domingo, 13 de marzo de 2011

Conservación de Turberas de Patagonia: una oportunidad insospechada para Chile

Turbera de Karukinka, Tierra del Fuego (Foto G Cobos)
Imaginen una esponja muy grande. GIGANTE. Más grande que una o muchas canchas de fútbol.....mucho más!! Imaginen que está empapada en agua fría, y que su superficie es blanda, suave y está brillantemente coloreada.

Tal como una esponja de baño, esta mega-esponja tiene muchos agujeros, llenos de agua. Pequeñas lagunas multicolor, silenciosas, discretas. Imaginen que caminan sobre esta gran esponja y el peso de vuestro cuerpo los hace hundirse leve y graciosamente en su superficie. Y que pueden dejarse caer de espaldas. Sin miedo. Para ser recibidos suavemente por este blando suelo. Este paisaje imaginario existe. Se llaman turberas y son muy poco conocidas entre los shilenos, a pesar de que nuestro país es custodio de las turberas más importantes que existen por estos confines del mundo.

Las turberas son humedales, que son ecosistemas escasos y valiosos en nuestro planeta, y que son claves para la vida humana (y la de muchos otros seres) pues mantienen reservas de agua dulce, elemento base de nuestro (todavía) vivo planeta. Las turberas están emparentadas con los bofedales, y tal como ellos, tienen su origen en zonas que han sufirdo gran actividad glacial, fundamentalmente los polos y sus alrededores.

Otro ejemplo de turbera en Karukinka, Tierra del Fuego
Casi todas las turberas del mundo (95%) se encuentran en el Hemisferio Norte: allí donde hubo masas glaciares gigantescas que luego se retiraron para dejar al descubierto suelos que comenzaron a ser colonizados por comunidades vegetales, las turberas tienen su paraíso. En las enormes y heladas extensiones de territorio de Canadá, Siberia o los países Escandinavos, se desarrollaron la mayor parte de las turberas que hoy día cubren la superficie del planeta. El escaso resto de ellas se encuentran en el sur del Cono Sur, y las compartimos con nuestros hermanos argentinos.

Hasta aquí bien. Pero....por qué debiera importarnos!?!? Pues porque además de ser ecosistemas clave para mantener balances de agua en las cuencas, y ser entretenidas para caminar y bellísimas a la vista, las turberas tienen una gran gracia: contienen las reservas de carbono terrestre más importantes que existen en el planeta.

Musgo típico que crece sobre las turberas
Y así como los clásicos humedales que conocemos están cubiertos de plantas tipo juncos, las turberas están cubiertas fundamentalmente por musgos. Blandos, suaves y magníficos musgos, los que crecen año tras año, unos sobre otros, acumulándose capita tras capita. Y esto ha ocurrido por miles de años, lo que hace que las turberas sean mucho más que los musgos que se ven en su superficie, sino más bien son casi puramente material vegetal semi-descompuesto, el que se encuentra en el subsuelo, y que sirve de "cama" para albergar la cubierta vegetal viva de la temporada.

Las turberas son el equivalente a un iceberg terrestre: vemos su pico cubierto con musgos verde-rojizos, vivos y llameantes, pero no vemos la montaña de material vegetal que los sostiene, y que está hundido en el subsuelo. Ese material invisible es la turba, la que en Chile se extrae para uso industrial como sustrato para champiñones o bulbos de flores, principalmente. "Tierra de hojas" milenaria.....irreemplazable.

Turbera de más de tres metros de profundidad.
Un iceberg de vegetales, al que sólo
 le vemos la superficie (Foto K Redford)


Tal como los bosques mantienen carbono en sus estructuras como la madera, este "iceberg vegetal" que son las turberas contienen millones de millones de toneladas de carbono "atrapadas" en el subsuelo. De hecho, las turberas del mundo (que cubren sólo un 4% de la superficie del planeta), contienen el doble de carbono que tienen todos los bosques del mundo. Guau! El doble! Eso es mucho. Piensen en los efectos sobre el calentamiento global (y otros problemas globales) que tendría perder todos los bosques que existen en el mundo! ........ lo pensaron? Ahora, multipliquen ese efecto por 2. Y súmenle la pérdida de agua dulce. Eso es lo que pasaría si perdemos las turberas. Y en Chile, por alguna razón inexplicable, "estamos" decidiendo destruirlas.

