lunes, 27 de junio de 2011

Recuerdos del futuro, la conservación que hacemos hoy en Tierra del Fuego

Vi ayer un impactante documental realizado por Werner Herzog: The Cave of the forgotten Dreams. Escrito, narrado y dirigido por Herzog, es un viaje en el tiempo a la Cueva Chauvet Pont d'Arc, el registro más antiguo de arte que existe, el que muestra un ensamble de animales diversos y hoy misteriosos, pero que hace 35.000 años eran fuente de gloriosa inspiración a los artistas paleolíticos de la zona.

Leones, mamuts, rinocerontes, osos, caballos, y ciertamente humanos convivían en esta zona, en medio de un período glacial, con escasas zonas habitables. Unos a otros se miraban, temían y seguramente respetaban. La mayoría de ellos no existe hoy, y llegan a nuestros ojos por una casualidad tan única como el big bang, o la aparición de la vida en la tierra. Herzog como en mucha de su obra, muestra personajes que enfrentan a la naturaleza, pero que al final se rinden ante ella. Aquí los personajes son anónimos, pero la fuerza de madre natura es tan abrumadora que aturde.

La Cueva descubierta hace unos pocos años, ha sido protegida para su preservación futura. Abierta virtualmente al público, ofrece una exquisita ventana al pasado, la que Herzog con maestría transforma en un cordón umbilical a nuestra madre naturaleza. Una madre viva, salvaje, musical, protectora, que incluso fue capaz de velar el sueño de este hijo por más de 30.000 años, y para fortuna nuestra, despertarlo ante nuestros ojos. Y mientras Herzog se pregunta por los sentimientos más íntimos que motivaron a los artistas de Chauvet Pont d'Arc, yo me transporto a Karukinka, el área protegida que es nuestro blanco y herramienta para la conservación al sur de Tierra del Fuego.

Mientras la luz de Herzog develaba las creencias más íntimas de estos seres paleolíticos, sentía yo el frío en mi cara, y pensaba en el sur del sur donde existe uno de los parajes más sobrecogedores de nuestro país. Siento su belleza verde y fría, su vastedad, su soledad, su poder y su mística. Pensaba en las personas que pintaron los increíblemente bellos animales en Chauvet, y de cómo hoy podemos tenerlos a la mano...sentir sus cascos y el viento golpear sus cabezas. El mismo viento que golpea nuestras caras en Tierra del Fuego siempre...

Pienso que Karukinka  es una obra de arte toda, colorida, viva como lo estuvo  en su momento Chauvet. Un paisaje único en Chile, con una historia tan poderosa como sobrecogedora. No somos artistas, pero sentí que nuestra tarea de conservar estos parajes, era lo más cercano que podríamos estar del arte. Y siento que tal como los pintores anónimos de Chauvet, podríamos pensar en 35000 años en el futuro, y ver Karukinka todavía viva, intacta, verde, fría y rebosante de fuerza y poderío. Y siento que sólo seremos capaces de llevar Karukinka al futuro si logramos hacer bien nuestra tarea de conservación hoy... y anónimamente pintarla con arte, magia y sabiduría, como estoy segura los artistas del pasado pintaron las hermosas bestias de Chauvet.


miércoles, 22 de junio de 2011

Shile necesita más ecólogos!

Estoy trabajando en mi oficina, está nublado y hace frío. En unas pocas horas de la mañana he abordado tres temas críticos: invasión de castores, conservación de turberas y conservación marina. En cada caso gestionando actividades relevantes por su efecto inmediato o proyección para el país: el proyecto de erradicación binacional de castores, un proyecto GEF para conservación de turberas, un Taller binacional de turberas para fin de año, una propuesta para el Ministerio de Medio Ambiente para que podamos identificar y definir las áreas de la costa de Chile que deberían ser protegidas, y un programa en el que queremos crear un espacio web de análisis y difusión del conocimiento e importancia para la conservación de la biodiversidad costera en las costas de Patagonia.

Estoy además trabajando con mis socios de Punta Arenas para responder a una invitación que nos hicieran desde Tierra del Fuego y hacer un programa de Educación Ambiental para jóvenes de Porvenir en riesgo. Queremos llevarlos a Karukinka, e inspirarlos con la conservación y la vida outdoor. También estamos pedaleando, para poder sacar adelante la fase 1 de un proyecto InnovaChile de Corfo, con el que esperamos construir un sendero en el Valle la Paciencia en Tierra del Fuego, y nos permita generar un espacio inexistente hasta hoy día, para que la gente pueda llegar a esta zona, valorar su importancia para la conservación, y poder abrir este espacio a las ciencias, educación y el turismo para la conservación. Tenemos que convencer a Corfo que es importante y que es un negocio, y para eso hemos pedido apoyo a todos los que están directa o directamente involucrados con el turismo en la zona, como Cámara de Turismo, Cristián Donoso, Lodge Lago Deseado, y otros.

