Año tras año, desde que tengo memoria, las celebraciones dieciocheras ensalzan los valores patrios, y los supuestos grupos humanos que mejor los ejemplifican. Los símbolos utilizados para resumir el compromiso y amor a nuestra tierra, usados y amasados por tantos cada año, parecen estar escritos con fuego en piedra, pues poco cambian, y poco se han enriquecido a través de los años que mi memoria cuenta.
Pero reflexionando a la sombra de un nuevo dieciocho, siento que hay tanto más que alabar, tantos más que honrar, y tantos otros valores que valen y deberían materializarse en símbolos de nuestro país. Hay tanta savia corriendo por las venas de Chile, tanta sangre nueva y necesaria para este cuerpo patrio, que bien vale la pena honrarla ahora y usarla para construir el nuevo país que necesitamos, sin tener que esperar que ella se derrame en alguna batalla final, para recién reconocer lo obvio: que proviene de héroes.
Y parte de esta fina sangre mana a borbotones en Tierra del Fuego, furiosamente oxigenada por los vientos de Patagonia. Y está contenida en gran parte en la gente que trabaja hoy tratando de construir un Chile diferente, que crezca sobre si mismo, su gente, su flora, su fauna, sus mares y cielos. Y que construya para volver a construir, no para agotar y abandonar.
Nosotros en Karukinka tenemos parte de estas gentes: entusiastas creadores, esforzados trabajadores, fantásticos soñadores. Hombres y mujeres que día a día conectan su energía con el proyecto de conservar esta parte del mundo, y de darle valor en pie a la maravillosa biodiversidad de la zona. Y de construir una cultura nueva, la de la conservación, que se yerga sobre tanta historia pasada, aprendiendo de ella y superando sus errores. Intentando rescatar lo mejor de nosotros mismos, dando valor a los valores menos comunes de este moderno mundo, para intentar torcer un poco la mano al (supuesto) destino.
Vengan nuevos símbolos para nuestra tierra! Variados como sus gentes, desafiantes como los desafíos que sabemos debemos enfrentar! Que nuevas y multicolores flores se sumen a las coronas de nuestras celebraciones patrias! Que provengan de tantos rincones de Chile, donde día a día, noche a noche, paso a paso, sus gentes moldean sus propias vidas y las de sus comunidades para transformar este paisito. Con cooperación, con confianza, con compromiso, con honestidad, con ganas, con miedo, pero con valor también.
Nosotros desde Tierra del Fuego ofrecemos Karukinka en esta nueva construcción. Es no sólo un escenario único y bello para montar el nuevo Chile, sino que sus gentes son un buen ramillete de los héroes que siendo gente común, hacen cosas extraordinarias día a día. Bien venga una tonada y un salud para ellos!
sábado, 24 de septiembre de 2011
sábado, 10 de septiembre de 2011
Tenemos el mar, el mar, el mar!....lo tenemos?
Pequeño territorio,
no pequeña nación;
suelo reducido,
inferior a las ambiciones
y a la índole heroica de sus gentes.
No importa:
¡Tenemos el mar..., el mar.... el mar ...!*
Hace años que estas palabras nadan en mi cabeza, yendo de un lugar a otro, sin rumbo, en una gustosa deriva cerebral. Pero desde ayer, luego de la visita que hice a la Estación de Investigaciones Costeras que tiene la Universidad Católica en Las Cruces (ECIM), el grito de la Mistral ha salido a flote del fondo de mi cabeza, para pegarse definitivamente en mi corteza. Y recordarme para siempre lo que pocos parecen saber: que Chile es mar. Que depende de él como pulmón del aire. Y que ningún futuro es posible si lo hacemos dándole la espalda.
Llegamos a Las Cruces para conocer uno de los pocos ejemplos en los que se puede seguir un círculo de texto: el cual parte con ciencia, llega a la política (la grande, no la chica), baja al mundo terrenal y fangoso del manejo, para luego regresar a la ciencia con más y mejores preguntas. Este camino ha estado liderado por años por Juan Carlos Castilla, y quien por los mismos años también, ha caminado acompañado y apoyado por decenas de investigadores, y otros seres mortales.
