miércoles, 3 de agosto de 2011

Discurso Apertura Cátedra Magistral en Ciencias Ecológicas, Conservación y Desarrollo

Lanzamos ayer una novedosa propuesta para destacar ejemplos positivos en los que las ciencias ecológicas, la industria y las políticas públicas se encuentran de manera positiva y sinérgica. Es la Cátedra Magistral de Ciencias Ecológicas, Conservación y Desarrollo, la cual organizamos con la Red de la Alta Dirección de la UDD, el Ministerio de Medio Ambiente y nosotros, la Sociedad de Ecología de Chile. Será este un viaje conceptual y práctico para conocer de ecología y su aplicación a problemas de conservación nacionales. Cada paso de esta travesía será dada de la mano de un ecólogo y alguna industria. Una apuesta novedosa y necesaria, de la que les contaré más adelante. Por ahora, va sólo mi discurso de apertura, entregado ayer en la sesión inaugural en el GAM.

Muy bueno días a todos. En nombre de la Sociedad de Ecología de Chile, y el mío propio, les doy la bienvenida al “Primer Módulo de la Cátedra Magistral en Ciencias Ecológicas, conservación y desarrollo”, el cual es un esfuerzo conjunto de la Red de la Alta Dirección de la Universidad del Desarrollo, la Sociedad de Ecología de Chile, el Ministerio de Medio Ambiente, y que ha sido finalmente posible gracias al apoyo que todos ustedes le están brindando hoy día aquí, con su presencia.

El avance de las ciencias es reconocido como uno de los elementos clave para el desarrollo, y nuestro país ha hecho esfuerzos en los últimos años por promover e incentivar la participación de las personas en el quehacer científico nacional. Es difícil sin embargo, imaginar cómo se materializa el aporte científico a la vida cotidiana de un país, como puede ser la industria, las políticas públicas, la educación, por nombrar algunos ejemplos.
En particular las ciencias ecológicas, mandatadas a escudriñar y entender la distribución y la abundancia de los organismos, son una joven rama de las ciencias biológicas demandada cada vez con más fuerza para apoyar el desarrollo sostenible y el manejo de los recursos naturales. En un país como el nuestro, primariamente productor de estos recursos, el manejo adecuado de los mismos puede determinar no sólo la viabilidad de una u otra industria, sino la sustentabilidad en el largo plazo de toda su economía.

El trabajo conjunto, activo y productivo de la industria con las ciencias ecológicas, en donde se aborden problemas de interés público, marca una ruta deseable para Chile, a la vez que poco conocida. Las ciencias ecológicas ofrecen conceptos clave, monedas de cambio, sobre los cuales potencialmente construir o materializar estos esfuerzos, como por ejemplo biodiversidad, conservación, servicios ecosistémicos, cuenca, manejo de recursos, entre muchos otros, los cuales son áridas peñas de transitar cuando se está fuera de la academia (e incluso a veces cuando se está dentro de ella!).

Es sin embargo, en la integración de estas ideas a las prácticas regulares de la industria o de las políticas públicas, donde estos conceptos se hacen patente, y surgen cual poderosa y útil aparición, que oh sorpresa! puede incluso agregar valor a las actividades humanas más allá de las fronteras de lo netamente científico o académico. Este espacio conjunto, de confluencia y sinergia es menos común, a la vez que más ineludible en el Chile que necesitamos construir: integrado, productivo y sostenible.

En Chile tenemos ecólogos de clase mundial, y también industrias poderosas, competitivas y posicionadas en la región y el globo. Los desafíos que ellas enfrentan son comunes, y dicen relación con el manejo sostenible del patrimonio natural del que directa o indirectamente dependen para mantener sus actividades en el tiempo.
Existen a la vez, espacios de borde, en donde tanto científicos como empresas han sido capaces de encontrarse, de dialogar y generar sitios para mirar al otro de frente y entender no sólo las necesidades, sino las inmensas posibilidades de cooperación entre unas y otras. Y allí, en la praxis del día a día, materializar los áridos conceptos de la ciencia, y verlos como puertas abiertas y como invitación a construir un camino conjunto, de beneficios variados, y al cual una vez que se ha entrado, es difícil volver atrás.

Es inspirador que hoy nos encontremos en el Centro Gabriela Mistral, la maestra más destacada de nuestro país, que a lo largo de toda su vida se entregó a generar espacios de aprendizaje que permitieran a su gente salir adelante. Y con ello alcanzó la gloria, y dio gloria a nuestro país, posicionándolo en mundo como pocos otros lo han hecho.