Me están pidiendo desde el Consejo de la Cultura un documento que muestre el valor de Magallanes para el turismo cultural. Y con Carmen Espoz de la Universidad Santo Tomás, estamos viendo las prioridades de conservación y las acciones críticas que hay que hacer en el sitio Bahía Lomas, un humedal costero de relevancia mundial, que queda en Tierra del Fuego. Más encima he enviado esta mañana, un documento que elaboramos respecto de la amenaza de invasión de ciervo colorado en Tierra del Fuego, el que espera llamar la atención sobre un inminente desastre ambiental en la isla.

En esta mañana me he comunicado con Suecia, Argentina, Estados Unidos, España, Nueva Zelandia, además de Santiago y Punta Arenas, para poder delinear proyectos, buscar agencias de financiamiento, pedir ayuda al gobierno. Todo con el objetivo de hacer avanzar el conocimiento y valoración de la biodiversidad nacional, y de favorecer el entendimiento general que la biodiversidad es crítica para el bienestar humano.

También estoy viendo un Programa de lujo que estamos haciendo con el Ministerio de Medio Ambiente, la Red de la Alta Dirección de la Universidad del Desarrollo y la Sociedad de Ecología de Chile, con el objetivo de mostrar a altos ejecutivos nacionales, ejemplos bellos y positivos sobre cómo la incorporación de las ciencias ecológicas en las prácticas industriales, no sólo agrega valor, sino que promueve la conservación del patrimonio natural chileno.

Y para más remate! estoy escribiendo este posteo, pues escribiendo a Patricio Camus (quien también está metido en mil cosas relevantes), me di cuenta que en realidad lo que nos hace falta es tener más ecólogos y ecólogas nacionales, activamente trabajando en mil partes: reparticiones, empresas públicas y privadas, ONGs y todos los espacios en donde sea necesario vincular la biodiversidad y las actividades que  desarrollamos los humanos! Todos a quienes conozco que trabajan en ecología y especialmente en conservación, están sobresaturados de trabajo. No sólo producto de su entusiasmo, sino por compromiso y por la magnitud de las necesidades!

Así como sabemos que necesitamos médicos especialistas, profesores de calidad, técnicos de alto nivel, también necesitamos ecólogos que puedan abordar todos los problemas relacionados con la gestión de la biodiversidad y los recursos naturales de este país, léase investigaciones, educación, inventarios, catastros, proyectos específicos, a escala nacional, regional, comunal, en empresas, parques, playas, áreas públicas, urbanas, campos agrícolas, plantaciones de pino, y todo lo que no puedo nombrar! Ecólogos y ecólogas puedan aportar con una mirada sistémica, integrada y científica, que contribuyan para avanzar en la visualización y resolución de los múltiples problemas que tenemos en Shile! muchos de ellos críticos para lograr la sustenabilidad! que no es otra cosa, que pensar que podríamos estar aquí mañana!

martes, 21 de junio de 2011

Tierra del Fuego... y del viento... y de tantos ejemplos!

