miércoles, 27 de abril de 2011

¿Qué se conserva cuando se conserva?

Esta semana perdimos a Gonzalo Rojas, poeta que hace un tiempo atrás me inspiró para escribir este posteo...el que nunca escribí, pues ya saben....el tiempo siempre escasea. Mientras el poeta es velado en el Museo de Bellas Artes, como un homenaje minúsculo a su obra gigante, y antes que se acabe mi  tiempo en este mundo, voy con lo mío.

Tal como el amor en su poema, la conservación de la biodiversidad es compleja, está llena de pasión, de dificultades, pero es magnífica. Y finalmente cuando se logra, es como estar en el paraíso.

Guanaco corriendo en estepa de Karukinka y Mauricio Chacón
 flotando en Río Rassmussen, Tierra del Fuego (Foto R Muza)

Conservamos especies, en esa increíble y casi infinita variedad que existe en nuestro planeta de animales, peces, ranas, hongos, líquenes, patos, pingüinos, bacterias, plantas con y sin flor, caracoles, jaibas, corales, algas, moscas, escarabajos, roedores, musgos, palotes, y tantos millones de otros seres que no tienen ni nombre común! que ni conocemos aún!

Albatros en reproducción, Seno del Almirantazgo
Tierra del Fuego (Foto  A Vila)
Se conservan las cosas que hacen las especies, relaciones ecológicas de cooperación como la polinización, de alimentación, como la depredación o la herbivoría. Cuando se conserva, se conserva el árbol que da sombra y permite que la hierba crezca en su base, o que soporta la enredadera que trepa hasta su copa. Se conserva la posibilidad que ese árbol de frutos que alimenten a los pajarillos en verano. Y para mantener ese pajarillo en en invierno, se debe conservar los árboles de otras partes, zonas más cálidas que fructifican en otros momentos del año. Y que alimentan los mismos pajarillos, y seguramente otros también.

Cuando conservamos, se conservan las comunidades de microorganismos que dan vida, producen y mantienen los suelos. Y que cuando los conservamos, pueden estar allí, hambrientos y listos para alimentarse de hojas, ramas, fecas, y cuerpos de otros bichos, liberando los nutrientes que los componen, y devolviendo al polvo su savia. Y cuando conservamos estas comunidades, podemos mantener suelos productivos, que sostienen plantas diversas, hierbas, arbustos, árboles, líquenes, que sirven de alimento o cobijo para otro número tanto más grande de especies.

Caminante en riachuelo en Karukinka, Tierra del Fuego
(Foto Nomadas)
Y cuando conservamos estas plantas, sus raíces afirman el suelo, y a la vez lo hacen poroso, suave cama para recibir el agua, la cual en vez de escurrir en superficie y lavar la roca, embebe los montes, reponiendo las aguas subterráneas. Que hacemos aflorar en pozos en nuestros campos, o que alimenta esteros, riecillos, y otros cursos de agua a lo largo de nuestro Shile. Y estas aguas están limpias, claras y listas para soportar más vida. Y estas plantas hacen que el agua pase del mar a la tierra, que de salada se vuelva dulce y pueda saciar la sed de animales y plantas, incluyendo los humanos. Y si hacemos conservación, esto puede ocurrir una y mil veces, en una y mil partes. En nuestros campos, en nuestras ciudades,  en nuestras montañas, en nuestros mares, en nuestros lagos. Y si conservamos estas plantas, estaremos conservando oxígeno, y aire para respirar. No sólo el aire del aire, sino también el aire del mar. Y estas plantas absorben otras cosas, como gases invernadero, y conservamos con eso una atmósfera limpia, clara, efectivamente protectora de nuestras cabezas.

Algas, aves, en playa de
Tierra del Fuego
Se conservan las miles de millones de larvas, huevos y esporas de animales o plantas marinos, y conservamos la posibilidad que viajen con las mareas, y floten con las olas, renovando las poblaciones de jaibas, cochayuyos, lapas, merluzas, locos, krill, choritos, congrios, luche, estrellas y un sin fin de otros bichos, que comemos o no, que vemos o no, que conocemos o no. Conservar permite por supuesto tener depredadores grandes como pumas, o pequeños como chinitas, los cuales mantienen a raya a otros bichos, como guanacos o pulgones.

Y conservar permite tener genes, y mientas más conservemos mayor diversidad de estos genes podremos tener. Y cada variedad y particularidad genética es el resultado de una historia evolutiva única, que ocurrió con un grupo de organismos, que ocuparon un lugar dado. Cada una de estas historias es irrepetible, y si se pierden las especies, se pierde estas historias, y las relaciones que estas especies tardaron millones de años  en construir con su entorno y que les permitieron sobrevivir hasta nuestros días.  Y por eso, para mantener esta variedad tenemos que conservar variedades de hábitats, tantos escenarios como sea posible para montar obras de evolución numerosas, variadas, innovadoras, que son la forma en que la vida sigue adelante.

Ay Dios! ¿Qué se conserva entonces, cuando conservamos? Se conserva la esencia para las vidas. El fuego supremo, el aliento eterno. El de ayer, el de hoy y también el de mañana.

Un ejemplo más docto...

5 comentarios:

Erika Sieber dijo...

Me encanto el articulo y el video muy clarificador.

Erika Sieber

agrez dijo...

Bellamente escrito, cautivador e informativo!!

Bárbara Saavedra dijo...

Qué bueno que les gustó! Me animo a más entonces! Suerte a ambas!

Guillermo dijo...

Vaya mi admiración y mi respeto por la labor tan valiosa y al mismo tiempo tan sacrificada que haces.

Bárbara Saavedra dijo...

Gracias Guillermo! Mientras más gente lo haga, menos pesada será la carga!