El ECIM está dirigido hoy día por Sergio Navarrete, quien con Miriam Fernández, lideran las investigaciones marinas que allí se realizan. Y viven en Las Cruces! La fonolita instalada hace décadas por Castilla, se ha transformado en una senda Estación Costera, que sirve de inspiradora aula para futuros biólogos marinos, y que recibe investigadores nacionales y de los otros, todo el año. Año tras año.
Referente y ejemplo mundial: de ciencias marinas, de investigaciones de calidad, de impacto social, y de futuro esplendor para nuestro olvidado mar. Modelo exitoso y atractivo. Hasta ahora no ha sido replicado en nuestro país. Y escasamente recibe un apoyo proporcional a la entrega acumulada, o a la entrega por venir.
Referente y ejemplo mundial: de ciencias marinas, de investigaciones de calidad, de impacto social, y de futuro esplendor para nuestro olvidado mar. Modelo exitoso y atractivo. Hasta ahora no ha sido replicado en nuestro país. Y escasamente recibe un apoyo proporcional a la entrega acumulada, o a la entrega por venir.
Un ejemplo único, aunque deseablemente repetible, que quisimos mostrar a gerentes ambientales de diversas industrias, los que participan en la Cátedra de Ciencias Ecológicas, Conservación y Desarrollo. Y de la mano de este grupo excepcional de maestros, disfrutamos de conceptos y pintarrojas. Nos maravillamos tanto de la moderna infraestructura como del huiro danzante. Conocimos del poder de la enseñanza del laboratorio húmedo como de la roca desnuda. Sentimos la sangre correr por las venas de los investigadores, con la misma fuerza que el Pacífico golpea nuestra costa.
Atisbamos al mismo tiempo el abismo abisal que nos espera: frío y muerto, si no nos embarcamos todos en la barca de la conservación marina. A la vez que vislumbramos las mil barcas posibles de armar para navegar esa ruta. Y las mil rutas que juntos podemos navegar para llegar al puerto de la conservación.
Atisbamos al mismo tiempo el abismo abisal que nos espera: frío y muerto, si no nos embarcamos todos en la barca de la conservación marina. A la vez que vislumbramos las mil barcas posibles de armar para navegar esa ruta. Y las mil rutas que juntos podemos navegar para llegar al puerto de la conservación.
El mensaje es claro: tenemos que invertir, planificar, e integrar acciones de investigación, manejo y protección en los mares de Chile. De Arica a Tierra del Fuego. De la costa continental hasta la Isla de Pascua. Articulando actores: pescadores, empresas, visitantes, estudiantes, todos y tanto más. Mano a mano. Todos usuarios valiosos de nuestro mar. La demostración está hecha: las consecuencias son buenas para todos. Para la vida del mar. Y para la vida humana toda…que vino y depende indiscutiblemente de la vida de nuestra madremar.
Larga vida al ECIM! Que su fuerza golpee nuestras vidas, una y otra vez con sus olas de ciencia, y que entre en nuestros cuerpos, bañando nuestros sueños de conservación y sosteniblidad marina por el tiempo que tardemos en hacerlos realidad!
*Gabriela Mistral (1924) Chile. En: Lectura para mujeres", México.
lunes, 5 de septiembre de 2011
Inversión en conservación: la urgencia de hoy para el Chile de mañana
Hace semanas que no escribo nada en mi blog. No comenté nada del extraordinario proceso en el que estoy participando, junto a un montón de científicos, ONGs, agentes del mundo público, los que hemos sido convocados por Leonel Sierralta del Ministerio de Medio Ambiente para avanzar en la conservación marina nacional. Un excelente ejemplo de integración y cooperación. No compartí nada del día que pasé en la Cumbre de Sustentabilidad, invitada por Guillermo Turner, entre ministros, ejecutivos de empresas, un público entusiasta y positivo, además de la famosa y desconocida Erin Brockovic. Ni tampoco pude poner en palabras el extraordinario viaje que hicimos con la Sociedad de Ecologia y la Red de la Alta Dirección de la UDD, a Tregualemu y Constitución, apoyados por Masisa y Arauco. Donde de la mano de Javier Simonetti vimos cómo es posible usar las plantaciones de pino y generar espacios que ayuden a la conservación de la extraordinaria biodiversidad de esa zona. Tampoco me animé a escribir nada cuando lanzamos un corto animado que espera promocionar la ecología y conservación del guanaco! Y que fue gozado por cientos de estudiantes en la austral ciudad de Punta Arenas.
