martes, 26 de agosto de 2025

Conservación de turberas: desde el Bottom de América al Top de la solución global del cambio climático*

Considerando el hecho biológico de dependencia vital que los humanos tenemos con la naturaleza y su biodiversidad; su rol crítico e irremplazable para el bienestar actual y futuro de sociedades y economías; su rol en mitigación y adaptación, mi respuesta a las preguntas que nos convocan son dos:

1.       ¡Más y mejor naturaleza!

2.       ¡Más biodiversidad íntegra para todas, en toda América!

Esto solo se logra plantando, activando y sobre todo sosteniendo procesos de conservación efectiva en, para y desde los territorios.

Latinoamérica alberga el 40% de la naturaleza del planeta, que existe y deriva en íntima relación con sus comunidades. Su destino de liderar la transformación global parece mandatorio e inevitable.

Yo vengo del sur del Cono Sur, allí donde la vida terrestre tal como la conocemos llega a su fin, en Tierra del Fuego. Territorio ancestral del pueblo Selk’nam, es refugio de ecosistemas clave, incluyendo los humedales de turberas más australes del planeta.

Desconocidas y milenarias son quizá la máquina terrestre más poderosa (y costo-efectiva) para el combate al cambio climático. Cubren un 3-4% de la superficie terrestre –existen en una fracción tan pequeña que no puede ser vista desde el espacio–, sin embargo, albergan dos veces la cantidad de carbono contenido en todos los bosques del planeta. Mantienen la integridad hídrica de cuencas, servicio cada vez más necesario en un mundo cada vez más caliente.

¡América es Turberas! Ellas se descuelgan desde Beringia hasta el archipiélago fueguino. Existen en masa en la Amazonía, se encumbran en los Andes, se concentran en Patagonia. En conjunto, las turberas americanas son las más extensas y las más íntegras del planeta.

Pero estos magníficos y desconocidos ecosistemas enfrentan amenazas enormes, las que venimos abordando con éxito desde hace décadas. ¡Y vaya que hemos avanzado!

Anclando nuestro esfuerzo en el margen más austral del continente, en una alianza inédita entre el Ministerio de Medio Ambiente y Minería –su mayor amenaza, hace años logramos la protección de gran parte de las turberas de Tierra del Fuegoen Chile (en un decreto espectacular firmado por la entonces Presidenta Bachellet). Hoy, todas las turberas de mi país están protegidas por ley contra la extracción minera.

Nos anclamos con fuerza en el sur, construimos un bastión regional, convocando y reuniendo a custodios territoriales, levantando la Iniciativa de Turberas Patagónicas. Un ejemplo de engranaje socio-ecológico que pueda dar buena y larga vida a esta máquina climática.

Desde estas profundidades australes, somos el bottom del tal mentado bottom-up. Y día a día materializamos trayectorias de transformación, entregando resultados tangibles, esenciales y esperanzadores frente a las urgencias climáticas.

Desde allá abajo levantamos la vista, y con igual visión y compromiso, activamos el UP (del bottom-up).

"Con las puras patas y el buche" – lo que en Chile significa con todas las ganas y capacidades, pero sin financiamiento, hemos convocado y logrado reunir a custodios de turberas a lo ancho de todo el Globo. Comunidades, investigadores, productores, agentes públicos, educadores, indígenas, personas que, como nosotras, activan día a día su cuidado local.

Venimos conectando turberas y custodios entre Asia, África, Norte y Sudamérica, además de Europa, a través del flamante Acuerdo de Venecia, que es un llamado eco-poético, una metodología inédita, un dispositivo de conservación, que construye una comunidad global apasionada y activa que materializa el cuidado local y efectivo de turberas de valor global.

Pero América es turberas y más, contenedora de todavía masivos y prístinos ecosistemas, es en realidad el Arca de Noé de nuestro mundo degradado. Es la alternativa natural para enfrentar las olas que derivan del cambio climático: no solo de agua, sino de calor, sequías, lodo, enfermedades, y otros.

Así como las turberas, en las profundidades de América se encuentran ecosistemas esenciales y poderosos para mitigar y adaptarse, y en cada uno de ellos existen comunidades comprometidas y diversas activando su cuidado… una riqueza de bottom-ups tan enorme, como invisible y vital. 

Manglares, humedales alto andinos, el casi infinito Amazonas, el Mar Patagónico con sus espectaculares bosques de macroalgas, el Chaco profundo… son máquinas naturales para responder a la afrenta anti-natural que es el cambio climático. Todos y cada uno de ellos precisan de un sitial en la acción climática global, y deben transformarse en el blanco territorial de la fracción down del tan mentado Top-Down.

El llamado es claro. Las voces humanas y no humanas de América están allí para quien pueda, quiera o deba escucharlas. El mundo debe volcarse con urgencia al cuidado de su naturaleza y biodiversidad y este cuidado, que es recíproco, debe ir de la mano de sus custodios naturales.

Tal como la democracia, los buenos procesos de conservación se construyen activando participación informada, precisan de transparencia, conocimiento científico, indígena, social, que debe desplegarse palmo a palmo de manera equitativa y justa. Pero, por sobre todo, dependen de aprender a vivir y florecer en diversidad.

Por todo esto y más, el valor adicional (e inesperado) de empujar y sostener buenosprocesos de conservación lleva consigo el fortalecimiento y cuidado denuestras democracias. Un combo win-win, un balance ético y natural, que desde el territorio americano puede ayudar a abrir los urgentes caminos de transformación que buscamos desde hace tanto tiempo.

Agradezco el privilegio de estar hoy con ustedes.

Mi nombre es Bárbara Saavedra, vengo de Chile y declaro sin duda alguna que mi norte es el sur.

¡Muchas gracias!

