Ambas fuimos parte del
primer Taller del proyecto Ensayos, al que fueron convocados un novel grupo de
científicos (mi caso) y artistas (su caso). Fuimos invitadas a realizar un recorrido compartido que nos permitió visitar diversos destinos al sur de esta
isla. En esta travesía híbrida exploramos sus ecosistemas: sus bosques, sus
turberas, y nos sumergirnos en su fría costa. Palpamos la fauna austral:
guanacos, zorros, cóndores, que antaño sirvió de alimento a la imaginación de
los “descubridores” de este mundo. Nos impactamos al constatar las amenazas que
penden sobre esta naturaleza como castores o fuego. Compartimos obra e
investigaciones, en privadas y sendas exhibiciones, expuestas no sólo a
nuestros ojos humanos, sino especialmente a la majestuosa naturaleza austral.
Gozamos descubriéndonos los unos a los otros. Y juntos le dimos una nueva mirada
a este frío mundo fueguino.
Se daba inicio así al
proyecto Ensayos, un esfuerzo liderado por Camila Marambio, el que pretendía generar
un espacio de encuentro de mundos que corren casi paralelos: las ciencias y el
arte. En un escenario tan tangible como
imaginario: la Tierra del Fuego. Mundos alejados el uno del otro, como parecen
ser a veces las ideas y las realidades. Un espacio que desde una geografía
especial: austral, vasta, confinada a la esquina de América, dominada como
pocas por la naturaleza, se abrió hace un lustro para recibir en su seno este grupo de exploradoras del siglo XXI.
La Tierra del Fuego constató
tempranamente el arribo de grupos humanos los que pulularon por estos parajes,
adentrándose en su verde corazón: el bosque fueguino. Estos bosques, los más
australes del mundo, simples a simple vista, son imponentes ecosistemas
sostenidos y compuestos por asombrosos especies de plantas, hongos y animales.
El muy reciente arribo del mundo europeo por estos parajes, cargados con una
visión colonizadora hegemónica, sumado al genocidio de los Selk’am la etnia
originaria de estos parajes, sepultó literalmente estos ecosistemas forestales,
reduciéndolo sólo a su dimensión maderera. Materia prima sin cuerpo ni alma.
Madera que se extrajo por décadas, transformando estos bosques centenarios en
ciudades. Obviando de paso la riqueza esmeralda contenida en esta fría foresta.
Desde aquel encuentro, Christy
ha Ensayado una y otra vez su mirada hacia la naturaleza. Ha tratado de
comunicarse con ella de diversas formas, poniéndole oreja e intentado darle
voz. Y ha compartido sus aprendizajes conmigo, y con el resto del mundo. En sendas
exposiciones en París y Nueva York, ha logrado transportar nuestra naturaleza
fueguina y exhibirla no como un raro animal de zoológico, sino como un ser
palpitante y atractivo.
En su último viaje de campo, extrajo de mi bosque
favorito una esencia multicolor nunca antes imaginada ni menos develada por mis
investigaciones…demostrando la fuerza transformadora del “field work”. El
trabajo de Christy, bellamente materializado en formas de tintes, tejidos y
lanas, abre una nueva dimensión a la diversidad contenida en los bosques de
Tierra del Fuego. Mil veces he explorado esta foresta. Mil veces he contado sus
árboles, medido la profundidad de su suelo, o estimado el caudal y la acidez de
sus ríos. Nunca antes había constatado la savia multicolor que corre en sus
venas. Ni vislumbrado cuántas otras dimensiones todavía por descubrir, albergan
estos ecosistemas que tanto adoro y tanto me he esforzado por conservar.
Y este viaje de Christy, al
que me he sumado casi de polizona, me ha llevado de lo que fui a lo que soy. Ha
logrado dar completamente vuelta mi propio entendimiento de las ciencias.
Constatando las múltiples formas de adquirir conocimiento. Asombrándome con las
múltiples formas de preguntar a la naturaleza. Complejizando hasta casi el
infinito mi práctica de la conservación. Abriendo hasta casi el infinito las
posibilidades de acceder a conocimiento, y de paso expandiendo el universo de
lo posible en la conservación del sur.
El conocimiento humano y de
lo humano ha venido acumulándose a lo largo de milenios. Aportando en este
proceso diversas fuentes, algunas más reconocidas que otras. Algunas con mayor
impacto que otras. Filósofos y científicos delinearon conocimiento muy tempranamente
en nuestra sociedad, generando conceptos en sus cabezas, los que luego
definieron formas de ver y entender el cosmos. Millones de personas anónimas
por otra parte colectaron conocimiento local, en sus incursiones diarias para
alimentación, disfrute o sobrevivencia. Estas dimensiones: la científica y la
consuetudinaria no necesariamente están alineadas. Sea por prejuicio,
desconocimiento, poder, o quién sabe, hemos construido sendos mundos en
nuestras mentes, desacoplados de las realidades de nuestro día a día. Hemos
inventado Tierras planas, universos geocéntricos, Dorados, grifos, sirenas y
unicornios. A la vez que hemos obviado culturas, ecosistemas o procesos tan
naturales como ubicuos, justo allí enfrente de nuestros ojos.
Estos caminos de aprendizaje
se cruzan cuando se concreta el “field work”. Es justo este el momento en que
la idea abstracta se materializa, y en donde las realidades infiltran
creencias, anhelos o temores. Es en la realidad del terreno donde los
pensamientos se nutren efectivamente de realidades, y nuevos mundos emergen en
la mente y corazón de las sociedades. ¡Y hay tanto territorio por explorar!
Tanta idea esperando ser nutrida por tierras tan ricas como variadas. Gran
parte de estos mundos están en esta parte del mundo, en el hemisferio sur. Y
quizá los más espectaculares están en el sur del sur, en Tierra del Fuego. Allí
donde la vida terrestre toca a su fin, y se zambulle en una fría y húmeda vida
marina, en algún tiempo la más rica del universo.
El trabajo de campo de
Christy repica ahora en mi mente. Miro el cambio propio en sus lanas
multicolores. Siento que finalmente estamos cerca de conocer la verdadera alma
de los bosques fueguinos. ¡Finalmente! De teñir su historia de uso y abuso con
una pincelada de valor y esperanza. Añoro leer el cambio por venir que permita
transformar el uso actual de estos bosques para alcanzar algún futuro. Y quiero
invitar a muchos a salir al campo. A (re)visitar con su mirada las realidades
que han dado por sentadas. Y a sentir a través de su palma el palpitar de este nuevo
bosque. Y a tomar su finalmente su mano para transitar estas nuevas realidades
naturalmente humanas.
*Publicado en "Field Work" de Christy Gast, Catálogo Exhibición Galería Patricia Ready, 27 Abril-3 Junio, 2016.