La verdad es que no me he animado a nada, pues a pesar de todos los éxitos que día a día logramos, ellos se escurren entre los dedos como arena de playa, cuando constato que todavía estamos básicamente solos en este camino. Con recursos extraordinariamente reducidos, insuficientes para la magnitud de los desafíos e inconmesurablemente mínimos en comparación al retorno que nuestra labor tiene para Chile. Y sobre todo...veo cómo día a día perdemos oportunidades de integración, por no ver lo que la inversión en conservación ofrece no sólo para el que la hace, o para el que la recibe, sino para servir de motor de cambio, de espacio de cooperación, de gozo mutuo, y finalmente de bienestar para tantos, nacidos y sobre todo por nacer.
El proyecto que dirijo en Tierra del Fuego se llama Karukinka. Es el emprendimiento en conservación más grande de esta isla. Un esfuerzo gigante por tener presencia en esta zona de singular valor: ambiental, estratégico, geopolítico, social, entre tantos otros. Es único por su origen: fue una donación. Es único por sus objetivos de conservación: los bosques subantárticos más grandes y mejor conservados que existen en el mundo. Las turberas más grandes que existen en esta provincia. Un ensamble extraordinario de especies chilenas, singulares, amenazadas. Único por su visión de conservación: basada en ciencias y educación, comprometida e integrada con la comunidad local, que espera posicionar a Chile en el mapa global de la conservación.
Cada día hacemos esfuerzos extraordinarios para lograr nuestros objetivos. Con capacidad, convencimiento, pasión. Y avanzamos. Allí casi al fin del mundo, sentimos que "hacemos patria" en el sentido más moderno y profundo de la palabra: creando un mundo nuevo, sano, integrado, positivo, cooperativo, sostenible, bello. Pero podríamos hacer tanto más. Tanto mucho más! si sólo contáramos con un poco de apoyo financiero. Y si éste fuera nacional, sería tan grande el camino que se nos abriría a todos! Cómo mostrar eso. Cómo convencer a otros. Cómo poner ojos a quien está ciego a este mundo.
Karukinka está al sur de Tierra del Fuego. Y para llegar a ella debemos viajar entre 7-12 horas (dependiendo del clima) desde Punta Arenas. Tenemos dos bases (Vicuña y Lago Escondido), donde nuestros guardaparques y científicos desarrollan gran parte de su actividad. Básicamente tenemos tres vecinos, dispersos en casi 70 km a la redonda. Una comunidad incipiente, visionaria y tremendamente esforzada. En invierno la temperatura desciende por debajo de los -15 °C. El agua se congela. Generamos energía con un generador a petróleo, el cual debemos acarrear desde Porvenir, la única ciudad que existe en nuestro lado de la Isla, distante 4-5 hrs de Karukinka. Todo lo que comemos y usamos debemos traerlo por tierra, ya sea de Punta Arenas o Porvenir. Una lechuga en Karukinka resulta un lujo asiático, el que nos damos día a día, y nos permite mantener un contingente permanente de guardas y científicos colonizando estos verdes parajes. Tenemos dos camionetas que están al límite, las cuales son insuficientes y que deberíamos haber cambiado hace dos años...pero que todavía no hemos podido. Todo cuesta en promedio un 20-30% más caro que en el resto de Chile. Todos viajamos a Karukinka con ganas y esperanza cada vez que lo hacemos. Con ganas porque es un lugar maravilloso. Con esperanza, porque creemos que nuestro trabajo permitirá transformar este sitio en un legado para las futuras generaciones: no sólo el espacio físico, sino la forma de desarrollar desarrollo y de crear país.