 *Presentación hecha en el  ‘Diálogo Regional’ del Balance Ético Global realizado en Bogotá, Colombia (21 Agosto, 2025), que es una iniciativa de la ONU y Brasil que busca escuchar a ciudadanos de todos los continentes sobre las medidas que la humanidad aún debe implementar para enfrentar la crisis climática en coherencia con la ciencia y con la meta del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales. #MutirãoCOP30#BalançoÉticoGlobal y #GlobalEthicalStocktake










 

lunes, 15 de mayo de 2023

Parque Karukinka un enorme laboratorio para la práctica científica de la conservación*

*Discurso por Reconocimiento del Parque Karukinka como un Área de Interés Científico con fines Minerios (9 Abril, 2015)

Ministra Aurora, Intendente, Gobernador, Alcalde, otras Autoridades regionales, colegas de WCS, vecinos y amigos de Karukinka. 

Discurso frente a autoridades, vecinos, personal de WCS.
Abril, 2015, Parque Karukinka, Tierra del Fuego, Chile
Este es un día muy especial y esperado para nosotros. Hace una década casi exacta, arribamos a Tierra del Fuego para traer nuestra visión de conservación a Chile: una mirada nueva, abierta, integradora, que sumara al esfuerzo común de desarrollar nuestro país. Aportando con herramientas de la conservación de biodiversidad, tan desconocidas como críticas, para avanzar hacia la sustentabilidad.

Nuestro caminar ha sido virtuoso e inspirador. Nuestra presencia acá hoy, un puñado de mujeres y hombres chilenos, de origen variado, congregados en uno de los valles más hermosos de Tierra del Fuego, es una linda y fría metáfora del camino que hemos recorrido, y sobre todo de la senda que estamos abriendo para el resto del país.

El Ministerio de Minería, que lidera la actividad económica más importante de Chile, la materialización del paradigma de nuestra economía que hace uso directo de los recursos naturales, entrega a Karukinka una herramienta para avanzar en la conservación de sus ecosistemas de turberas, los humedales más importantes de esta parte del mundo.

Con Ministra de Minería Aurora Williams.
Abril, 2015, Parque Karukinka, Tierra del Fuego, Chile
Se reúnen hoy en este valle estos dos polos, erradamente considerados antagónicos, de la producción y la conservación.  Aunque poco reconocidas, las relaciones entre la conservación de la biodiversidad y la producción y bienestar de la población son tan variadas como significativas. 

La anónima verdad es que la biodiversidad provee todos los servicios que sostienen la vida humana y generan su bienestar. Y es en torno a esta biodiversidad, sobre lo que se sostiene toda actividad productiva humana, incluyendo nuestra actividad minera. Su conservación por lo tanto, no es solo un capricho del mundo verde, sino un clamor del mundo científico experto, como es nuestro caso, por ampliar y completar el entendimiento más profundo de los sistemas y procesos que nos permitirán (o no), seguir avanzando hacia un país de mayor desarrollo, con sustentabilidad.

Este es el mensaje claro y simple que hoy día enviamos desde este confín al resto del país: la integración de la conservación con la producción es posible. Es necesaria. Hay que hacerla crecer. Y este es el compromiso de WCS en Chile: ofrecer las mejores herramientas de la ciencia, educación e integración, para ir urdiendo esta conexión, desarrollando y poniendo a prueba nuevas y variadas formas que permitan conectar estos mundos. Lo venimos haciendo desde hace años, de manera silenciosa y permanente.

Recorriendo el Valle La Paciencia con Ministra Williams e Intendente Flies.
Abril, 2015, Parque Karukinka, Tierra del Fuego, Chile
Hemos logrado atraer la atención y compromiso de autoridades nacionales, para enfrentar de manera integrada el problema de la invasión del castor. Apoyamos a la comunidad magallánica con el programa de educación ambiental más importante de esta parte de la región. Apoyamos tanto al Ministerio de Medio Ambiente en la promoción de la Ley de Biodiversidad y Áreas Protegidas, así como al Consejo de Innovación para el Desarrollo en la generación de una plataforma que permita la sustentabilidad de la producción minera. Son estos algunos de los ejemplos, por muchos desconocidos, con los que WCS y Karukinka sellan su compromiso.

De especial importancia para nosotros es el desarrollo de experimentación para dar con innovadoras herramientas. Este trabajo normalmente se realiza en laboratorios, y Karukinka es un bello y vasto laboratorio natural para dar rienda suelta al trabajo imaginativo e inclusivo de la sustentabilidad, que permita no sólo conservar sus turberas, sino aportar a la conservación y uso sostenible del resto de los recursos naturales de nuestra nación.

Este es un paso importante, el que agradecemos hoy al Ministerio de Minería. Para llegar hasta acá hemos dado muchos pasitos como este, y hemos transitado esta senda gracias al apoyo de muchos. Cada uno de los logros que realizamos se debe al comprometido y generoso trabajo de personas. Me gustaría poder nombrar a cada una de ellas ahora, en reconocimiento y agradecimiento…ello no es sin embargo posible, pero debo destacar:

Ministra Williams declara oficialmente el Parque Karukinka de Tierra del Fuego, Chile, como Área de Interés Científico con fines Mineros
Primero que todo a los miembros de nuestra organización: nuestros guardaparques, héroes de fin de mundo, quienes día a día, contra viento y marea (literalmente), ponen lo mejor de si velando para que estos parajes se recuperen y permanezcan para el goce y disfrute de todos, incluyendo los por venir.

Nuestro equipo de técnicos, profesionales y científicos, tanto chilenos como extranjeros, quienes han ido poco a poco develando este rincón de Tierra del Fuego al resto de nuestros vecinos, abriendo sus puertas a científicos, estudiantes, visitantes y vecinos de la más variada pinta.

En el nombre de Laura Novoa, también quiero agradecer al Consejo Asesor de Karukinka, con quienes tantas veces discutimos cómo avanzar la conservación de nuestras turberas. Este día hace patente esa labor persistente, silenciosa y generosa.

Con Ministra Williams, SEREMI Minería Manuel Aravena,
Mara Angelini y Sebastián Donoso,
abogados Barros & Errázuriz quienes lideraron proceso
Al equipo de Barros & Errázuriz, liderado por Sebastián Donoso y Mara Angelini, quienes nos acogieron con maravillosa generosidad, ejecutando las movidas legales que hoy nos permiten estar acá. Ellos son los responsables últimos de este logro.