Llegar al sur de Tierra del Fuego no es fácil, y mucho menos es llegar para tratar de hacer cosas nuevas! El proyecto Vientos de Cambio, que estamos haciendo con apoyo de Disney y liderado por la Universidad Técnica Federico Santa María, de Valparaíso, ocurre al sur de Tierra del Fuego, en una comuna que se llama Timaukel, igual que el Dios más importante de los Selk’nam, el pueblo que alguna vez vivió en estas frías tierras.  
En la comuna de Timaukel hay pocas personas, casi 500 en total, las que viven dispersas en las muchas estancias del lugar. El poblado más grande es Villa Cameron, una bella quebrada que da al mar, en la Bahía Inútil, y donde viven cerca de 60 personas. En la Escuela de este lugar, es donde nosotros trabajamos este proyecto, y lo hicimos con el apoyo y entusiasmo de todos los estudiantes y sus profesoras. 
Para llegar a Villa Cameron partimos desde la ciudad de Punta Arenas, que queda al sur de América del Sur, al lado norte del Estrecho de Magallanes en Chile. Desde allí cruzamos hacia el sur en un transbordador que nos llevó hacia la ciudad de Porvenir, la más importante en el lado chileno de Tierra del Fuego, con cerca de 6000 habitantes. El viaje por mar es bello, muy movido a veces, pero siempre el Estrecho te brinda lindas vistas de aves, delfines, pingüinos y los cielos más espectaculares de Patagonia.
El cruce del Estrecho dura un par de horas, y luego debemos seguir más al sur, bordeando la bella Bahía Inútil, en un viaje de encanto, donde se cruza la mitad de la isla y se conoce la estepa patagónica: grandes extensiones planas de zonas con pastizales, las que han sido usadas por decenas de años para la crianza de ovejas. El camino está casi vació de gente, pero lleno de animales como guanacos, flamencos, zorros, caranchos, cóndores, cururos. Ovejas se ven por montones, y de vez en cuando, un gaucho montado en su caballo y acompañado por su perro. 
Luego de otras 3 horas más de viaje, llegamos a Villa Cameron, que es una bella quebrada en medio de esta estepa, a orillas de la Bahía Inútil, donde parece que el tiempo se hubiese detenido, y la locura y apuro del mundo moderno parecen una verdadera locura. Esta Villa tiene una pequeña escuela llamada Ignacio Carrera Pinto, que estuvo cerrada un tiempo, pero que fue reabierta para recibir a 11 niños chilenos y ayudarlos a aprender las cosas que se aprenden en las escuelas! 
Son chicos bellos, que cursan diferentes niveles, pero todos juntos. Están los más chiquitos, de primer año, que son Sofía, Francisca, Cristóbal y Josttin. En el Tercer Nivel sólo está Janni, mientras que el Cuarto Nivel, incluye a Erwin, Catalina, Fernanda y Constanza. En el nivel más alto, el Octavo, sólo está Nicolás! Que con sus 13 años, es el más “viejo” de todos los compañeros! Son todos los niños de la comuna, y en su mayoría son hijos de trabajadores de estancias o de las personas que prestan servicios en la posta y el jardín infantil, que son cargos municipales.
Sus maestras: Silvana Díaz Rodríguez, Paola Moya y Esmerita Ruiz Romero, se las arreglan para dar todas las clases necesarias, armar barullo y hacer que esta Escuela parezca un gran centro educativo, entregando entusiasmo y ganas, cada día de clases! Ellas estaban muy contentas con el Taller que hicimos, y desde el primer minuto agradecieron que WCS y la Universidad hubiesen decidido realizar esta actividad allí. Porque son pocos, muy pocos, los que se entusiasman con llegar tan lejos. Y menos, los que se entusiasman con hacer alguna actividad conjunta.

Para la Directora, es muy relevante que los niños puedan tener contacto con experiencias educativas como esta, a temprana edad. Ella cree que esto ayuda a que los chicos puedan ir transformando sus mentes, abriéndose a buenas ideas. A utilizar recursos naturales que causen el menor impacto ambiental posible. Si ellos lo comprenden muy bien ahora, seguro que eso influirá en lo que piensen a futuro al respecto.
Los niños de Villa Cameron tienen “fácil” acceso a la Escuela, ya que viven dentro de la Villa o en la estancia vecina. Erwin por ejemplo, vive a unos 15 minutos en vehículo y llega todos los días trasladado por un vehículo municipal. Luis, de 8° vive en la Estancia Darwin, más al sur de la Villa, a unas 2 horas en vehículo, por un camino bastante barroso y complicado. Él debe permanecer durante la semana en Villa Cameron y puede volver a casa sólo por el fin de semana. Constanza y Catalina de 4° y Francisca de 1° también viven a unos 20 minutos al sur de Villa Cameron. Estas distancias parecen no ser largas, pero en general las condiciones de la ruta son malas lo que hace su traslado difícil. Sobre todo en invierno, cuando hay mucha nieve y todo está escarchado. Cubierto de una capa  de hielo resbalosa y a veces mortal.

Para los niños de Villa Cameron la Escuela es su lugar de  entretención, donde pueden compartir con más gente, además que permanecen gran parte del día allí y sólo regresan a sus hogares en la tarde. De hecho en gran parte del año, salen de sus casas de noche y regresan cuando también ya está oscuro, en la tarde. Porque no hay cultura de outdoor, ni infraestructura que lo promocione, los niños viven una vida bastante sedentaria en Tierra del Fuego. La mayoría de las actividades transcurren en espacios cerrados. Sólo algunos niños colaboran en el trabajo de sus padres, que está relacionado con la ganadería, y entonces salen y visitan los campos de ovejas. Pero eso sólo pasa cuando las condiciones climáticas lo permiten, que no es muy frecuente!