Nuestro trabajo casi en su totalidad está financiado hoy día por dineros de filantropía proveniente de nuestra base, en EE.UU. Es poco. Y cada vez menos debido en gran parte a las sucesivas crisis globales, las que han mermado y llevado al mínimo fondos de inversión de donantes y propios. Nuestro desafío hoy es complementar eso con aportes nacionales, y abrazar este proyecto nacional, transformándolo en un destino para la inversión criolla. Y por qué esto? Porque sabemos que la conservación es fuente de desarrollo. Y que Chile está en esta senda. Y que el mundo privado nacional puede beneficiarse, tanto o más que el mundo público, invirtiendo en ella. Y porque sabemos que hoy día muchas empresas hacen inversiones como parte de sus programas RSE u otros, que sabemos podríamos transformar en inversiones con gran sentido y futuro. Y porque sabemos que las inversiones que hoy necesitamos son pequeñas. Minúsculas erogaciones en proporción a la retribución que deriva de sumarse a un proyecto como el nuestro. Y porque vemos tantas tantas tantas posibilidades de establecer alianzas estratégicas, variadas, diversas, positivas, creativas, estimulantes y sobre todo de ayudar a abrir el verdadero mundo de la conservación al gran sector privado nacional. Porque somos expertos en ello. Como pocos por ahora. Como espero muchos mañana.
Ejemplos de espacios para la cooperación tenemos muchos, casi se puede decir "a gusto del consumidor". Porque la conservación es así: diversa, variada, creativa. Nuestro Programa de Educación, con el que hemos abierto la puerta a los niños de Porvenir, Puerto Edén, y de Magallanes al mundo de la ciencia de la conservación, posicionándolos a nivel nacional e internacional, necesita una inversión de 20 mil dólares al año (el grueso, incluyendo salarios, lo ponemos nosotros). Con montos similares hemos generado materiales educativos escritos y audiovisuales, de carácter nacional, en castellano, cercanos a la gente, y hemos acercado a los niños de Magallanes al patrimonio natural más importante de esta parte del mundo. El que desconocían antes del nacimiento de Karukinka. Y al cual hoy aman y se sienten orgullosos de cuidar.
La costa Patagónica, una de las más grandes y ricas del mundo, nos baña y motiva para el desarrollo de nuestro Programa marino, el que tiene como desafío lograr la sostenibilidad de las industrias de la zona: pesca artesanal y turismo. Entre muchas otras cosas, realiza una expedición anual al Seno del Almirantazgo, fiordo ideal para desarrollar y poner a prueba modelos de conservación con desarrollo sostenible. Esta expedición tiene un costo de 30 mil dólares, la que nos ha permitido develar la extraordinaria fauna marina de esta zona, explorar el mar interior de Magallanes, y generar un espacio de integración y cooperación entre investigadores nacionales y extranjeros, que esperamos nos ayude a posicionar el área dentro de las prioridades nacionales de conservación costera. Cada año tenemos más socios involucrados en este proceso, y cada año es más difícil conseguir los fondos para emprender el viaje.
El sur de Tierra del Fuego es reconocidamente un área crítica para el desarrollo del turismo de intereses especiales. En Karukinka tenemos un Plan de Uno Público que hemos implementado sólo en sus fases más primarias. Hoy estamos literalmente peleando el aporte de 50 mil dólares para poder construir un sendero de 30 km en el Valle La Paciencia, el que esperamos sea un eje del Circuito Karukinka, una ruta de más de 500 km que permitirá recorrer la zona y admirar parte de los parajes más espectaculares del mundo, incluyendo: Cordillera Darwin, su costa, sus glaciares. Este Sendero es una pequeña inversión, un pequeño paso para construir un Destino Mundial para visitantes outdoor. Pero tenemos que convencer a quien nos da el dinero, que es un negocio. Constante y sonante. Hoy. Ahora. Y eso no es tan sencillo considerando que es un área remota, casi sin gente, que recibe un par de cientos de visitantes al año ... por ahora. La inversión que necesitamos hoy debe ser más flexible. Generosa no sólo en montos, sino también en plazos, en ideales y en paciencia!