A nuestros compañeros de ruta del Ministerio de Medio Ambiente, Agricultura, Universidad de Magallanes, Estudiantes y profesores de Tierra del Fuego, y tantos otros magallánicos con quienes llevamos años realizando acciones de investigación y educación de este patrimonio común. Algunos de ellos ya no están con nosotros, como Sergio Opazo y Carolina Tapia. La conservación de estas turberas que pisamos hoy, que admiraron ellos ayer, son nuestro póstumo homenaje a su compromiso y dedicación.

Y finalmente al Ministerio de Minería, por entregar la llave que nos permita abrir la puerta al futuro de estos ecosistemas. Y esperamos con ello, continuar explorando nuevos y variados caminos de integración y sustentabilidad para nuestro país.

Pero este respaldo plantea un gran desafío. No sólo para WCS, sino para el resto de los actores hoy aquí reunidos. Nuestro norte (aunque debiera decir nuestro sur) es desarrollar todo el potencial de este laboratorio austral, preguntando preguntas pertinentes y valiosas para resolver problemas de desarrollo con conservación.

De las turberas en particular sabemos casi nada. Pensamos erradamente en ellas como bosques pigmeos y hacemos esfuerzos a ciegas por cosechar sus frutos. ¿Cuáles son las verdaderas dimensiones de estos ecosistemas, no sólo en superficie, sino en profundidad, en contenido de agua, carbono, especies? ¿Cuáles podrían ser sus productos más valiosos, no sólo en el corto, sino en el largo plazo? ¿Agua, carbono, productos naturales? ¿Cómo se relacionan estos ecosistemas con el resto de los existentes en Patagonia: praderas, bosques, costas? ¿De qué manera podemos acceder a estos recursos, generando el máximo beneficio común, tanto para la comunidad magallánica de hoy, como para la futura?

Nuestra tarea es y seguirá siendo abordar estas y otras preguntas. Y sólo podremos hacerlo sumando visiones y esfuerzos: desde el mundo productivo y desde la conservación. La unión hace la fuerza. Pero más importante que eso, la fuerza que necesitamos para avanzar en sustentabilidad está en la unión innovadora y desafiante de inteligencia diversa.

Nuestro país clama por ambas: la fuerza de la producción, motor clave para aumentar niveles de bienestar.  Y la fuerza de la conservación, pieza clave para ampliar y sostener este bienestar en el tiempo.

Autoridades nacionales, regionales, municipales, vecinxs y personal de WCS 
Abril, 2015, Parque Karukinka, Tierra del Fuego, Chile
Ese es el mensaje que hoy enviamos al resto del país. Esa es la invitación que hoy hacemos aquí. Y ese es el compromiso que WCS reafirma este día. Con Tierra del Fuego. Con la Región de Magallanes y con Chile.

Gracias

  

martes, 3 de enero de 2023

Presentando el libro “Biodiversidad para jóvenes diversos: aproximaciones al cambio global” de Pancho Bozinovic*

Muy buenas tardes a todas! ¡Con alegría estoy aquí para celebrar el lanzamiento de este libro, y lo que yo considero una de las metamorfosis más lindas de la que he sido testigo en los últimos años!

Les confieso que me ha costado decidir cómo compartir esta celebración. Pues justamente soy un ejemplo de aquella diversidad funcional a la que alude Pancho en su libro, y recién vengo regresando (¡espero para no volver!) de un período de funcionalidad diferente, mostrando que las diferencias no sólo se distribuyen entre personas con capacidades diversas, sino en momentos diferentes de una misma vida.

¡Por eso estoy feliz de estar aquí! Para celebrar mi vida, la de ustedes, y la de los millones de otras vidas con las que no sólo compartimos este planeta, sino de las que dependemos totalmente. Y celebrar la que es quizá su característica más potente, hermosa e inspiradora: ¡que es su diversidad!
Son tres ideas que rondan mi cabeza y corazón, desde que conocí este nuevo trabajo de Pancho.

La primera la titulo: PORQUE ES NECESARIO
Llevo un largo rato ya recorriendo los derroteros de la práctica científica de la conservación. Una disciplina de acción, joven, y poco difundida aún en nuestro país y en el mundo, a la vez que una herramienta poderosa para enfrentar los desafíos cada vez más evidentes y angustiantes de nuestra Tierra moderna, entre los que prima por sobre casi cualquier otro desafío: la restauración, recuperación y promoción de la biodiversidad.

Tal como se acumulan los relatos de un libro de aventuras, mi formación y trabajo como ecóloga de la conservación me han permitido conocer de primera mano desde las cercanías de Visviri hasta el mismísimo Cabo de Hornos, tanto en su superficie como bajo del agua, desde el Altiplano hasta la espumante y fresca costa de nuestro océano pacífico.

A lo largo de este periplo, he tenido la oportunidad y el privilegio de conocer gran parte de nuestro territorio, sus ecosistemas y sus gentes. Parte por formación, parte por curiosidad, parte por sobrevivencia, me he montado a caballo, mula, macho, jeep, auto, avioneta, helicóptero, lancha, barco, crucero, chalupa y más, pudiendo a lo largo de los años acceder a los rincones más magníficos que dan “identidad” y bienestar a los habitantes de nuestro país.

Esta travesía profesional me ha llevado a trabajar con una enorme diversidad de personajes, tanto del mundo de las ciencias, como agentes políticos, empresarios, administrativos, compañeras de otras ONGs, estudiantes de todo tipo, artistas, guardaparques, mujeres de a pie y más. He interactuado con presidentes de países, Corporaciones, Directores de colegios, Jefes de Agencias del Estado, CEOs y gerentes de sustentabilidad de diversas Empresas, Presidentes de juntas de vecinos y sociedades anónimas, directivos municipales y regionales, líderes de Derechos Humanos, líderes sociales, de opinión y del activismo más duro….por nombrar algunos.

