Dicen que los verdaderos autores llevan consigo una obsesión
y proclaman/transmiten/escriben de ella siempre. Desde distintas trincheras, Andrés ha sido un autor que ha
abordado el tema de los humedales chilenos desde hace años. No fue sorpresa por ello cuando conocí (y celebré!) la
realización del libro Humedales Costeros de Chile, cuando orgulloso (como
siempre!), Andrés Camaño compartía conmigo el estado de avance de este trabajo.
Un aporte más de su tema. Una obsesión… que para alegría
nuestra, se materializa hoy en este texto. El primero en su tipo, y valioso por
muchas más razones que el contenido específico de sus capítulos.
Objetivamente el trabajo que tenemos hoy disponible reúne
una parte importante de la información existente en torno a estos ecosistemas, en
una porción crítica de nuestro país. Repartidos en menos de medio millar de unidades, los
humedales costeros de Chile central son
el hábitat definitivo o de paso, de numerosas especies de plantas y animales, y
otras cosas. Algunas conspicuas como el cisne de cuello negro, o más discretas
como la malvita.
Tienen estos humedales una alta diversidad y complejas
historias. Sintetizan estos ecosistemas la cuenca en la que están
inmersos, conectan el mar y la tierra de manera discreta y permanente, y representan
islas de dulce agua, las que como cuentas de collar se descuelgan a lo largo de
la costa chilena, siendo de un extraordinario valor ecológico, económico y
social.
En terreno algunos de estos humedales son reconocidos como tal,
mientras que otros pasan desapercibidos ante peones y pajes. Ello a pesar que
su aporte al bienestar humano es enorme, pues además del agua dulce, ofrecen
una variedad de servicios tanto materiales como de los otros, críticos para
sostener a las poblaciones humanas y sus variadas actividades económicas.
El contenido de este libro es un esfuerzo por correr el velo
que ha cubierto estos ecosistemas por décadas, y será tarea de cada lector
encontrar allí la información que necesite. Más importante para mí hoy, es destacar aquellos aspectos menos
obvios y más subjetivos, que me parecen extraordinarios de este trabajo. Y que
considero representan lecciones que bien merecen la pena ser promovidas e
idealmente aprehendidas con su lectura.
En primer, lugar la génesis de esta obra se ha dado en un
espacio singular: aquel que se crea cuando la academia y la industria se reúnen
de manera positiva y proactiva. Bien sabido es que estos espacios de interacción positiva son
deseables y necesarios para avanzar, no sólo en la generación de conocimiento,
sino especialmente para la promoción y uso del mismo en el mundo verdadero. Aquel
que existe más allá de las aulas. Y que necesita nutrirse de razón para
resolver problemas tan diversos como urgentes.
El deseo de interacción es sin embargo una consigna que pocas
veces logra hacerse carne, y que en menos ocasiones aún, logra producir legados
tangibles a escala humana. Este libro de Humedales costeros, es un ejemplo concreto que
otro mundo es posible. Y que la construcción de ese universo (todavía paralelo) requiere
voluntad y capacidad. Ambas demostradas acá por Andrés y José Miguel, al reunir
en torno a un interés común, a más de una treintena de autores nacionales
provenientes no sólo de las mejores unidades académicas de Chile, sino de otras
esferas donde también hay talento e igualmente se aporta al proceso del conocimiento,
como puede ser el mundo público, consultoras, ONGs. Esta integración genera no
sólo inteligencia compartida, sino que abre otros espacios como la confianza,
fértil sustrato para la construcción de bien común.
En segundo lugar resulta significativo que este libro haya
sido gestado en el seno de la industria forestal, del cual Andrés forma parte.
Un pilar actual de la economía nacional, el que dada la naturaleza de nuestra legislación
ambiental y de la propia industria, se ha desarrollado al borde de esfuerzos más
organizados de regulaciones ambientales, como por ejemplo evaluaciones de
impacto ambiental. Sin estar obligada a nada, y por voluntad soberana, esta industria de la mano de Andrés Camaño ha
decidido ir por más. Ha resuelto romper barreras culturales, institucionales, y
fomentar el desarrollo de vínculos tan obvios como innovadores: como son la
generación de conocimiento científico al alero de la producción. Como es la
generación de valor compartido, al alero de la inversión. Como es la
construcción de un legado nacional al alero de utilidades de carácter privado.
Si otras inversiones millonarias en Chile, como lo es la inversión forestal de Arauco, siquiera remedaran el ejemplo entregado por esta industria e invirtieran en el desarrollo y fortalecimiento de investigaciones científicas, de formación de recursos en ciencias, de promoción del conocimiento científico, créanme que otro sol saldría para Chile y ciertamente existiría otra visión de ecosistemas críticos, como los son estos humedales que hoy nos convocan.