Y como creemos que el desarrollo, así como la conservación, debe ser planificado en base a elementos objetivos, que puedan ser puestos a prueba, y que pueda ser mejorado cada vez, y es por ello que realizamos investigaciones diversas, que apoyan nuestro trabajo de restauración de Patagonia, de erradicación de castores, o de conservación de turberas (amenazadas por minería), o de investigaciones marinas, las que requieren unos pocos miles cada año. Y que nos permitirán realizar la erradicación más grande de especies exóticas del mundo, o la conservación de los humedales más importantes de esta parte del globo, o el desarrollo de mecanismos de extracción sostenible de recursos marinos, respectivamente. Todas y cada una, iniciativas de conservación de nivel mundial, que necesitan ser conocidas y apoyadas, pues muchas tendrán injerencia directa sobre las industrias del mañana, y que hoy son las sostienen la economía nacional.
Entregamos incluso una Beca, de menos de 5 mil dólares, la que permite apoyar jóvenes investigadores que trabajan en Tierra del Fuego. Y recibimos decenas de estudiantes en práctica y voluntarios. Y decenas más son rechazados, pues no damos abasto para todos ellos!
Todos estos son espacios esperando ser colonizados por socios nacionales. Inversiones menores, con potenciales grandes retornos, enormes beneficios tangibles y sobre todo intangibles. Todos nuestro programas educativos podrían ser blanco de empresas comprometidas con educación ambiental, las que trabajan a lo largo de Chile. Además de los productos específicos como libros u otros, Karukinka puede ser usado como destino de giras de trabajadores, sus hijos, de ejecutivos, espacio para la integración nacional, de goce estético, de energía de cambio.
Todo nuestro programa de conservación de turberas puede ser blanco de compensaciones en biodiversidad para la industria minera nacional. Inversiones mínimas para una industria millonaria, que ayudaría a mitigar problemas globales de balances de carbono, además de conservar el agua escasa en su industria, y escasa en el resto del planeta.
Y la conservación de nuestros bosques podría ser fácilmente blanco de inversiones en conservación hechas por la industria forestal nacional, la cual se construye mayoritariamente sobre especies exóticas. Karukinka podría ser su cara de conservación, de conservación de bosques nativos, complementaria a su producción. Ambas en una misma moneda llamada Chile.
Y por qué a industria pesquera y acuícola nacional no podría pensar en invertir en la conservación de los fiordos más importantes que existen en Patagonia, incluyendo el Seno del Almirantazgo? O la exitosísima Banca nacional no podría invertir en desarrollar aquí un negocio sustentable de turismo y de pesca? Una inversión futura, un negocio del siglo XXI?
Y vemos un espacio enorme para la inversión de industrias outdoor, de energías alternativas, de construcción para zonas extremas, quienes podrían usar Karukinka como un gran laboratorio natural para probar y promocionar sus productos, ayudando a construir este Destino, haciendo que el norte de los visitantes del mundo sea Patagonia Sur. Por qué no adoptar un Sendero en Karukinka, construirlo, proveerlo de materiales de promoción, por 3 mil dólares aportar con un módulo a los refugios que debemos disponer en estos senderos, para asegurar calor y vida a turistas, investigadores y estudiantes, y que cual módulos espaciales, debemos llevar al medio de este universo natural. Cápsulas de vida. Pasos hacia el futuro.
Todas invitaciones a conocer, a romper el hielo, a comenzar a saber, a preguntar, a mirar al sur. Vemos tantas posibilidades! Tenemos tanto que ofrecer! Y así como nosotros, muchos otros que hacen conservación a lo largo de Chile. Todos esperamos poder llegar a la persona correcta, a tocar su corazón, su cabeza y lograr que su bolsillo vea y apoye esta inversión que es necesaria y beneficiosa. Necesitamos abrir estos canales de cooperación, que nos ayuden a transportar el agua fresca y limpia de la conservación, dejarla correr por las venas de nuestro país, que bañe nuestros cuerpos y nos permita refrescar el alma para transitar nuevos caminos. Para construir futuros. Para fortalecer relaciones. Para crear destinos: positivos, cooperativos, bellos.