En la gran mayoría de los casos he podido constatar el profundo y enorme vacío de conocimiento básico sobre la naturaleza (del científico y “de los otros conocimientos”): su identidad, su casi infinita variedad de formas, y sobre todo el vasto paisaje que deriva de su diversamente creativo funcionamiento. Y lo que es peor….veo una y otra vez cómo se erosiona la biodiversidad producto del formidable analfabetismo que existe sobre natura, que lleva a todos los tipos de personas, muchas veces con la mejor de las intenciones, a tomar decisiones que atentan, o poco y nada aportan a la mantención y promoción de natura y su bullente diversidad.  

Pancho: espero este libro sume a llenar ese vacío. Que pueda ser una vocal, una pieza clave para la necesaria alfabetización de naturaleza en nuestro país.

La segunda idea para compartir esta tarde la llamo: LA METAMORFOSIS.
Como decía hace un momento, mi trabajo –poco difundido aún en Chile-, es la práctica científica de la conservación. Es un esfuerzo de integrar en un espacio de “realidad real”, “de terreno”, la visión y herramientas analíticas que derivan de las ciencias, con la puesta en práctica de iniciativas que permitan impactar de manera efectiva la recuperación, la restauración y la promoción de la naturaleza.

A diferencia de las ciencias que se desarrollan en laboratorios, donde se intuban, secan, pesan, miden, modelan cosas, en espacios más bien simples, acotados y controlados, la práctica de la conservación se hace en ese mundo descontrolado y engorroso que es la sociedad toda…con sus ecosistemas, sus gentes, sus instituciones. Este proceso requiere de científicas que no sólo que levantemos cabeza, sino que la metamos en donde sea necesario para empujar y sostener procesos clave para el bienestar de la biodiversidad.

Es un embrollo allá afuera...muchas veces un campo de batalla…donde créanme faltan no sólo una, sino guarniciones completas de reclutas con entrenamiento científico, y con entendimiento de natura. Es este un boquete complejo de llenar, considerando el todavía escaso contingente de científicas, especializadas en ecología y afines, que existe en Chile.

Recordando a Pancho en sus días de joven científico, metido hasta el tuétano en el día a día del ciclo académico: proyectos, hipótesis, modelos, experimentos, tesis, congresos, papers, papers papers…se encontraba muy alejado de los temas de conservación…o “conversación” como los llamaba en ese tiempo con ironía y desdén…Hoy varios años después, con una carrera más que consolidada, siendo un reconocido y admirado líder en su tema, prestigioso como pocos, veo en este pequeño libro un indicio de una metamorfosis…un atisbo de una transformación como la que necesitamos de muchos otros como él: la de abrirse y abrir espacios en sus carreras, para dar cabida y conectar de alguna forma con la conservación.

Mandatado por los requerimientos de fondos concursables, que recientemente imponen a investigadoras a comunicar parte de sus disquisiciones y descubrimientos científicos con la ciudadanía de a pie, inspirado por su hermosa progenie a la que imagina en un mundo hiper-caliente y degradado, o por lo que haya sido…¡celebro aquí este salto! Y espero que, dado que el Pancho es el Pancho, pueda servir de modelo para inspirar a otras jóvenes científicas, a buscar la conexión con los desafíos de la conservación. A tirar un cable a tierra desde sus laboratorios y papers, y canalizar a través de ello, la fuerza de las ciencias a los procesos que necesitamos construir como sociedad, para avanzar hacia el cuidado de nuestra hermosa y diversa naturaleza. Agregaría a ese modelo un mensaje propio: ¡no es necesario avanzar en “la carrera científica” para dar ese salto! ¡Ni es necesario tener un par de hijas para hacerlo!! Es una urgencia que nos convoca a todas…aunque algunas todavía no escuchamos.

La tercera reflexión la titulo: NO NOS VENDAMOS LA POMADA
Debido a la presencia ubicua, cambiante, su existencia en una multiescala, y la intrínseca, profunda, directa y difusa relación que la biodiversidad establece con las sociedades humanas, la práctica de la conservación necesariamente requiere de la participación de muchos actores. El mandato ineludible de la conservación es por lo tanto la de integrar, sumar, visibilizar, conectar, amplificar, reunir, no sólo a actores humanos diversos, sino conectarlos con la matriz de vida que es la biodiversidad, de la cual depende su propia existencia.

Y a trabajar en múltiples dimensiones y escalas, con herramientas específicas que permitan guiar y moverse en el camino de transformación requerido por esta complejidad.  Libros como el que hoy celebramos son un ejemplo de estas herramientas, pero la acción de conservación precisa mucho más que lanzar un título. Requiere de enganchar dicha pieza a una máquina –todavía en construcción- que nos pueda echar a andar en la dirección de la conservación. Y precisa en todos los casos de la construcción de las rutas que permitirán su paso.

La realización de las ideas de conservación pueden ser chispas que aparecen en la cabeza de iluminados, pero deben recorrer un camino –en la mayoría de los casos inexistente- para impactar su destino final en los espacios socio-ecológicos. Y dada la magnitud y urgencia de este desafío, es que se reconoce que la clásica visión del “hacer a través del pensamiento”, precisa de ser colonizada por la visión del “pensar a través del hacer”. Desde esta visión, ilustrada magistralmente por el antropólogo Tim Ingold, se asume que el producto que surge del proceso creativo, nace justamente de eso, del proceso. Y para la conservación es el encuentro entre estas ideas y las realidades diversas fuera de ella donde está la mayor fuente de conocimiento y aprendizaje. Y la mayor oportunidad de transformación.

Libros como este. Escritos por científicos como Pancho, son una invitación a entrar en la ruta. Y a sumar con otros, a una marcha que ya se echó a andar. Pero que precisamos fortalecer sin echar atrás.

Una reflexión final
Hace muchos años atrás, por allá por el 2004, el Pancho Bozinovic me invitó a ser parte de la Sociedad de Ecología de Chile (SOCECOL). Un espacio de reunión para ecólogas nacionales, nacido hacia casi una década antes y que se encontraba en ese momento en un enredo administrativo que hacía muy difícil su operación.

