martes, 25 de diciembre de 2012

Impertinencias para la sobrevivencia - lección de vida para Karukinka

Aquí estoy en esta nueva etapa de mi vida. Enfrentando por primera vez los peores temores que pude haber imaginado nunca. Mi desafío personal es tan enorme...tan gigante... que lo primero y único que he podido hacer hasta ahora ha sido dejarme caer...Como ocurrió a Alicia, el suelo desapareció bajo mis pies, y un enorme agujero negro comenzó a devorarme. Rápido, húmedo, y sobre todo muy profundo. Destellos de luz y aire fresco sin embargo acompañan mi caída, y comenzaron a mostrar toda la riqueza subterránea, invisible y vital que me escolta hoy día.

Así me he dado cuenta que desde un principio he estado acompañada en este viaje. Tan acompañada que mi caída no se siente como tal y se ha transformado en un delicado y sensible viaje. Lleno de luz y calor. Lleno de vida y esperanza. Una enorme comunidad de familia, amigos, colegas, conocidos viejos y nuevos. Todos disponiendo su mano para sostener la mia.

Ayer estuve con Maricarmen, una vieja querida, de siempre. Espritual como pocas...me dijo que pedía por mi. Y que seguía la lección de una monja amiga, que la instruyó a pedir con impertinencia. Pues en el camino de Jesús en la tierra, aquellos impertinentes, que pedían fuerte y urgentemente, jalando los ropajes del demandado enviado, podían con mayor probabilidad ser escuchados y socorridos. Ella pide por mi así.

Y como siempre... pensé en Karukinka. Nuestro proyecto tan grande, tan bello, tan necesario como necesitado. Y me di cuenta que hemos pecado de respeto. Para solicitar la ayuda que requerimos hoy para poder sobrevivir al mañana. Y de mi caída personal he sacado esta lección que espero me acompañe el resto de mi vida profesional: aprender a ser impertinente!

No sólo demostrar con la obra, como lo hemos hecho hasta ahora, sino molestar con la palabra. Vocear lo que hoy no se ve: que la conservación es la clave para nuestro país y su desarrollo. Que nuestra visión de conservación es no sólo experta, sino necesaria, y que el aporte que hoy realizamos a nuestra Sociedad entera necesita ayuda hoy día.

Y por qué esto? Porque la construcción de una sociedad nueva depende del trabajo que realizamos hoy en Karukinka. Y son muy pocos los que hoy conectan los puntos necesarios para comprender que la conservación (o mejor dicho la falta de ella) es la clave que ordena nuestro mundo, y es la llave que abre (o cierra) nuestro futuro.

En nuestro actual y vetusto mundo, puede parecer una locura pedir ayuda en este viaje. Una Impertinencia! Tal como ayer fueron impertinentes aquellos que trabajaron para demostrar que nuestra Tierra era redonda, luego de milenios de ser plana. O los desvergonzados que se empeñaron en hacernos creer que nuestro planeta no era el centro del universo! Totalmente insolentes aquellos que echaron al suelo la generación espontánea; tal como atrevidos aquellos que mostraron que las especies cambiaban y no eran entes inmutables en el tiempo!


Tal como ayer fuimos ciegos a hechos que hoy día damos por obvios, todavía hoy no aceptamos la realidad "nueva" que nuestra sobrevivencia depende de la conservación y recuperación de nuestra biodiversidad. Y como resultado de esta ceguera extendida, hoy son pocas las fuentes de financiamiento existentes (y menos las asequibles) para impulsar este motor de cambio.  

 
Y Karukinka es un motor verdeanarnajado, poderoso y fresco como ninguno. El que unido a Tierra del Fuego, es un fuera de borda de lujo y potente, que puede impulsar a Chile hacia donde debe. Enseñar a navegar las aguas de la pérdida de biodiversidad, del cambio climático, de la desertificación, de las enfermedades emergentes, y llevarnos a la conservación de nuestra única e irremplazable arca de Noé. Nuestro país. El único con que contamos, tal como yo sólo cuento con este cuerpo. Y en lo que me resta de vida, creo que mi camino es ser impertinente y desvergonzada para clamar lo hoy invisble, pero por cierto totalmente verdadero.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Invasiones, obsesiones y acciones...el futuro de Tierra del Fuego (y el mío también!)