La verdad es que no me he animado a nada, pues a pesar de todos los éxitos que día a día logramos, ellos se escurren entre los dedos como arena de playa, cuando constato que todavía estamos básicamente solos en este camino. Con recursos extraordinariamente reducidos, insuficientes para la magnitud de los desafíos e inconmesurablemente mínimos en comparación al retorno que nuestra labor tiene para Chile. Y sobre todo...veo cómo día a día perdemos oportunidades de integración, por no ver lo que la inversión en conservación ofrece no sólo para el que la hace, o para el que la recibe, sino para servir de motor de cambio, de espacio de cooperación, de gozo mutuo, y finalmente de bienestar para tantos, nacidos y sobre todo por nacer.
El proyecto que dirijo en Tierra del Fuego se llama Karukinka. Es el emprendimiento en conservación más grande de esta isla. Un esfuerzo gigante por tener presencia en esta zona de singular valor: ambiental, estratégico, geopolítico, social, entre tantos otros. Es único por su origen: fue una donación. Es único por sus objetivos de conservación: los bosques subantárticos más grandes y mejor conservados que existen en el mundo. Las turberas más grandes que existen en esta provincia. Un ensamble extraordinario de especies chilenas, singulares, amenazadas. Único por su visión de conservación: basada en ciencias y educación, comprometida e integrada con la comunidad local, que espera posicionar a Chile en el mapa global de la conservación.
Cada día hacemos esfuerzos extraordinarios para lograr nuestros objetivos. Con capacidad, convencimiento, pasión. Y avanzamos. Allí casi al fin del mundo, sentimos que "hacemos patria" en el sentido más moderno y profundo de la palabra: creando un mundo nuevo, sano, integrado, positivo, cooperativo, sostenible, bello. Pero podríamos hacer tanto más. Tanto mucho más! si sólo contáramos con un poco de apoyo financiero. Y si éste fuera nacional, sería tan grande el camino que se nos abriría a todos! Cómo mostrar eso. Cómo convencer a otros. Cómo poner ojos a quien está ciego a este mundo.
Karukinka está al sur de Tierra del Fuego. Y para llegar a ella debemos viajar entre 7-12 horas (dependiendo del clima) desde Punta Arenas. Tenemos dos bases (Vicuña y Lago Escondido), donde nuestros guardaparques y científicos desarrollan gran parte de su actividad. Básicamente tenemos tres vecinos, dispersos en casi 70 km a la redonda. Una comunidad incipiente, visionaria y tremendamente esforzada. En invierno la temperatura desciende por debajo de los -15 °C. El agua se congela. Generamos energía con un generador a petróleo, el cual debemos acarrear desde Porvenir, la única ciudad que existe en nuestro lado de la Isla, distante 4-5 hrs de Karukinka. Todo lo que comemos y usamos debemos traerlo por tierra, ya sea de Punta Arenas o Porvenir. Una lechuga en Karukinka resulta un lujo asiático, el que nos damos día a día, y nos permite mantener un contingente permanente de guardas y científicos colonizando estos verdes parajes. Tenemos dos camionetas que están al límite, las cuales son insuficientes y que deberíamos haber cambiado hace dos años...pero que todavía no hemos podido. Todo cuesta en promedio un 20-30% más caro que en el resto de Chile. Todos viajamos a Karukinka con ganas y esperanza cada vez que lo hacemos. Con ganas porque es un lugar maravilloso. Con esperanza, porque creemos que nuestro trabajo permitirá transformar este sitio en un legado para las futuras generaciones: no sólo el espacio físico, sino la forma de desarrollar desarrollo y de crear país.