Yo también era joven en ese entonces, y seguía a ese grupo de ecólogos “kapos”** desde lejos, admirando su gran capacidad científica, inversamente proporcional a su interés en meterse en los detalles laboriosos de la administración. Pancho me invitó en ese momento a ser parte de la SOCECOL, y aportar con mi tozudez y perseverancia a organizar un poco la cosa. Esta invitación marcó un momento especial en mi vida, pues me abrió una puerta para canalizar un anhelo que tenía escondido: el de aportar, desde mi práctica profesional, a la reconstrucción de la joven y enclenque democracia que nuestro país venía re-construyendo luego de un largo período de abstinencia democrática.

Acepté gustosa y me tiré de lleno a la tarea de hacer brillar la SOCECOL, de fortalecerla internamente, a la vez que articularla con esa otra Sociedad –la con mayúscula-, tan carente de espacios de encuentro, y a la vez tan necesitada de los mismos. Permanecí por años en SOCECOL, empujando una que otra cosita, pero sintiendo en el corazón que contribuía con una pequeña pieza al enclenque andamiaje de nuestra democracia. 15 años después de esa invitación, y cuando el Pancho pidió comentar su libro hoy, me conecté con ese momento. Pues estoy convencida que el libro que hoy lanza Pancho al Mundo es también un aporte a la construcción de nuestra sociedad y su democracia. Abriendo un espacio de encuentro de las ciencias con la diversidad natural y ciudadana.

Necesitamos torrentes de libros como este. En una sociedad que tiene capacidad de ver y conectarse al mundo, que mira especialmente a los científicos, con un Pancho de carrera hecha y ganada, con una progenie hermosa, abre a través de este libro un espacio para conectarse con ese mundo grande, enorme y diverso, y plantea una pieza donde anclar esa conexión.

En mis escasos días de científica tradicional -no sé si todavía será igual-, repetíamos con convicción que el desafío y satisfacción de las ciencias era expandir la frontera del conocimiento. Ensanchar los límites de esa burbuja imaginaria de entendimiento del mundo, haciéndola más grande para Chile y el Mundo. ¡¡Hacer crecer las CIENCIAS!! Así…con mayúscula…Como en todo, este mismo proceso de generación de conocimiento se desplegaba de manera diversa, existiendo algunas personas que aportaban más que otras al torrente de entendimiento de nuestras especies y espacios naturales. Pancho era uno de ellos, siempre destacado por su enorme productividad y chorreo de talento.

Cuando salí al “mundo verdadero”, y me metí de lleno en las trincheras de la conservación, re-conocí la otra gran diversidad de fronteras que tenemos que esperan por ser desafiadas, ensanchadas, e incluso algunas…que necesitamos romper para poder hacer crecer nuestra sociedad y nuestro país. Con este nuevo libro, Pancho lleva su aventura científica fuera de los “cómodos límites académicos” para intentar dilatar no ya la frontera de su ciencia, sino de un país completo.

En mi trabajo de conservación me he golpeado con fuerza con parte de las trabas y dificultades que derivan del pensar que nuestro mundo y su naturaleza son entes fijos. Modelos teóricos y prácticos esperando por ser replicados desde las cumbres de las montañas andinas, hasta los valles y costas de Chile centra. Visión que nos empuja a concentrar esfuerzos en materializar un imaginario que no existe en la realidad: el de una identidad singular, por sobre el devenir natural del cambio, motor de diversidad.

Pero no nos engañemos….aquellas que como yo nos revolcamos en el barro de la ignorancia, el desconocimiento y nos retorcemos cada vez que constatamos la pila de decisiones bien intencionadas algunas, bien financiadas otras, bien esperadas la mayoría, que se toman en total ausencia de entendimiento ecológico, de conocimiento de las bases mínimas de la diversidad biológica, de los principios mínimos que regulan su funcionamiento….El libro de Pancho, por su contenido y por haberlo escrito él, es una pieza que aporta a la alfabetización de naturaleza. Y dentro de ella, de detalles clave como su inherente diversidad estructural y funcional.

Sabemos que este es un camino que no acaba…que precisa de ser instalado como camino…siendo un objetivo en sí mismo…y este libro, tal como una novedad evolutiva, espero sirva para apoyar un pie, mientras preparamos el otro para el siguiente paso. Paso a paso…

El desafío de la conservación de nuestro mundo nos une. No sólo como cuerpo de científicas, sino que nos abre la posibilidad de conectar con el resto del mundo. No desde la altura tradicional en la que se les posicionan o auto posicionan las ciencias, sino como un nudo más de la maraña humana, de la materialidad a la cual debemos moldear la artesanía más elegante y valiosa que haya podido crear nuestro universo, que es la biodiversidad. Este proceso requiere de las científicas el levantar cabeza. De mirar más allá de su quehacer propio y de su mandato del momento. Y Pancho ha levantado cabeza y nos invita a mirar de lleno y con él este nuevo mundo.

¡Felicitaciones y gracias Pancho y éxito en este nuevo camino de conocimiento!

*Presentado el 29/9/2019 en el GAM, Santiago.
**sensu Ogu, en Kilikilis y Golagolas de Themo Lobos.

viernes, 10 de junio de 2022

The Venice Agreement on Peatlands: locally together for hope*

Facing an undeniable climate and biodiversity crisis, we may tend to think that there is nothing more than an obscure future…and that such a dark and dry future is the best one we can aspire to.

We even have been taught that the future is something we don’t have the key to knowing. Or creating.

But the truth is that after our collective 600 years of learning, experiencing, imagining, and constructing, we actually know how the future can be ignited and transformed into infinite possibilities. And we can do so by conserving our peatlands locally, now.

Today, Global Peatland Day in 2022, we are bringing here a plan: The Venice Agreement. A memory of a future that can be. A compass to get lost in the finding of new worlds, new imaginations, and new futures.

Today The Venice Agreement starts to exist. The wisest, truest, most committed, most

experienced, most tangible, most real, most diverse, and, above all, the strongest call for the recognition, appreciation, and effective care of peatlands in each territory of this planet.