Nosotros llegamos a la Escuela en Abril, en un día frío, como casi todos los días de Villa Cameron. Nuestro objetivo era trabajar con los niños en un Taller Manual, y también en instalar una de las turbinas eólicas del proyecto de Disney for Change. Toda la escuela estaba allí. Completa! Los once niños y sus profesoras! Y nosotros! Se juntó un grupo grande!
Realizamos primero una charla en donde hablamos de los diferentes tipos de energías limpias que existen en el mundo y la importancia que ellas tienen para mantener el mundo futuro. Alejandra Cortéz, experta en el tema, se centró en hablar de la energía eólica, y de cómo la fuerza del viento podría ser una fuente limpia de energía, y dar luz y más, por mucho tiempo.
Imaginamos y dibujamos todas las cosas que el viento puede mover, como globos, ropa, pelos, flores, bolsas, y más! Las dibujamos de colores y con ganas, pues en Tierra del Fuego el viento está en todas partes. Y se ve y se siente siempre. No es invisible, pues está siempre allí. No es un invitado de invierno, sino un compañero muy ruidoso todo el año.
Pero luego de dibujar vino lo más entretenido, pues armamos turbinas eólicas, para que ver cómo el viento se transforma de viento en luz. Las hicimos con pequeñas botellas plásticas, de las bebidas, y les pusimos una hélice y una pequeña turbina. Y por supuesto incluimos una pequeña lucecita roja! Un semáforo para que nos mostrara cómo funcionaba la cosa! Cada niño armó su propia turbina, para luego llevársela a casa y compartirla con su familia. Uno de los más pequeños, de primer año, era muy habiloso, y pudo armar su turbina sin mucho problema. De hecho, fue uno de los primeros en terminar, siendo que no tenía más de 8 años! Un pequeño ingeniero eólico fueguino había nacido!
Todos quedaron extasiados al ver que al mover el remolino se prendía la pequeña luz roja, y quedaba demostrado que habían hecho un excelente trabajo! Pero teníamos  que mostrar que el viento era nuestro amigo, y por eso salimos al patio para que las turbinas se movieran con el viento, pero oh! Que gran sorpresa! Justo ese día no había viento! Una cosa rara en Tierra del Fuego! Fue como un chiste ambiental! Pero los niños fueguinos saben cómo enfrentar la adversidad, y comenzaron a correr con las turbinas, transformándose ellos en viento  y haciendo que sus turbinas funcionaran y prendieran las luces rojas!
El pequeño habiloso, decía que iba a enterrar su turbina fuera de su casa, justo en la entrada, para que cuando hubiera viento se prendiera la luz y diera la bienvenida a las visitas. Los chicos quedaron felices con su trabajo, y entusiasmados de ver cómo funcionaba en grande. Entonces nosotros salimos y comenzamos a trabajar en la instalación de la turbina grande.  
Pablo Sills, el jefe del proyecto, es un arquitecto experto en el tema. Un gran entusiasta de la arquitectura sustentable y un gran profesor. Él fue el que compró y trajo la turbina a Tierra del Fuego y el que sabe todos sus secretos. Lo primero que hizo fue mostrar las piezas a los chichos, contándoles qué era cada una y para qué servía. Les mostró cómo iba a estar conectada a las baterías y cómo iban a permitir encender un set de luces que instalaríamos dentro de la escuela. Conversamos mucho con los chicos y ellos compartían sus propias experiencias. 
Uno de los más grandes, Erwin que vive en una estancia, se quedó un buen rato conversando sobre las turbinas. Él conocía de esto, pues tenía en su casa paneles solares. Entendía muy bien la importancia de esto,  pues  así no contaminaba como los motores típicos. Ya sabía del uso de molinos de viento, pero al armar su propia turbina, pudo entender muy buen cómo funcionaban.
A las cinco de la tarde, los chicos tuvieron que volver a sus casas. Se fueron contentos, cada uno afirmado de su pequeña turbina. Y cada uno sabiendo de la fuerza del viento que todos los días veían, y de cómo transformarla en luz para sus días. Algunos de ellos, volvieron luego de tomar el té a mirar cómo continuaba nuestro trabajo.
Eran más de las siete de la tarde y nosotros todavía no terminábamos, pues debíamos concluir la instalación de la turbina. Nos tomó todo el día. Finalmente lo logramos! Y paramos la turbina grande de la escuela, que era muy importante para la Directora, pues en Villa Cameron es muy frecuente que se corte la luz, ya que el generador que tienen es viejo y con poco mantenimiento. Entonces deja de funcionar y los chicos de la Escuela quedan a oscuras. Y esto es muy evidente en Tierra del Fuego, pues en invierno, la luz del día dura muy poco, y deben hacer todas sus clases con luz artificial. En pleno invierno, amanece cerca de las 9 de la mañana, pero ya las 4 de la tarde, la Escuela y todo el resto de la Isla, están a oscuras!
Ahora, que la turbina está instalada, los chicos de la Escuela, son los únicos en la Villa Cameron que cuentan con luz para trabajar cuando se estropea el generador! Y se juntan entonces en la sala común, y hablan, leen, juegan, o simplemente imaginan al resto del mundo, y se sienten más cerca, conectados con el resto de los niños del globo! Ellos sienten la magia de ver el salón alumbrado con una simple turbina que está afuera, en el patio y que además conocen perfectamente cómo funciona!
Sabemos que los chicos se entretuvieron mucho con nuestro taller, y que descubrieron cómo un recurso natural que es muy abundante en Tierra del Fuego, como es el viento, puede soplar luz. Ellos querrían tener trubinas en casa, y dejar e usar el motor de combustible. Saben y quieren cuidar este equipo para que dure, y entonces recuerdan a su profesora que debe apagar las ampolletas que no se usen y que deben dejar la turbina desconectada antes de salir de la escuela y regresar a casa.
Para nosotros, ha sido una experiencia maravillosa. Quedamos conectados por el viento con esto chicos, y ya estamos planificando nuevas actividades. Queremos llevarlos a Karukinka, el Parque que tenemos más al sur de Tierra del Fuego, y entusiasmarlos con la vida natural de la  Isla, y entusiasmarlo con la vida outdoor. Esperamos caminar un largo trecho con ellos, a aprender de sus deseos y ayudarlos a realizarlos. Juntos podemos hacer tanto más! 