Nuestro trabajo casi en su totalidad está financiado hoy día por dineros de filantropía proveniente de nuestra base, en EE.UU. Es poco. Y cada vez menos debido en gran parte a las sucesivas crisis globales, las que han mermado y llevado al mínimo fondos de inversión de donantes y propios. Nuestro desafío hoy es complementar eso con aportes nacionales, y abrazar este proyecto nacional, transformándolo en un destino para la inversión criolla. Y por qué esto? Porque sabemos que la conservación es fuente de desarrollo. Y que Chile está en esta senda. Y que el mundo privado nacional puede beneficiarse, tanto o más que el mundo público, invirtiendo en ella. Y porque sabemos que hoy día muchas empresas hacen inversiones como parte de sus programas RSE u otros, que sabemos podríamos transformar en inversiones con gran sentido y futuro. Y porque sabemos que las inversiones que hoy necesitamos son pequeñas. Minúsculas erogaciones en proporción a la retribución que deriva de sumarse a un proyecto como el nuestro. Y porque vemos tantas tantas tantas posibilidades de establecer alianzas estratégicas, variadas, diversas, positivas, creativas, estimulantes y sobre todo de ayudar a abrir el verdadero mundo de la conservación al gran sector privado nacional. Porque somos expertos en ello. Como pocos por ahora. Como espero muchos mañana.
Ejemplos de espacios para la cooperación tenemos muchos, casi se puede decir "a gusto del consumidor". Porque la conservación es así: diversa, variada, creativa. Nuestro Programa de Educación, con el que hemos abierto la puerta a los niños de Porvenir, Puerto Edén, y de Magallanes al mundo de la ciencia de la conservación, posicionándolos a nivel nacional e internacional, necesita una inversión de 20 mil dólares al año (el grueso, incluyendo salarios, lo ponemos nosotros). Con montos similares hemos generado materiales educativos escritos y audiovisuales, de carácter nacional, en castellano, cercanos a la gente, y hemos acercado a los niños de Magallanes al patrimonio natural más importante de esta parte del mundo. El que desconocían antes del nacimiento de Karukinka. Y al cual hoy aman y se sienten orgullosos de cuidar.
La costa Patagónica, una de las más grandes y ricas del mundo, nos baña y motiva para el desarrollo de nuestro Programa marino, el que tiene como desafío lograr la sostenibilidad de las industrias de la zona: pesca artesanal y turismo. Entre muchas otras cosas, realiza una expedición anual al Seno del Almirantazgo, fiordo ideal para desarrollar y poner a prueba modelos de conservación con desarrollo sostenible. Esta expedición tiene un costo de 30 mil dólares, la que nos ha permitido develar la extraordinaria fauna marina de esta zona, explorar el mar interior de Magallanes, y generar un espacio de integración y cooperación entre investigadores nacionales y extranjeros, que esperamos nos ayude a posicionar el área dentro de las prioridades nacionales de conservación costera. Cada año tenemos más socios involucrados en este proceso, y cada año es más difícil conseguir los fondos para emprender el viaje.
El sur de Tierra del Fuego es reconocidamente un área crítica para el desarrollo del turismo de intereses especiales. En Karukinka tenemos un Plan de Uno Público que hemos implementado sólo en sus fases más primarias. Hoy estamos literalmente peleando el aporte de 50 mil dólares para poder construir un sendero de 30 km en el Valle La Paciencia, el que esperamos sea un eje del Circuito Karukinka, una ruta de más de 500 km que permitirá recorrer la zona y admirar parte de los parajes más espectaculares del mundo, incluyendo: Cordillera Darwin, su costa, sus glaciares. Este Sendero es una pequeña inversión, un pequeño paso para construir un Destino Mundial para visitantes outdoor. Pero tenemos que convencer a quien nos da el dinero, que es un negocio. Constante y sonante. Hoy. Ahora. Y eso no es tan sencillo considerando que es un área remota, casi sin gente, que recibe un par de cientos de visitantes al año ... por ahora. La inversión que necesitamos hoy debe ser más flexible. Generosa no sólo en montos, sino también en plazos, en ideales y en paciencia!
