Este
pequeño espacio también recibe los embistes del cambio climático, y Alemania espera
invertir cerca de $50 millones adicionales de euros cada año, para poder
mantener el jardín tal como está ahora.
Es interesante analizar este caso, a la luz de la discusión
que ahora mismo se desarrolla en París, en la COP21, la que espera acordar
mecanismos que permitan reducir el calentamiento global.
En un contexto global, se ha reconocido que la detención de
la deforestación amazónica podría por si sola detener el incremento de
temperatura de nuestro planeta. Al mismo tiempo que se reconoce el valor que
tienen las áreas protegidas no sólo para ayudar a frenar los efectos de cambio
global, sino para permitir la adaptación y amortiguación ante sus efectos,
tanto por especies humana como no humanas.
Uno de los sectores más valiosos de la Amazonía es Yasuní,
en Ecuador: casi 10,000 km2 de selva tropical, rica en especies, gentes, y
petróleo. En una iniciativa fallida, este país ofreció al mundo la posibilidad
de conservar los bosques a cambio de la creación de un fondo que permitiera
aportar recursos para el desarrollo del Ecuador. Se esperaba recaudar US$3,600
en 13 años, y sólo se juntaron US$13, al cabo de tres años de esfuerzo. Si sólo
se hubiese asegurado un aporte equivalente a la jardinería
anti-cambio-climático de Sanssouci, se habría reunido en 10 años, casi el 15%
de este monto. Con 7 otros aportes como este, se habría podido salvar todo
Yasuni. Aportando de manera significativa a la reducción del incremento de
temperatura terrestre. Que es justamente lo que se quiere amortiguar
invirtiendo 50 millones adicionales de euros cada año en Sanssouci.
Chile tiene casi un 20% de su territorio en áreas bajo
protección, las que albergan vastas y valiosas extensiones de bosques,
humedales, campos de hielo, cursos de agua, mar abierto, todos ecosistemas
críticos para mitigar los efectos del cambio climático. Aunque somos un país
“rico”, invertimos casi nada en la gestión de estos territorios, y tenemos un
déficit cercano a los US$60 millones anuales. Un año de poda de Sanssouci,
podría mantener las casi 16 millones de ha de ecosistemas naturales que hoy
están protegidos en el papel en Chile. Para dimensionar el valor de estas áreas
pongo como ejemplo Karukinka en Tierra del Fuego, donde hay cerca de 60
millones de árboles maduros, vivos, sanos, capturando CO2 atmosférico. Aportando
desde el hemisferio sur a la mitigación efectiva
de los efectos del cambio climático. El mismo que afecta la mantención de la
postal tradicional de Potsdam.