miércoles, 8 de junio de 2011

Conservación en Patagonia, la oportunidad del cero frente a la nada

Cuenca destruida por castor en Karukinka
Terminando de leer un divertido libro sobre descubrimientos científicos que permitieron cambiar la visión del mundo, me topé con un relato que habla del descubrimiento del cero, y de la importancia que este número dio a las matemáticas. Este mismo cero es el número que ha estado rondando mi mente desde que conocí de la erradicación de especies invasoras, y de su efectividad para solucionar los problemas de conservación que derivan de ella. Tal como comenté hace unas semanas, es la invasión de castores uno de los problemas de conservación más graves que enfrenta Patagonia. Descubrimos, tal como lo hicieron los Babilonios hace centurias, que existe una posibilidad de resolver este problema de raíz: alcanzar el cero castor en toda la región.
Erradicación más grande de ratas del mundo:
isla Rabida, Galápagos, Foto D Ochoa (2011)

Antes de conocer del tema, yo pensaba que la erradicación de especies invasoras era una quimera, una cosa que sólo pasaba en lugares muy pequeños, y casi por casualidad. Ignorancia pura! pues a través de los años, y gracias al desarrollo de nuevas tecnologías como el SIG, la erradicación de pestes se ha desarrollado cada vez con más facilidad y frecuencia, existiendo hoy día cientos de ejemplos alrededor del mundo aplicados a decenas de especies: ratas, lauchas, cabras, gatos, conejos, chanchos, zarigüeyas, burros, ciervos, coipos y muchos otros. Más aún! Como inversión en conservación es la más rentable, pues se invierte el dinero en resolver el tema sólo una vez, y luego a otra cosa mariposa. Y tiene efectos "colaterales" interesantes: se aprende a trabajar por metas, en equipo, coordinada y sinérgicamente, a planificar y monitorear efectividad, a detectar fallas y corregirlas, entre otras cosas.

Represa gigante de castor en Tierra del Fuego
La erradicación de pestes tiene un eje glorioso que es el CERO. Este pequeño detalle determina una manera completamente diferente de enfrentar el tema de la invasión, pues se centra en el éxito del emprendimiento de conservación, y no se pierde en nada más. La erradicación no se conforma con conocer cuántos individuos han sido eliminados, cuánta gente ha participado, cuántas hectáreas se han abordado. Sólo interesa saber cuántos bichos invasores quedan y dónde están, para poder alcanzarlos y llegar a la meta única y final es que lograr el crítico número cero de invasores.