Y como creemos que el desarrollo, así como la conservación, debe ser planificado en base a elementos objetivos, que puedan ser puestos a prueba, y que pueda ser mejorado cada vez, y es por ello que realizamos investigaciones diversas, que apoyan nuestro trabajo de restauración de Patagonia, de erradicación de castores, o de conservación de turberas (amenazadas por minería), o de investigaciones marinas, las que requieren unos pocos miles cada año. Y que nos permitirán realizar la erradicación más grande de especies exóticas del mundo, o la conservación de los humedales más importantes de esta parte del globo, o el desarrollo de mecanismos de extracción sostenible de recursos marinos, respectivamente. Todas y cada una, iniciativas de conservación de nivel mundial, que necesitan ser conocidas y apoyadas, pues muchas tendrán injerencia directa sobre las industrias del mañana, y que hoy son las sostienen la economía nacional.
Entregamos incluso una Beca, de menos de 5 mil dólares, la que permite apoyar jóvenes investigadores que trabajan en Tierra del Fuego. Y recibimos decenas de estudiantes en práctica y voluntarios. Y decenas más son rechazados, pues no damos abasto para todos ellos!
Todos estos son espacios esperando ser colonizados por socios nacionales. Inversiones menores, con potenciales grandes retornos, enormes beneficios tangibles y sobre todo intangibles. Todos nuestro programas educativos podrían ser blanco de empresas comprometidas con educación ambiental, las que trabajan a lo largo de Chile. Además de los productos específicos como libros u otros, Karukinka puede ser usado como destino de giras de trabajadores, sus hijos, de ejecutivos, espacio para la integración nacional, de goce estético, de energía de cambio.
Todo nuestro programa de conservación de turberas puede ser blanco de compensaciones en biodiversidad para la industria minera nacional. Inversiones mínimas para una industria millonaria, que ayudaría a mitigar problemas globales de balances de carbono, además de conservar el agua escasa en su industria, y escasa en el resto del planeta.
Y la conservación de nuestros bosques podría ser fácilmente blanco de inversiones en conservación hechas por la industria forestal nacional, la cual se construye mayoritariamente sobre especies exóticas. Karukinka podría ser su cara de conservación, de conservación de bosques nativos, complementaria a su producción. Ambas en una misma moneda llamada Chile.
Y por qué a industria pesquera y acuícola nacional no podría pensar en invertir en la conservación de los fiordos más importantes que existen en Patagonia, incluyendo el Seno del Almirantazgo? O la exitosísima Banca nacional no podría invertir en desarrollar aquí un negocio sustentable de turismo y de pesca? Una inversión futura, un negocio del siglo XXI?
Y vemos un espacio enorme para la inversión de industrias outdoor, de energías alternativas, de construcción para zonas extremas, quienes podrían usar Karukinka como un gran laboratorio natural para probar y promocionar sus productos, ayudando a construir este Destino, haciendo que el norte de los visitantes del mundo sea Patagonia Sur. Por qué no adoptar un Sendero en Karukinka, construirlo, proveerlo de materiales de promoción, por 3 mil dólares aportar con un módulo a los refugios que debemos disponer en estos senderos, para asegurar calor y vida a turistas, investigadores y estudiantes, y que cual módulos espaciales, debemos llevar al medio de este universo natural. Cápsulas de vida. Pasos hacia el futuro.
Todas invitaciones a conocer, a romper el hielo, a comenzar a saber, a preguntar, a mirar al sur. Vemos tantas posibilidades! Tenemos tanto que ofrecer! Y así como nosotros, muchos otros que hacen conservación a lo largo de Chile. Todos esperamos poder llegar a la persona correcta, a tocar su corazón, su cabeza y lograr que su bolsillo vea y apoye esta inversión que es necesaria y beneficiosa. Necesitamos abrir estos canales de cooperación, que nos ayuden a transportar el agua fresca y limpia de la conservación, dejarla correr por las venas de nuestro país, que bañe nuestros cuerpos y nos permita refrescar el alma para transitar nuevos caminos. Para construir futuros. Para fortalecer relaciones. Para crear destinos: positivos, cooperativos, bellos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)