Suavemente acunada por el Canal Beagle, termino hoy una travesía por los fiordos patagónicos que sólo duró cinco días, pero que se sienten como toda una vida. Abordé en Natales el National Geographic Explorer, el crucero más conservacionista que existe, y navegué por estas aguas con decenas de eco-exploradores interesados en conocer, aprender y aportar al cuidado de estas tierras.
Para nosotros una oportunidad de mostrar lo que venimos haciendo desde hace 8 años en Karukinka: abriendo espacios y mentes para lograr la conservación de estos parajes, para generaciones por venir. Decenas de niños, jóvenes, investigadores, empresarios, profesores, periodistas, cocineros, estancieros, fotógrafos, forestales, abogados, guardaparques, y tantos otros visitantes han tenido la experiencia Karukinka. Han experimentado la fuerza de la conservación hecha realidad. Y cada uno de ellos…cada uno de nosotros…cada uno de los pasajeros del Ecoexplorer ha salido transformado.
Tal es el poder de Karukinka. Tal es la fuerza de Tierra del Fuego. Tal es la necesidad de la conservación. Más fuerte y más real aún que el viento patagónico.
Esperamos que cada uno de estos visitantes se transforme en un adalid de nuestra causa. Embajadores que viralicen nuestro llamado e infecten a todo el mundo de nuestra fiebre. Queremos a todos de nuestro lado. Los necesitamos a todos.