We aspire to The Venice Agreement can help free peatlands, can help them be seen in plenitude, help them to remain alive, and get involved in conversations that must never end: between peatlands, between people and peatlands, about possible futures, and future human well-being.

The degradation of our planet and its peatlands may ultimately be the failure of imagination, eclipsed by accountability systems that are not able to account for what really matters. And peatlands matter. By capturing carbon, they matter for climate change mitigation. By storing and purifying water, they matter for producing food, materials, and medicines.

By being, they became our ancestors, and in the future, they can sustain lives and livelihoods forever.

The tyranny of quantifiable distinguishes what can have monetary value, over those things we cannot assign value: private over common, efficiency over enjoyment and quality of life, utilitarian over the mysteries and means, and the treasure of having a purpose, being courageous, to make human life worth living. Through a collective work like the Venice Agreement, we invite each one of us to live the infinite lives of biodiversity and nature. Forever.

The tyranny of language is in part the failure of language and the speech to describe complex, subtle, fluent, and ubiquitous phenomena of life. Like peatlands. The Venice Agreement invites us to create new languages to name those things that need to be named. Things that need to be known if we expect to live, and let peatlands live a good living around the globe.

The Venice Agreement is full of stories, like mine, like Randy’s, like Hans, like Camila’s and Nancy, Suzanne, Jane, Jan, and so many others, who gathered here and around the world to share, and who now start to become part of an explosion of former silent stories, who can now be told, be learned and exist all over the world.

The Venice Agreement is released today. And like Pandora’s Myth, it is released to the entire World, locally. Unlike that Myth, Hope is what we are releasing first, along with knowledge, inspiration, love, and joy. Thanks to our commitment, unlike that old and well-known story, all these virtues are never to be put in a cage again.

Celebrating Global Peatland Day today, we invite you to join and add to this peatland protection movement on this vast planet of ours. We invite you to dissolve the cultural, financial, and social barriers, and assume the evident ecological fact that we all depend on nature, and the ethical/practical need to care for peatlands.

Let experience be bigger than knowledge. Let different experiences feed different "knowledges". Let peatlands feed our futures. Let peatlands be our future. Everywhere.

I thank you all from the deepest and darkest of my peatland heart.


*Closing speech presented for the launch of The Venice Agreement, Venice, Italy, June 2, 2022.

martes, 5 de abril de 2022

Fondo Naturaleza Chile: un punto de apoyo para saltar del dicho al hecho de la conservación de biodiversidad chilena*

Muy buenos días a todas y todos.

¡Hoy es un momento especial porque estamos celebrando un nacimiento!

Al mismo tiempo es un aro en un largo camino que venimos recorriendo desde hace rato, un montón de personas y organizaciones de la más diversa índole, cuyo origen exacto es difícil de precisar.

En mi mente, puedo imaginar que la gestación de esta criatura se conecta a la primera Reunión Regional sobre Fondos de Conservación en Chile que TNC organizó tiempos pre-históricos, en algún momento previo al 2009.

O sospechar que algún aliento le pudo haber insuflado Ricardo Bosshard de WWF por allá por el año 2012 cuando intentó mover la creación de un Fondo para nuestro país.

O soberbiamente pensar que WCS-Chile fue el responsable de esto cuando de la mano del MMA del 2017 con Ale Figueroa y Diego Flores, conectamos con el Fondo más famoso de la Región: Costa Rica por siempre.

La verdad es que estos no fueron sino aprontes que pudieron haber quedado en el olvido, de no ser por la materialización de la transformación más clave para la conservación: que es la colaboración efectiva.

Esto ocurrió verdaderamente el año 2018 cuando estas organizaciones nos reunimos en torno al liderazgo y amparo del Ministerio de Medio Ambiente, quien nos convocó junto a Oceana, y otras agencias del Estado como CONAF y Sernapesca, a iniciar un proceso estratégicamente cuidado que nos permitiera crear de una vez por todas este organismo que hoy ve la luz: El Fondo Naturaleza Chile.



Su gestación tomó cerca de cuatro años, y fue el producto de la convergencia, unión y por qué no decirlo amor y compromiso de muchas personas e instituciones, quienes trabajamos con visión y entrega, logrando articular nuestras diversas capacidades, sortear notables escollos y desplegar paso a paso un trabajo sistemático, permanente, y efectivamente colaborativo, el que esperamos sirva de impronta a este nuevo ser.

El paso que hoy estamos dando podría parecer pequeño…una fundación más…qué más da? …Por lo que es relevante recordar lo que verdaderamente está en juego acá.

Lo primero es reconocer que la biodiversidad (una definición actualizada de lo que antes entendíamos por naturaleza), es la única base biofísica que permite y sobre la que se sostiene toda la vida humana y, por ende, cada una de sus manifestaciones, sea ella social, cultural, y por supuesto económica.

La biodiversidad, abarcando desde sus genes, especies, y ecosistemas, conforma un andamiaje ecológico que permite mantener aquellos procesos fundamentales para el bienestar presente y futuro de nuestra sociedad. Y es justamente en medio de dicha trama ecológica donde nos anidamos los seres humanos, nuestras culturas y nuestras sociedades.

De este entramado ecológico obtenemos todo lo necesario para satisfacer nuestras necesidades: alimentos que tomamos o cultivamos desde ecosistemas terrestres, marinos y acuáticos. De esos mismos ecosistemas depende la producción del oxígeno que respiramos, la purificación del aire, la generación y mantención de suelo. Es esta trama natural y viva la que nos provee materias primas esenciales para construcción, medicinas, energía. En tiempos de cambio climático, es esta misma biodiversidad la que permite el control de inundaciones o aluviones, la amortiguación de olas de calor en ciudades como Santiago, la vital producción y mantención de agua dulce, la masiva captura de CO2 desde la atmósfera, y más importante aún la generación de posibilidades de adaptación a las poblaciones humanas a un mundo cada vez más caliente y seco.