En tercer lugar debo destacar el intento que hace este libro
por llamar la atención sobre la gestión sustentable del capital natural que
sostiene nuestra economía, y más. Pero así como la acumulación de información
no necesariamente conlleva el desarrollo de la ciencia, de la misma forma la
asociación entre academia e industria no necesariamente resulta en gestión
sustentable.
La sostenibilidad es un objetivo que conlleva un nivel diferente de integración y complejidad, y que depende del entendimiento y aplicación de disciplinas críticas como puede ser la conservación de la biodiversidad (mi propia obsesión!), uno de cuyos objetivos fundamentales es planificar el desarrollo de actividades humanas considerando la mantención o enriquecimiento del capital natural del cual depende total y directamente.
Este libro aborda de manera somera temas relacionados a la gestión
sustentable, constituyendo un primer paso en dicho camino. Incluye aspectos
importantes como la identificación y caracterización de los humedales, el
estado de conservación de algunos de sus componentes, la presencia de áreas
protegidas, entre otras. Afortunadamente deja abierta la puerta para la realización
de su versión 2.0 la que debiera incluir de manera explícita la relación
humanos-humedales, así como la integración explícita a la gestión de la
industria la conservación de estos ecosistemas.
Desde Arica a Cabo de Hornos, día a día, grupos humanos diversos
se relacionan con humedales costeros y dependen de ellos. Desde pequeñas comunidades
hasta corporaciones gigantescas usan, abusan, toman decisiones o padecen las
decisiones de otros. Tal como hoy, gracias a este libro comenzamos a conocer
las bases ecológicas que caracterizan estos ecosistemas, esperamos mañana conocer
y entender estas relaciones. Y con ello cimentar una base realista y sólida
sobre la cual construir definitivamente su gestión sustentable.
Especialmente importante es el hecho que la gran mayoría de
estos ecosistemas carecen de protección oficial, y se encuentran inmersos en
mares de propiedades privadas, recibiendo de manera directa o indirecta las
decisiones de numerosos e ignorantes usuarios. Actividades clásicas como desarrollo
urbano, agrícolas o forestales, instalaciones industriales, son hoy día vistas
como amenaza a la conservación de estos humedales a lo largo de Chile. Y es justamente este espacio el que podría ser colonizado
por industrias relevantes, las que más fácil y efectivamente podrían aportar a
la conservación de estos ecosistemas, haciéndose cargo de la información que
hoy poseen, reconociendo su valor relativo y absoluto, y gestionando su propio desarrollo en torno a
la mantención y recuperación de estos vitales ecosistemas.
De la lectura de esta obra, debo destacar finalmente el
hecho que los humedales han sido la columna vertebral del poblamiento de nuestro
país. Cuando Chile no era Chile, ya los humedales costeros de Arica estaban siendo
ocupados por los Chinchorro, y probablemente refrescaban la frente de los artesanos
expertos en momificación. Más al sur, humedales como Quereo, El Yali, y tantos otros, sirvieron
de abrigo y fuente de materias primas, además de alegría y alimento a los
pobladores que por milenos pulularon las actuales costas nacionales.
Al menos 6000 años de historia in-interrumpida de
humanos-humedales. Miles de generaciones usando, conociendo, valorando, estos
refugios naturales. Este texto constituye un sólido y novedoso eslabón en este devenir. Pensando en el futuro, en los próximos 20, 50, 100 ó mil años,
cabe preguntarse cuáles son los desafíos que debemos asumir hoy día para pensar
en darle sostenibilidad no sólo a los humedales de la costa o las industrias
nacionales, sino para asegurar la persistencia de nuestras propias poblaciones.
Con este libro en la mano, siento que ya estamos transitando
esa ruta. Y espero que el espacio del conocimiento que hoy se ha generado,
sirva de campo fértil para continuar la siembra.
Que el ejemplo de Andrés y José Miguel pueda servir de
inspiración y modelo para los tantos otros intentos que son necesarios (desde
la academia, de la industria, del mundo público, desde las comunidades) para
construir ese futuro lejano. Que comienza hoy. Y que si seguimos este ejemplo,
probablemente no termine mañana. Felicitaciones! Y gracias.
*Comentario realizado hoy en la Universidad Católica de Chile, en la presentación del libro: Fariña JM & A Camaño (eds) (2012) Humedales costeros
de Chile. Editorial Universidad Católica de Chile, Santiago.