Ciencias Ecológicas, Conservación y Desarrollo. Y de la mano de este grupo excepcional de maestros, disfrutamos de conceptos y pintarrojas. Nos maravillamos tanto de la moderna infraestructura como del huiro danzante. Conocimos del poder de la enseñanza del laboratorio húmedo como de la roca desnuda. Sentimos la sangre correr por las venas de los investigadores, con la misma fuerza que el Pacífico golpea nuestra costa.
Atisbamos al mismo tiempo el abismo abisal que nos espera: frío y muerto, si no nos embarcamos todos en la barca de la conservación marina. A la vez que vislumbramos las mil barcas posibles de armar para navegar esa ruta. Y las mil rutas que juntos podemos navegar para llegar al puerto de la conservación.
Atisbamos al mismo tiempo el abismo abisal que nos espera: frío y muerto, si no nos embarcamos todos en la barca de la conservación marina. A la vez que vislumbramos las mil barcas posibles de armar para navegar esa ruta. Y las mil rutas que juntos podemos navegar para llegar al puerto de la conservación.
El mensaje es claro: tenemos que invertir, planificar, e integrar acciones de investigación, manejo y protección en los mares de Chile. De Arica a Tierra del Fuego. De la costa continental hasta la Isla de Pascua. Articulando actores: pescadores, empresas, visitantes, estudiantes, todos y tanto más. Mano a mano. Todos usuarios valiosos de nuestro mar. La demostración está hecha: las consecuencias son buenas para todos. Para la vida del mar. Y para la vida humana toda…que vino y depende indiscutiblemente de la vida de nuestra madremar.
Larga vida al ECIM! Que su fuerza golpee nuestras vidas, una y otra vez con sus olas de ciencia, y que entre en nuestros cuerpos, bañando nuestros sueños de conservación y sosteniblidad marina por el tiempo que tardemos en hacerlos realidad!
*Gabriela Mistral (1924) Chile. En: Lectura para mujeres", México.
4 comentarios:
Notable.
Jorge M.
Qué buen resumen Bárbara. Un placer participar en esa cátedra. Gracias por la idea y la invitación.
Leonel
Gran comentario Bárbara.
Extraordinaria experiencia la del ECIM.
Muchas gracias a todos por su tiempo y su trabajo.
Luis De Ferrari F.
Emotivo, como tantas de las cosas que haz escrito.
gracias, Carolina Vargas
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