martes, 26 de agosto de 2025

Conservación de turberas: desde el Bottom de América al Top de la solución global del cambio climático*

Considerando el hecho biológico de dependencia vital que los humanos tenemos con la naturaleza y su biodiversidad; su rol crítico e irremplazable para el bienestar actual y futuro de sociedades y economías; su rol en mitigación y adaptación, mi respuesta a las preguntas que nos convocan son dos:

1.       ¡Más y mejor naturaleza!

2.       ¡Más biodiversidad íntegra para todas, en toda América!

Esto solo se logra plantando, activando y sobre todo sosteniendo procesos de conservación efectiva en, para y desde los territorios.

Latinoamérica alberga el 40% de la naturaleza del planeta, que existe y deriva en íntima relación con sus comunidades. Su destino de liderar la transformación global parece mandatorio e inevitable.

Yo vengo del sur del Cono Sur, allí donde la vida terrestre tal como la conocemos llega a su fin, en Tierra del Fuego. Territorio ancestral del pueblo Selk’nam, es refugio de ecosistemas clave, incluyendo los humedales de turberas más australes del planeta.

Desconocidas y milenarias son quizá la máquina terrestre más poderosa (y costo-efectiva) para el combate al cambio climático. Cubren un 3-4% de la superficie terrestre –existen en una fracción tan pequeña que no puede ser vista desde el espacio–, sin embargo, albergan dos veces la cantidad de carbono contenido en todos los bosques del planeta. Mantienen la integridad hídrica de cuencas, servicio cada vez más necesario en un mundo cada vez más caliente.

¡América es Turberas! Ellas se descuelgan desde Beringia hasta el archipiélago fueguino. Existen en masa en la Amazonía, se encumbran en los Andes, se concentran en Patagonia. En conjunto, las turberas americanas son las más extensas y las más íntegras del planeta.

Pero estos magníficos y desconocidos ecosistemas enfrentan amenazas enormes, las que venimos abordando con éxito desde hace décadas. ¡Y vaya que hemos avanzado!

Anclando nuestro esfuerzo en el margen más austral del continente, en una alianza inédita entre el Ministerio de Medio Ambiente y Minería –su mayor amenaza, hace años logramos la protección de gran parte de las turberas de Tierra del Fuegoen Chile (en un decreto espectacular firmado por la entonces Presidenta Bachellet). Hoy, todas las turberas de mi país están protegidas por ley contra la extracción minera.

Nos anclamos con fuerza en el sur, construimos un bastión regional, convocando y reuniendo a custodios territoriales, levantando la Iniciativa de Turberas Patagónicas. Un ejemplo de engranaje socio-ecológico que pueda dar buena y larga vida a esta máquina climática.

Desde estas profundidades australes, somos el bottom del tal mentado bottom-up. Y día a día materializamos trayectorias de transformación, entregando resultados tangibles, esenciales y esperanzadores frente a las urgencias climáticas.

Desde allá abajo levantamos la vista, y con igual visión y compromiso, activamos el UP (del bottom-up).

"Con las puras patas y el buche" – lo que en Chile significa con todas las ganas y capacidades, pero sin financiamiento, hemos convocado y logrado reunir a custodios de turberas a lo ancho de todo el Globo. Comunidades, investigadores, productores, agentes públicos, educadores, indígenas, personas que, como nosotras, activan día a día su cuidado local.

Venimos conectando turberas y custodios entre Asia, África, Norte y Sudamérica, además de Europa, a través del flamante Acuerdo de Venecia, que es un llamado eco-poético, una metodología inédita, un dispositivo de conservación, que construye una comunidad global apasionada y activa que materializa el cuidado local y efectivo de turberas de valor global.

Pero América es turberas y más, contenedora de todavía masivos y prístinos ecosistemas, es en realidad el Arca de Noé de nuestro mundo degradado. Es la alternativa natural para enfrentar las olas que derivan del cambio climático: no solo de agua, sino de calor, sequías, lodo, enfermedades, y otros.

Así como las turberas, en las profundidades de América se encuentran ecosistemas esenciales y poderosos para mitigar y adaptarse, y en cada uno de ellos existen comunidades comprometidas y diversas activando su cuidado… una riqueza de bottom-ups tan enorme, como invisible y vital. 

Manglares, humedales alto andinos, el casi infinito Amazonas, el Mar Patagónico con sus espectaculares bosques de macroalgas, el Chaco profundo… son máquinas naturales para responder a la afrenta anti-natural que es el cambio climático. Todos y cada uno de ellos precisan de un sitial en la acción climática global, y deben transformarse en el blanco territorial de la fracción down del tan mentado Top-Down.

El llamado es claro. Las voces humanas y no humanas de América están allí para quien pueda, quiera o deba escucharlas. El mundo debe volcarse con urgencia al cuidado de su naturaleza y biodiversidad y este cuidado, que es recíproco, debe ir de la mano de sus custodios naturales.

Tal como la democracia, los buenos procesos de conservación se construyen activando participación informada, precisan de transparencia, conocimiento científico, indígena, social, que debe desplegarse palmo a palmo de manera equitativa y justa. Pero, por sobre todo, dependen de aprender a vivir y florecer en diversidad.

Por todo esto y más, el valor adicional (e inesperado) de empujar y sostener buenosprocesos de conservación lleva consigo el fortalecimiento y cuidado denuestras democracias. Un combo win-win, un balance ético y natural, que desde el territorio americano puede ayudar a abrir los urgentes caminos de transformación que buscamos desde hace tanto tiempo.

Agradezco el privilegio de estar hoy con ustedes.

Mi nombre es Bárbara Saavedra, vengo de Chile y declaro sin duda alguna que mi norte es el sur.

¡Muchas gracias!

 *Presentación hecha en el  ‘Diálogo Regional’ del Balance Ético Global realizado en Bogotá, Colombia (21 Agosto, 2025), que es una iniciativa de la ONU y Brasil que busca escuchar a ciudadanos de todos los continentes sobre las medidas que la humanidad aún debe implementar para enfrentar la crisis climática en coherencia con la ciencia y con la meta del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales. #MutirãoCOP30#BalançoÉticoGlobal y #GlobalEthicalStocktake