A pesar de su importancia la especie humana ha modificado y degradado hasta lo impensable la biodiversidad, creando nuevos hábitats para sí misma como ciudades, cultivos, plantaciones, estepas ganaderas, parcelas de agrado, desconociendo que nuestra mera presencia y bienestar dependen finalmente de la existencia de naturaleza y biodiversidad íntegra y sana. En todas partes. Ese es el objetivo de la conservación de la biodiversidad, y este Fondo suma, a la todavía escuálida caja de herramientas para la conservación existente en nuestro país. Y que requerimos fortalecer con urgencia.

Al mismo tiempo debemos reconocer que la biodiversidad es una matriz ubicua, que se despliega en los territorios y maritorios, y nosotros como humanos somos sólo una especie entre los millones de otras taxa que conforman y dan vida a ecosistemas en cada rincón de nuestro país: nuestros mares, lagos, ríos, riachuelos, esteros, océanos, estepas, bosques, humedales, fosas oceánicas, cumbres altoandinas, turberas, salares, y muchos otros. Cada uno de ellos constituyen ecosistemas más o menos diversos, altamente complejos, pero por sobre todo idiosincráticos, propios de cada territorio, resultado singular de historias co-evolutivas antiguas, únicas e irrepetibles. Incluyendo nuestras historias humanas.

Dependemos como individuos y como sociedad de esta interrelación básica, indisoluble y vital que existe entre humanos y biodiversidad, la cual es la piedra angular sobre la que se sostiene nuestro sistema socio-ecológico nacional.

Y es justamente en dicha articulación, en ese mismo ángulo conector que el Fondo Naturaleza Chile espera focalizar su trabajo, canalizando recursos hoy escasos o simplemente inexistentes para traccionar adecuada conservación en los territorios, de la mano con las comunidades que día a día experimentan su propia degradación por el deterioro de esta matriz natural. Y sumando a los esfuerzos del Estado de manera colaborativa y articulada, en pos de objetivos compartidos.

Pues no es difícil entender que la naturaleza y biodiversidad de un país constituye su bien común más relevante y necesario de y para toda su gente. Más aún, su condición sistémica e integrada nos obliga a su custodia compartida.

Podemos creer observar o definir límites en la naturaleza, como pueden serlo el borde de un lago, las altas cumbres de una cordillera, o la ribera de este o aquel lado de un río, o una cerca de madera, o peor aún, una cerca electrificada. Se puede delimitar un puñado de árboles, o confinar en una red una masa de peces variados, que son recursos que obtenemos de la naturaleza, pero nunca podremos apropiarnos de la biodiversidad en su conjunto.

Todos y cada uno de los límites que nos esforzamos por levantar son imaginarios. Pues la biodiversidad, debido a su condición sistémica, está evidente o solapadamente siempre en conexión con otros factores, sean ellos vivos o inertes. Más aún, su integridad depende de la mantención de dichas conexiones las que le permiten persistir y florecer en el espacio-tiempo.

Tan evidente como lo anterior, es reconocer que las amenazas que degradan biodiversidad tampoco reconocen aquellos límites antrópicos. Por lo que factores degradantes como contaminación, fuego, especies invasoras, interrupción de ciclos naturales como el del agua, tienen efectos a nivel de sistema, tocando por igual, tarde o temprano, aquel trozo de naturaleza que creímos “nos pertenecía”. Y por lo mismo, los esfuerzos de conservación sólo pueden ser efectivos si se realizan en colaboración, de manera coordinada e integrada.

Es quizá este mensaje, que también es un ejemplo concreto, el subproducto más importante que nace de la mano con el Fondo Naturaleza Chile, pues hemos cuidado especialmente que su estructura refleje la integración propia de la naturaleza, dando espacio para la reunión de diferentes actores de nuestra sociedad y territorios. Es así que tanto su Directorio como su Consejo, -elementos esenciales de la gobernanza del Fondo Naturaleza Chile- están mandatados a contar con la presencia de diferentes actores societarios: pueblos originarios, academia, sector privado, ONGs, quienes con equidad de género deberán articularse con el Estado de Chile para gatillar y monitorear acciones que vayan en favor de la conservación efectiva de la invaluable biodiversidad de nuestro país. La protección de este bien común tiene el mandato natural de la colaboración y debe incluir el interés y quehacer no sólo del Estado, sino de personas e instituciones que puedan desplegarse y permanecer en la tarea de conservación a lo largo y ancho de Chile.

A pesar de su juventud, el Fondo Naturaleza Chile no está solo, pues nuestra biodiversidad es una puerta abierta a América y el Mundo. América Latina y el Caribe es la región más rica de biodiversidad del planeta. Sólo América del Sur posee más del 40% de la biodiversidad del mundo, más del 25% de los bosques, parte importante de sus océanos. Por siglos la biodiversidad de Latino América ha provisto alimentos, medicinas, y un sinfín de coloridos y valiosos productos al mundo. Hoy es una pieza clave para la regulación climática global, posee las mayores reservas de agua dulce del mundo, y ofrece los mayores y mejor conservados ecosistemas para mitigación y adaptación al cambio climático.

Los Fondos Ambientales tienen una larga existencia en nuestra Región, estando presentes en 20 países, para un total de 27 fondos que han movilizado US$1,4 mil millones de dólares hacia la conservación. El Fondo Naturaleza Chile ya forma parte de esta familia, ha recibido guía directa de uno de sus miembros más importantes: el Fondo Mexicano a través de su director de 25 años Dr. Rosenzweig, y que lleva décadas de exitoso funcionamiento. Esperamos apoyar y catalizar el crecimiento de este Fondo bebé al alero de la Red de Fondos Ambientales de Latino América y el Caribe, RedLac.

Así como la biodiversidad está en la base de nuestra sociedad, su conservación es esencial para la sustentabilidad. Justamente el desafío de la sustentabilidad planteado hace 36 años por Bruntland, es una urgencia permanente y cada vez más evidente en este mundo hiper-degradado, hiper-caliente, y más encima pandémico.