Decía Mistral que nuestro país era un “Pequeño territorio, no pequeña nación; suelo reducido, inferior a las ambiciones y a la índole heroica de sus gentes”. Es este espíritu emprendedor, el que Mistral define muy bellamente cuando indica que las “Patrias angostas o mínimas que se exhalan en radios grandes de influencia son siempre mayores y hasta se vuelven infinitas. Nadie puede echar sonda en su fondo; no puede saberse hasta dónde alcanzan, porque sus posibilidades son las mismas del alma individual, es decir, inmensurables”.
En la Sociedad de Ecología de Chile, creemos que hay inmensurables posibilidades de cooperación, esperando por ser alcanzadas y/o desarrolladas para ayudar a resolver los múltiples desafíos que tenemos como país. Ejemplo patente de ello es esta Cátedra Magistral, la cual es mayoritariamente el producto de la generosidad de todos sus participantes, científicos y empresas, y del interés común por poner en valor el trabajo que a veces por años ha sido desarrollado, laboriosa y visionariamente por sus participantes.

La Sociedad de Ecología de Chile es la agrupación de ecólogos profesionales de Chile, todos formados en la disciplina, posicionados en la academia, en el mundo público y privado, aplicando de formas variadas los conceptos clave que estructuran y definen esta ciencia. Un ramillete de lujo de estos profesionales dará forma a esta Cátedra, y es para mi un honor poder agradecer hoy día la participación y apoyo de Juan Armesto, Olga Barbosa, Juan Carlos Castilla, Juan Luis Celis, Manuel Contreras, Miriam Fernández, Pablo Marquet, Sergio Navarrete, Sonia Reyes, Ricardo Serrano, Leonel Sierralta y Javier Simonetti, todos miembros de la Sociedad de Ecología de Chile, los cuales han dispuesto de su tiempo y ganas para sumarse a esta aventura. Poniendo el mejor conocimiento científico a disposición de nuestros alumnos, y abriendo sus “laboratorios” para compartir su visión de las ciencias, su aplicación al desarrollo y su potencial impacto en políticas públicas.

Agradecemos a Josh Donlan, Stephan Halloy, Renato Quiñones,  Ray Vicuturine, científicos de Chile y el extranjero, que se han hecho eco de nuestra convocatoria, con muchas ganas y más experiencia, y están prontos y dispuestos para traerla a nuestras manos y alimentar, ayudando a saciar, nuestras interrogantes.
Agradecemos especialmente a Aguas Andinas, Arauco, Corporación de bosques de Zapallar, Masisa, Minera Los Pelambres y Viña Arboleda, quienes desde el mundo privado han dado su entusiasta respaldo a esta iniciativa, y generosamente se han dispuesto a abrir sus puertas y compartir el conocimiento que han ganado, poniendo el interés común a la par al menos, de sus intereses corporativos.

En conjunto, de la mano ciencia e industria, desarrollaremos el resto de esta Cátedra, visitando en cada módulo los laboratorios naturales que han surgido creativa y a veces desafiantemente por estos actores.
En este camino miraremos con otros ojos las plantaciones forestales en la costa del Maule, uno de los puntos más ricos de biodiversidad chilena.

Conoceremos el laboratorio costero más importante de esta parte del globo y sobre el que se han construido políticas públicas de conservación marina de impacto global.

Recorreremos nuestra ciudad, Santiago, descubriendo los innumerables espacios que ofrece para la conservación de la biodiversidad nativa y el bienestar urbano.

Tocaremos con nuestras manos el aporte hecho por la industria minera a la recuperación de humedales costeros, críticos  espacios para la vida de la mitad desértica de nuestro país.

Cataremos el valor que puede agregar una mirada ecológica a la floreciente industria del vino nacional, y finalmente, 
Conoceremos cómo la comunidad organizada puede promover la conservación de una de las zonas más ricas y más amenazadas del planeta, en los bosques de Zapallar. En este anfiteatro natural, en esa magnífica placa petri mediterránea, haremos nuestra última reflexión sobre lo vivido, de la mano del Ministerio de Medio Ambiente, el ente garante de la protección del patrimonio natural chileno. Nuestro socio calve en esta iniciativa.

La Cátedra Magistral que hoy inauguramos es única en su tipo, y cuando se piensa en innovación, es un ejemplo notable y criollo de la misma. Sin precedentes, se transforma el viaje que hoy iniciamos en un gran experimento, lo cual a la Sociedad de Ecología hace redoblar su entusiasmo, pues es la experimentación el sustento de cualquier ciencia, y es gracias a ellos que se han dado pasos enormes en la historia de nuestra humanidad.

Los invitamos hoy a sumarse con curiosidad y ganas a esta experiencia, a complementar nuestra propuesta con vuestros talentos, a abrir los espacios para el aprendizaje personal y corporativo. Esperamos en este proceso, ayudar a enriquecer y agregar valor a nuestros trabajos, y contribuir con esto a fortalecer el desarrollo de nuestro país, permitiéndole también un amplio futuro.
Muchas Gracias!

Gabriel Bunster también estuvo apoyándonos!
El Diario Financiero también encuentra nuestra propuesta interesante!