Las invasiones biológicas, especies que llegan a un lugar para quedarse y destruirlo, son la segunda causa más importante de pérdida de biodiversidad. En Chile hay cientos de ejemplos, a los que estamos tan acostumbrados que ya ni vemos: los pastos de Chile central como el alfirelillo o el aromo; el retamillo más al sur o el espinillo, que día a día ahoga los campos sureños con su marea amarilla. Algas como el Didymo, amenazan con infectar ríos de Patagonia.

Estamos acostumbrados a animales invasores como conejos, cabras o ciervos! sin saber que todas ellas lideran la lista de las 100 especies más invasoras de nuestro mundo! A pesar de ello las sentimos parte de nuestras vidas, e incluso nuestro Estado otorga subsidios para mantenerlas y hacerlas crecer! Sabiendo que su presencia destruye nuestro entorno, degrada vegetación y suelos, con la consecuente pérdida de agua, fértil suelo, erosionando nuestra sustentabilidad y futuro.

En el sur, bien al sur conocemos el ejemplo de los castores. Especie exótica, invasora, introducida en otras épocas en Tierra del Fuego para desarrollar una industria peletera. La cual nunca llegó, tal como nunca se fueron los invasores. El resultado de hoy son miles de miles de hectáreas de bosque de protección (aquel bosque ribereño) destruido por la presencia de esta especie. Varias veces más grande que la superficie que potencialmente destruiría Hidro Aysén o las minas de Isla Riesco, todavía este problema no llama la suficiente atención para su detención.

O el caso del ciervo colorado, una de las top 100 más dañinas del mundo, autorizada (y subsidiada) para su introducción en Tierra del Fuego. Hoy se establece como un cáncer latente en medio de esta magnífica isla, bello ejemplo patagónico. Una de las pocas islas grandes del mundo que había quedado al margen de esta invasión. Sembrada con ponzoña. A propósito.

Pensando en estas invasiones, es inevitable para mi hacer una analogía con mi propia vida. Recientemente diagnosticada de cáncer de mamas, con un invasor de otra naturaleza, pero igualmente mortal a mi futuro. En un par de semanas luego del diagnóstico, escribo estas líneas mientras me recupero de una cirugía que espero haya removido gran parte del agresor. Como si eso no fuera suficiente, y con el objetivo de darle otra oportunidad a mi vida, a posteriori podrían venir radios o quimios. Todos esfuerzos por lograr aniquilar al invasor y extirparlo de mi cuerpo. Sumado a ello, este traspié en mi existencia espero sea una oportunidad para tomar con fuerza y revisar mi vida. Ver dónde puedo apuntalar mi ser para evitar futuros brotes invasores. Reflexiones, revisiones, cambios varios esperan por mi, a la vuelta de mi esquina.

Mientras me tomaba una resonancia hace unos días, y como hago siempre que debo confortar mi espíritu, viajaba mentalmente a Tierra del Fuego, a Karukinka. Y recibía el viento fresco de la Patagonia en mi cara santiaguina. Renovando mi mente. Reforzando mi cuerpo.

Fue inevitable pensar en las invasiones de castores y ciervos en Tierra del Fuego. Hecho ya el diagnóstico de estos flagelos patagónicos, estamos a la espera de la intervención. De la cirugía extirpadora. Del inicio de la cura. Hay caminos. Hay experiencia. Existe la tecnología. Está la necesidad. Sólo falta voluntad. El verdadero motor del verdadero cambio. Del necesario cambio para poder avanzar o siquiera aspirar a un futuro. Con la esperanza obsesiva de que podríamos hacerlo. De que necesitamos hacerlo. De que vale todo el esfuerzo para enfrentar estas invasiones, y mantener así la esperanza  de un futuro no sólo para Tierra del Fuego y Patagonia, sino para el resto de nuestro Chile. Nuestro cuerpo colectivo. Nuestra vida única y bella.

Las fotos son de G Weborne, C Silva-Quintas y mías