Ex bosque nativo: el legado mortal de castores

Este (aparentemente) mínimo cambio de eje, da vuelta por completo la visión para enfrentar este (y otros!) desafío. No es un cambio cosmético, sino críticamente de fondo, pues obliga a cambiar las maneras tradicionales con que los shilenos enfrentamos problemas que aparentemente son endémicos. Todo el trabajo, cada detalle del mismo, cada actor participante, cada decisión que se tome en el camino, debe apuntar a una sola meta: lograr un cero, y lo que es más importante aún: demostrar su existencia en la realidad. El cero no da espacio para excusas, ni para informes con lata data irrelevante, ni para argumentos falaces. Sólo tiene necesidad de conocer la dura y cruda realidad, de conocer y desnudar cada punto flaco de un plan, cada oportunidad de avance, saber con meticulosidad quirúrgica qué es lo que no funciona! Cuántos quedan? por qué no podemos llegar? quién debe hacerlo? cuándo dijo? cuál es la puerta que no se abre?

En el caso de nuestros castores patagónicos, se ha intentado controlar la especie por muchos años, se han gastado millones en el camino, y los resultados han sido siempre nulos: la población sigue creciendo, y peor aún, sigue expandiéndose a nuevos territorios, como una gangrena forestal. Esto puede seguir ocurriendo hasta el infinito, hasta que los castores estén instalados comiendo las paltas y viñas en los alrededores de Santiago. Puede fácilmente transformarse en otro mal endémico nacional: como la pobreza, la contaminación de Santiago, la mala salud pública. Todo puede seguir tal como está (o nada puede pasar), a menos que intentemos un nuevo camino, demos vuelta nuestros cerebros, dejemos de pensar de manera tradicional, y nos lancemos con fuerza a la piscina del cero.

Investigaciones para la erradicación en Karukinka:
castor marcado con tansmisor
Pero tampoco es llegar y lanzarse al vacío. El gran avance que implica el cero, está justamente en que obliga a realizar las cosas bien, a planificar cada detalle, a no dejar espacio para imprevistos, a convocar a todos quienes deban estar y a coordinar sus entradas en acción de manera precisa y efectiva, a experimentar y fallar de manera controlada, para mejorar y escalar en tamaño. Esto debe realizarse así, pues no es posible iniciar una tarea de tal envergadura, sin asegurar su completitud cabal. Cuando se tiene como meta el cero, se debe jugar a ganador en un juego que no es de azar, y en el que deben participar todos los que es necesario que estén.

En Patagonia hemos intentado avanzar así, anteponiendo el cero a la tradición de lo común, y planificando la acción antes que ella ocurra. Hemos logrado recorrer un camino único en su tipo donde realizamos por primera vez en Chile un estudio específico para ver si era posible pensar en el cero castor. Convocamos ayuda de expertos: toda la experiencia humana existente en el mundo en el tema ha estado participando directa o indirectamente de este proceso. Hemos hecho este trabajo a la escala ecológica apropiada: trabajando mano a mano con los vecinos argentinos. Hemos diseñado hojas de ruta claras y transparentes, las que están listas para guiar el inicio del proceso. Hemos convocado muchas voluntades, pero aún necesitamos más, para poder asegurar que la piscina a la que nos lancemos esté rebosante con agua fresca.

Pensar en cero no es sin embargo nuevo en Chile, y las grandes satisfacciones de quienes han emprendido un camino nulo nunca podrán ser alcanzadas por quienes se queden en la senda opuesta. Cero niños desnutridos en Chile, cero colas en los consultorios, cero escolares sin escuela luego del terremoto. Son todos ceros que hemos abrazado como país! El cero es nuevo para castores en Patagonia, y creo que la decisión de entrar en la senda del cero nos abrirá muchas puertas para ver que es posible llegar donde nunca pensamos. Partiendo de cero, podríamos comenzar a restaurar nuestra Patagonia y sacarle todo el brillo a nuestro helado tesoro natural. Partiendo de cero podríamos cambiar nuestra visión del mundo, y montarnos sobre nuestro futuro ahora. Y luego de los castores, pensar en los otros ceros que nos esperan: cero pobres, cero estudiantes capaces sin alternativas, cero industrias ambientalmente irresponsables, cero....piensa en tus ceros y empieza a soñar!
Ecosistemas patagónicos, nuestra meta es restaurarlos para dales largo futuro