lunes, 30 de septiembre de 2013

¿Para qué #@$%$ sirve la biodiversidad? El ejemplo de Chaco

La pregunta que permanentemente está en el aire, cuando hablo de conservación es: para qué sirve la biodiversidad?! Este concepto tan intangible, a la vez que ubicuo, multifacético y multifactorial es complejo de resumir, difícil de transmitir, y complica la divulgación de su valor ... y por ende su reconocimiento.

Yo he hecho esfuerzos en este espacio para explicar qué es la biodiversidad, por qué es importante conservarla, y también entregar algunas claves sobre cómo hacer para conservarla. Esfuerzos de diverso color y envergadura hemos realizado con muchos socios visionarios! Y qué decir de los esfuerzos que cada vez con más frecuencia se realizan en Chile y el mundo en este sentido....

Aportando otro grano en este sentido, comienzo hoy una serie que espera mostrar para qué sirve la biodiversidad! Especialmente la nuestra...la de todos...

En Chaco2013 queda demostrado que la biodiversidad es fuente de materia e inspiración para la creación de arte! Ese espacio infinito de humanidad encuentra parte de su camino en natura. Siempre lo ha hecho. Incluso hoy. Incluso en Chile.

Sin biodiversidad en Chile, Patagonia o Chaco! se imaginan la amputación a la creación??! En nuestro trabajo hemos ido incluso más allá: abriendo el espacio investigativo del arte para responder la pregunta más importante de nuestra humanidad: cómo hacer conservación?

Acá una pequeña muestra de esta biodiversidad Chaqueña! Disfruten el tour!

Aves - Manuela Viera Gallo


Linda Ventana a un paisaje natural - Francisca Eluchans

Ramas - Magdalena Atria

Sobre un Salar
Herbario - Paula de Solmihiniac

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Todas íbamos a ser madres....una compartida razón para la conservación

Vine a Puerto Madryn a ver ballenas. Trabajando en WCS venía escuchando hace años del prodigioso mar atlántico y de su magnífica fauna marina, pues fue nuestra organización la que cimentó el conocimiento y valoración de la diversidad marina de esta parte del mundo. Y que hoy sostiene una bullante actividad turística en estas alejadas costas patagónicas. Una gran población de ballenas francas viene año a año a reproducirse en esta zona, la cual han recuperado luego de que por años fuera utilizada para prácticas de guerra.

Vine con mi vida de siempre. La de una bióloga de la conservación que entiende muy profundamente del valor de la biodiversidad para el bienestar de la humanidad. De la complejidad de esta biodiversidad, cuya mayor desgracia es ser invisible. Pues la mayoría de las especies y de las cosas que hacen (que finalmente terminan por generar todos los elementos mínimos que permiten la vida humana (y la de otros!) en este azul planeta), no son atractivas para nada. No son como las ballenas.

Pero igual me vine a Madryn, curiosa por conocer a estos emblemáticos animales, que poco o nada tienen que ver con los desafíos y necesidades más urgentes de la conservación de la biodiversidad. Al menos de los desafíos que yo conozco.

Cachorro de ballena franca saltando gozoso
Y allí estaban estos gigantes de alquitrán! Madres con sus cachorros revoloteando en las someras y azules aguas del Chubut. Jugueteando, saltando y cantando. Disfrutando unas con otras, acariciándose de mil formas. Gozando este gigantesco y maternal momento, embriagadas del ahora. Sin conciencia de su incierto futuro.



Y miraba este espectáculo junto a mis hijos. Mientras yo misma jugueteaba con ellos a esquivar el viento. A mojar nuestros pies. Mientras yo misma acariciaba y besaba sus cabezas, disfrutando de sus risas y juegos. Gozando de mi propio y gigantesco maternal momento. Embriagada del ahora.

Dejé que mi vida de siempre abandonara mi cuerpo. Y que mi entendimiento racional de la conservación de la biodiversidad quedara relegado hasta nuevo aviso. Sólo quería permanecer allí. Admirando esta danza gigante en el agua. Este goce titánico de estas madres y sus hijos. Tal como el mío con mis propios cachorros. En la playa...sus cachorros y los míos....todas madres...

Cachorros de Bárbara saltando gozosos
Y finalmente mientras escribo pienso en la madre de todos: natura. En su magnífica creación de vida, que nos sostiene a todas las madres...y en su incierto futuro. Y re-concilio mi vida de siempre con el goce que me da esta nueva mirada: la de una madre ballena correteando por el mar con su cría. Y paradojalmente, aunque el desafío de la conservación de estos gigantes marinos es titánico, en vez de angustiarme duermo tranquila. Ahíta. Llena.

Chile central - pinos que dan pena

Voy en viaje al sur. Una vez más recorro el camino desde Santiago a la región de Los Lagos. La primera vez que lo hice, hace más de treinta años atrás, recuerdo claramente la maravilla de sentir el arribo de la verde selva valdiviana, húmeda, fresca, sonora, tangible, luego de horas de viaje. Después de una vida vivida en el centro chileno... más café que verde, la exuberancia valdiviana se grabó a fuego en mi memoria. Junto a la constatación que esa variedad  compleja y excitante es la base de la vida en la que vale la pena vivir.

Este paisaje esmeralda hoy casi no existe. Ha sido reemplazado brutalmente por una alfombra de plantaciones de pino radiata. Bosques que no son bosques. Verde que no es vida. Inicialmente desperdigados en manchones a lo largo de la carretera sur, hoy estas plantaciones son un continuo que prácticamente se extiende desde Pichilemu hasta Temuco. Y más. Para colmo, son plantaciones de eucaliptos las que de vez en cuanto ofrecen un respiro de este monótono tapiz.

Una sola línea (la de la punta de los pinos), un solo olor (la de las espinas de los pinos), una sola imagen en la que no caben las especies naturales de la zona central de Chile. Una de las más ricas y exclusivas del mundo. Una monotonía tan desastrosa como peligrosa. Pues después de todo la vida es variedad. Y la variedad es la que mantiene la vida en movimiento. Y hemos visto como a lo largo de los años esta parte de Chile se ha ido empobreciendo en vidas: de plantas, de animales, de suelos, de gentes, de paisajes...

Conmemorando un nuevo aniversario del golpe, no puedo dejar de pensar que este asesinato masivo de la maravillosa diversidad de toda una región como la zona central de Chile, constituirá para las generaciones por venir en una nueva forma de atropello de la humanidad. No sólo a la chilena, sino a toda ella en su conjunto. Los equivalentes ambientales a los informes Rettig o Valech deberán venir pronto, no sólo para constatar este atropello a la vida de este lugar, sino para decidir las medidas reparatorias que permitan comenzar a revertir este proceso, y recuperar al menos en parte la riqueza y complejidad de la vida natural de nuestro Chile mediterráneo y más al sur. Y con ello la fuerza impulsora de vida y bienestar no sólo actual, sino futuro de nuestra gente.