Turbera en explotación, con canales de drenaje paralelos
(Foto A Chicchón)








En nuestro país (tal como en Argentina), las turberas son los únicos ecosistemas vegetales terrestres que no podemos proteger. Aunque queramos. Ello porque se les considera dentro de la ley minera, y como tal, aunque alguien sea dueño de la superficie (incluyendo al Estado), otro alguien puede pedir una concesión y explotar la turba. Y eso es lo que pasa a lo largo de Patagonia: las turberas son desecadas y la turba y el musgo que crece sobre ella se vende por kilos. Y se vende barato. Y finalmente nuestro suelo milenario, rico en agua y carbono, termina adornando los jardines en los balcones de Amsterdam. Y nuestra atmósfera queda un poco más rica en carbono. Un panorama poco inteligente, si se considera que las explotaciones que se hacen en Chile (y en Argentina) no son sustentables, y que una vez que la turbera se destruye, nunca más se regenera. Y peor aún, aunque tengamos áreas protegidas, o queramos evitarlo, hoy no podemos hacerlo.

Turberas en el fondo del Valle La Paciencia en Karukinka, Tierra del Fuego (Foto F Repetto)
Como pueden ver tenemos mucho trabajo por hacer si queremos cambiar este poco inteligente panorama. Por un lado tenemos que dar a conocer las turberas y su problema de conservación (espero este posteo ayude un algo, pero hay más, mucho más!). Por otro, tenemos que cuantificar las masas de carbono que Chile estaría conservando al proteger las turberas, las cuales podrían ser una contribución enorme al problema del calentamiento global. A un costo marginal, pues gran parte de la Patagonia ya está bajo protección y sólo nos resta sacar a la turba de la ley minera. Tenemos que desarrollar además,  formas de explotar el musgo que crece en la superficie de las turberas de manera sustentable. Extraer cantidades que no afecten la regeneración al año siguiente, y sacarlas de tal forma de no destruir el subsuelo que lo sostiene.

Son cosas simples. Laboriosas, pero simples. No queremos colonizar Marte, no es tecnología espacial! Con decisiones como estas, aplicadas a nuestras "pequeñas" turberas, podríamos transformar a Chile en el líder mundial en el tema, y dar un ejemplo sobre cómo "inventar" nuevas soluciones para mitigar el cambio climático, y más! Nosotros ya estamos trabajando en ello, con muchos socios, y espero ir contándoles los avances que hagamos a medida que nos vayamos moviendo!!!

Referencias
- Blanco, D.E. & V.M. de la Balze (Eds.). 2004. Los Turbales de la Patagonia. Bases para su inventario y la conservación de su biodiversidad. Publicación N° 19. Wetlands International. Buenos Aires, Argentina.
Coronato A. & C.E. Roig (Eds.). Conservación de Ecosistemas a nivel mundial con énfasis en las turberas de Tierra del Fuego. Disertaciones y Conclusiones. Ushuaia, Argentina. Págs. 85-93.
Iturraspe, R. 2010. Las turberas de Tierra del Fuego y el cambio climático global. Primera edición-Buenos Aires. Fundación para la Conservación y el Uso Sustentable de los Humedales. 32 Págs.
Joosten, H. & J. Couwenberg. 2008. Peatlands and carbon. 99-117 pp. In: Parish, F. Sirin, A. Charman, D. Joosten, H. Minayeva, T.Silvius, M. & L. Stringer (Eds.). Assessment on peatlands, biodiversity and climate change: main report. Global Environment Centre, Kuala Lumpur and Wetlands International, Wageningen.
Parish, F.; A., Sirin; D., Charman; H., Joosten; T., Minayeva; M., Silvius & L., Stringer (Eds.). 2008. Assessment on peatlands, biodiversity and climate change: main report. Global Environment  Centre, Kuala Lumpur and Wetlands International, Wageningen.