Aunque poco
reconocidas, las relaciones entre biodiversidad y negocios son tan variadas
como significativas. La anónima verdad es
que la biodiversidad genera todos los productos que consumimos (ej. alimentos,
agua), casi todo lo que utilizamos (ej. materiales, medicinas, fibras), así
como provee los servicios más fundacionales y ubicuos que sostienen la vida
incluyendo generación de suelo, ciclaje de nutrientes, u otros que afectan más
directamente nuestro bienestar como polinización y control de desastres
naturales. La biodiversidad es tan poderosa que incluso provee servicios de
orden educativo o espiritual, que son aprovechados ampliamente por nuestra
especie.
A lo largo
del desarrollo de las culturas humanas, cada uno de estos productos o servicios
ha constituido la base directa o indirecta sobre la cual se han construido los
más diversos negocios. Muchas veces la relación entre negocio y
biodiversidad es directa como es el caso de la economía chilena, cuyas
industrias más importantes como la forestal, pesquera, acuícola, agrícola, o turística
dependen directamente de los servicios que presta la biodiversidad contenida en
los ecosistemas terrestres, marinos y acuáticos nacionales. En muchos otros
casos como la industria financiera, la relación del negocio con la
biodiversidad es indirecta, y aunque más difícil de ver, ella siempre está ahí.
Y dada la naturaleza de la biodiversidad, la manifestación de esta relación es
siempre local, producto de historias evolutivas y sociales únicas e
irrepetibles.
Las
actividades humanas, especialmente las productivas afectan negativamente a la
biodiversidad, lo que ha generado el más
importante (y quizá el menos conocido) de los cambios globales. Nunca antes en
la historia del planeta Tierra se ha constatado una tasa de pérdida de
biodiversidad como la que experimenta hoy el Antropoceno. Día a día son miles
las especies o ecosistemas que se degradan o desaparecen, lo que finalmente
deriva en la interrupción de la amplia (y todavía desconocida) variedad de
servicios que presta la biodiversidad. Esta pérdida conlleva riesgos a todo
negocio, y dada su naturaleza irreversible si no es manejada a tiempo termina
provocando el colapso no sólo de industrias específicas, sino de economías
completas. El desplome de la industria salmonera en el sur de Chile es un
ejemplo claro de esto. Pero no es el único. A la vez, la erosión del capital
natural reduce la oportunidad para desarrollar futuros negocios, así como de
innovar para mejorar los negocios existentes.
La crisis de la biodiversidad representa
riesgos para las empresas, en el ámbito operacional al reducir el acceso y
disponibilidad de insumos; en materia regulatoria ya que deben enfrentarse a
requerimientos más estrictos; y en términos financieros al enfrentarse a
mercados y acceso a financiamiento más exigentes en términos de gestión del
impacto sobre la biodiversidad. A la vez, una mala gestión de la biodiversidad
conlleva un alto riesgo reputacional, poniendo en peligro la licencia social
para operar. Todos estos riesgos, abordados de manera preventiva y con la
mirada adecuada, pueden ser transformados en oportunidades que aumenten la
competitividad.
A pesar que se reconoce el efecto
negativo que tienen los negocios sobre la biodiversidad, resta por desarrollar
y fortalecer mecanismos que desde la industria puedan reducir dicha pérdida, o
incluso revertirla. Este es efectivamente el desafío más crítico para lograr la
sustentabilidad: mantener y recuperar el capital natural a escala local. Este
desafío está siendo reconocido de manera explícita no sólo por los organismos
globales de conservación (por ejemplo Convenio de Diversidad Biológica, Uniónpara la Conservación de la Naturaleza), sino especialmente por organismos de
cooperación y desarrollo como la OCDE, o el International Finance Corporation del
Banco Mundial, quienes han desarrollado políticas explícitas que promueven y
solicitan la conservación de la biodiversidad por parte del mundo de los
negocios.
De particular relevancia resulta el
liderazgo que ha tomado la minería a nivel global en la adopción de políticas
de pérdida neta cero en biodiversidad, lo que está permitiendo la incorporación
de esta variable tempranamente en la planificación e implementación de proyectos.
Esta integración permite evitar y minimizar impactos sobre biodiversidad en los sitios de extracción, y
cuando ello no es posible, asumir la implementación de compensaciones óptimas (offsets) destinadas a restablecer la
biodiversidad perdida. Directrices explícitas para ejecutar estas políticas
están siendo evacuadas no sólo por compañías como Río Tinto o BHP, sino
fomentadas por organismos corporativos como el International Council for Miningand Metals.
Los gobiernos de la región, incluyendo Chile,
Perú, Colombia, Ecuador han comenzado a explorar y promover la compensación
óptima en biodiversidad, para que pueda ser realizada por compañías bajo el
sistema de evaluación de impacto ambiental. Este mecanismo ofrece la
posibilidad de acotar el impacto sobre la biodiversidad, diseñando una
estrategia para compensar dicho impacto por parte de la empresa.
El establecimiento de compensaciones
óptimas es un proceso en construcción, y que requiere la participación no sólo
del Estado, quien debe proveer una planificación nacional y regional de
ecosistemas y áreas o especies relevantes para la conservación, sino de las
empresas ejecutoras de proyectos. Ellas deben conocer del valor de la
biodiversidad en los sitios en que se emplazarán sus proyectos, no sólo en su
identidad (¿qué hay?), sino especialmente su funcionalidad (¿qué rol cumple?). Se
requiere para esto un conocimiento profundo de los sistemas naturales, el que
deberá ser provisto por científicos a lo largo y ancho de Chile. Las compañías
deberán planificar sus actividades minimizando la sobreposición entre operación
y biodiversidad de valor. Esto no sólo minimiza el riesgo innato que deriva de
un manejo deficiente del capital natural, sino que en general reduce costos de
operación, y minimiza conflictos con actores relevantes.
Wildlife Conservation Society (WCS) ha impulsado
el desarrollo de las compensaciones óptimas en el mundo, liderando el programa
Bussiness and Biodiversity Offsets PRogramme (BBOP). Corresponde éste a un
consorcio conformado por agencias globales de conservación, estados, empresas y
ONGs, el que ha desarrollado no sólo los conceptos, sino también la puesta en
práctica de las compensaciones óptimas.
En países de la Región como Colombia y Perú, además de Chile, WCS ha
apoyado al Ministerio de Medio Ambiente y compañías con el objetivo de dar a
conocer esta herramienta y de su valor para promover no sólo la conservación de
la biodiversidad, sino la sustentabilidad de las industrias de la Región. En
nuestro país, dada la distribución geográfica de la industria nacional, existen
condiciones ideales para el desarrollo de mecanismo de compensaciones óptimas
por sector incluyendo no sólo el minero, sino otros como el energético, vitivinícola,
o la salmonicultura en Patagonia. Ofreciendo un punto de encuentro que
permitiría equilibrar el desarrollo con la conservación en nuestro país. Y
aunque pueda resultar contradictorio, la oportunidad a las empresas nacionales
de liderar la conservación en las áreas de producción, que es donde finalmente
más necesidad se tiene de conservar el capital natural que las sostiene.
*Escrito por B Saavedra & C Silva. Publicado en Diario El Pulso, Julio 18, 2013
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