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Cuenca destruida por castor en Karukinka |
Terminando de leer un divertido
libro sobre descubrimientos científicos que permitieron cambiar la visión del mundo, me topé con un relato que habla del descubrimiento del cero, y de la importancia que este número dio a las matemáticas. Este mismo cero es el número que ha estado rondando mi mente desde que conocí de la
erradicación de especies invasoras, y de su efectividad para solucionar los problemas de conservación que derivan de ella. Tal como comenté hace unas semanas, es la
invasión de castores uno de los problemas de conservación más graves que enfrenta Patagonia. Descubrimos, tal como lo hicieron los Babilonios hace centurias, que existe una posibilidad de resolver este problema de raíz: alcanzar el cero castor en toda la región.
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Erradicación más grande de ratas del mundo:
isla Rabida, Galápagos, Foto D Ochoa (2011) |
Antes de conocer del tema, yo pensaba que la erradicación de especies invasoras era una quimera, una cosa que sólo pasaba en lugares muy pequeños, y casi por casualidad. Ignorancia pura! pues a través de los años, y gracias al desarrollo de nuevas tecnologías como el
SIG, la erradicación de pestes se ha desarrollado cada vez con más facilidad y frecuencia, existiendo hoy día cientos de ejemplos alrededor del mundo aplicados a decenas de especies:
ratas,
lauchas,
cabras,
gatos,
conejos,
chanchos, zarigüeyas, burros,
ciervos,
coipos y muchos otros. Más aún! Como inversión en conservación es la más rentable, pues se invierte el dinero en resolver el tema sólo una vez, y luego a otra cosa mariposa. Y tiene efectos "colaterales" interesantes: se aprende a trabajar por metas, en equipo, coordinada y sinérgicamente, a planificar y monitorear efectividad, a detectar fallas y corregirlas, entre otras cosas.
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Represa gigante de castor en Tierra del Fuego |
La erradicación de pestes tiene un eje glorioso que es el CERO. Este pequeño detalle determina una manera completamente diferente de enfrentar el tema de la invasión, pues se centra en el éxito del emprendimiento de conservación, y no se pierde en nada más. La erradicación no se conforma con conocer cuántos individuos han sido eliminados, cuánta gente ha participado, cuántas hectáreas se han abordado. Sólo interesa saber cuántos bichos invasores quedan y dónde están, para poder alcanzarlos y llegar a la meta única y final es que lograr el crítico número cero de invasores.
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Ex bosque nativo: el legado mortal de castores |
Este (aparentemente) mínimo cambio de eje, da vuelta por completo la visión para enfrentar este (y otros!) desafío. No es un cambio cosmético, sino críticamente de fondo, pues obliga a cambiar las maneras tradicionales con que los shilenos enfrentamos problemas que aparentemente son endémicos. Todo el trabajo, cada detalle del mismo, cada actor participante, cada decisión que se tome en el camino, debe apuntar a una sola meta: lograr un cero, y lo que es más importante aún: demostrar su existencia en la realidad. El cero no da espacio para excusas, ni para informes con lata data irrelevante, ni para argumentos falaces. Sólo tiene necesidad de conocer la dura y cruda realidad, de conocer y desnudar cada punto flaco de un plan, cada oportunidad de avance, saber con meticulosidad quirúrgica qué es lo que no funciona! Cuántos quedan? por qué no podemos llegar? quién debe hacerlo? cuándo dijo? cuál es la puerta que no se abre?
En el caso de nuestros castores patagónicos, se ha intentado controlar la especie por muchos años, se han gastado millones en el camino, y los resultados han sido siempre nulos: la población sigue creciendo, y peor aún, sigue
expandiéndose a nuevos territorios, como una
gangrena forestal. Esto puede seguir ocurriendo hasta el infinito, hasta que los castores estén instalados comiendo las paltas y viñas en los alrededores de Santiago. Puede fácilmente transformarse en otro mal endémico nacional: como la pobreza, la contaminación de Santiago, la mala salud pública. Todo puede seguir tal como está (o nada puede pasar), a menos que intentemos un nuevo camino, demos vuelta nuestros cerebros, dejemos de pensar de manera tradicional, y nos lancemos con fuerza a la piscina del cero.
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Investigaciones para la erradicación en Karukinka:
castor marcado con tansmisor |
Pero tampoco es llegar y lanzarse al vacío. El gran avance que implica el cero, está justamente en que obliga a realizar las cosas bien, a planificar cada detalle, a no dejar espacio para imprevistos, a convocar a todos quienes deban estar y a coordinar sus entradas en acción de manera precisa y efectiva, a experimentar y fallar de manera controlada, para mejorar y escalar en tamaño. Esto debe realizarse así, pues no es posible iniciar una tarea de tal envergadura, sin asegurar su completitud cabal. Cuando se tiene como meta el cero, se debe jugar a ganador en un juego que no es de azar, y en el que deben participar todos los que es necesario que estén.
En Patagonia hemos intentado avanzar así, anteponiendo el cero a la tradición de lo común, y planificando la acción antes que ella ocurra. Hemos logrado recorrer un camino único en su tipo donde realizamos por primera vez en Chile un
estudio específico para ver si era posible pensar en el cero castor. Convocamos ayuda de expertos: toda la experiencia humana existente en el mundo en el tema ha estado participando directa o indirectamente de este proceso. Hemos hecho este trabajo a la escala ecológica apropiada: trabajando mano a mano con los vecinos argentinos. Hemos diseñado
hojas de ruta claras y transparentes, las que están listas para guiar el inicio del proceso. Hemos convocado muchas voluntades, pero aún necesitamos más, para poder asegurar que la piscina a la que nos lancemos esté rebosante con agua fresca.
Pensar en cero no es sin embargo nuevo en Chile, y las grandes satisfacciones de quienes han emprendido un camino nulo nunca podrán ser alcanzadas por quienes se queden en la senda opuesta. Cero niños desnutridos en Chile, cero colas en los consultorios, cero escolares sin escuela luego del terremoto. Son todos ceros que hemos abrazado como país! El cero es nuevo para castores en Patagonia, y creo que la decisión de entrar en la senda del cero nos abrirá muchas puertas para ver que es posible llegar donde nunca pensamos. Partiendo de cero, podríamos comenzar a restaurar nuestra Patagonia y sacarle todo el brillo a nuestro helado tesoro natural. Partiendo de cero podríamos cambiar nuestra visión del mundo, y montarnos sobre nuestro futuro ahora. Y luego de los castores, pensar en los otros ceros que nos esperan: cero pobres, cero estudiantes capaces sin alternativas, cero industrias ambientalmente irresponsables, cero....piensa en tus ceros y empieza a soñar!
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Ecosistemas patagónicos, nuestra meta es restaurarlos para dales largo futuro |