Debemos recordar que la tan mencionada sustentabilidad es un desafío que consta de dos partes: la primera es ecológica, y nos mandata a reconocer los límites de la naturaleza, haciendo un uso presente de la biodiversidad que no afecte negativamente el bienestar de generaciones por venir. Esta es la cara más conocida (aunque ciertamente aún no lograda) de la sustentabilidad, y debiera ser motivo de urgente y dedicada preocupación en un país como Chile, que hoy tiene la mitad de sus ecosistemas degradados o vulnerados, que tiene una riqueza cultural magnífica, y una economía que más encima depende muy directamente de la comercialización de una serie de recursos naturales que son provistos o sostenidos por nuestra biodiversidad.

Pero debemos traer a la memoria, la segunda parte de aquella invitación de Brundtland: que es su mandato social, el que se refiere a la construcción de equidad, como un fin y un mecanismo esencial de sustentabilidad, el que lamentablemente ha permanecido en segundo plano. Una pieza no funciona sin la otra, pues en su conjunto son las que constituyen el engranaje mínimo de la máquina de construcción de sustentabilidad.

Y es por ello que acertadamente el Fondo Naturaleza Chile tiene como foco los territorios y sus gentes, y espera crecer y ayudar a canalizar recursos a acciones de conservación efectiva en aquellos espacios donde día a día se trenza, remienda y protege la matriz socio-ecológica chilena.

Celebramos hoy día entonces el nacimiento de este Fondo Naturaleza Chile no sólo pensando en biodiversidad, sino como un aporte con base ecológica a la construcción y fortalecimiento de nuestra democracia. La presencia ubicua de biodiversidad en nuestro territorio, precisa de acciones de conservación descentralizadas y articuladas directamente con las comunidades que habitan, dependen y custodian este patrimonio natural que es a la vez propio y compartido. Por ello la tarea de conservación resulta esencial para la construcción de una sociedad sustentable, que sea ecológicamente sana y socialmente justa.

Como muchos recién nacidos afortunados, este Fondo viene con una marraqueta debajo del brazo. Ello gracias al respaldo del Congreso a través de actores como el Senador Lagos, quienes apoyaron al Ministerio de Medio Ambiente en la apertura de una glosa que permitirá sostener su primer año de vida y ayudar en sus primeros balbuceos. Como aquella princesa de cuento, el Fondo Naturaleza Chile posee además una serie de padrinos locales y globales que ayudarán a nutrir y fortalecer su existencia en sus primeros años de vida. Entre ellos organizaciones que ya han hecho, y esperan seguir realizando contribuciones como Packard, WWF, el BID, que aportaron a su gestación silenciosa.

La tarea de los Fondos ambientales no se restringe sólo a entregar plata, sino que más importantemente ayudan al Estado con la generación de capacidades y el levantamiento de estándares de conservación. Nuestro Fondo Naturaleza Chile nace con un programa de conservación marina que cuenta con un diseño detallado que articulará la implementación y gestión efectiva de la red de áreas marinas protegidas de nuestro país, la quinta más grande del mundo. Y que al día de hoy tiene un forado de financiamiento superior al 98%.

Siguiendo los estándares más avanzados de conservación, el programa de áreas marinas protegidas del Fondo Naturaleza Chile fue construido codo a codo con Sernapesca y el MMA para definir las acciones que son prioritarias y estratégicas para llevar las declaraciones de conservación del océano a realidades territoriales, esperando impactar en los próximos años cerca de un 80% de las AMP de Chile. Saltar del dicho al hecho, es el verdadero desafío actual para la conservación de la biodiversidad chilena y global. Y el Fondo Naturaleza Chile espera ser un buen punto de apoyo para ayudar en ese salto.

Han podido darse cuenta que la gestación y nacimiento de este Fondo ha sido un esfuerzo singular y hermoso, que ha requerido de compromiso y capacidades Institucionales como las que ya comenté, las cuales sólo existen cuando hay personas de carne y hueso que hacen la pega. Asumiendo el riesgo de dejar alguien fuera, quiero agradecer acá justamente a las personas que ejecutaron esta movida: Juan José Donoso, Diego Flores, Laura Cussen, Constanza Rodríguez, Claudia Silva, Richard Torres, Francisca Bardi, Rodrigo Catalán, Liz Van der Meer, Soledad Tapia, Ricardo Sáez, Rodrigo Guijón, Monserrat Moya.

Agradecer a los miembros del Directorio Provisorio Kathy Barclay, Francisca Tondreau, Erik Heyl, Michael Grasty, Eglé Flores, David Silva.

Quiero agradecer y dar la bienvenida al Directorio del Fondo: Hema'ny Molina, Dominique Hervé, Andrés Antivil, Antonio Lara, Laura Ortiz, Leo Prieto; así como a los 22 miembros de Consejo Ciudadano del Fondo Naturaleza Chile que lo apoyará desde diferentes partes de nuestro país.

Agradezco muy profundamente a todas esas personas que han puesto su empuje y corazón en esto, incluyendo muy especialmente a Carolina Schmidt y a Maisa Rojas.

Este Fondo resolverá todo? No. Nada lo hará. Pero marca un camino diferente, que esperamos sume a otras acciones públicas y privadas, locales y globales, que empujen y converjan a procesos de transformación que terminen en el cuidado permanente y mutuo de la naturaleza y las sociedades. Este por lo demás es el mandato de las organizaciones globales especializadas como IPBES o IPCC, tan connotados por estos tiempos.

Bueno…les he contado del camino que hemos recorrido.

Mirando hacia el futuro, sólo puedo desear una larga vida al Fondo Naturaleza Chile. Y comprometerme con su continua construcción y mejora.

Con visión y trabajo integrado, esperamos que el Fondo Naturaleza Chile pueda crecer, e ir sumando apoyos financieros que le permitan canalizar más y mejor financiamiento a la tarea de conservación cada vez más necesaria y urgente en todo Chile: desde Visiviri a Tierra del Fuego, desde las altas cumbres andinas hasta las profundidades de la Fosa de Atacama, desde el mismo borde continental hasta la magnífica Rapa Nui.

Un clamor de natura que hoy encuentra un eco en el Fondo Naturaleza Chile, y que esperamos reverbere en la comunidad nacional de conservación de biodiversidad para dotar con fuerza y nuevo empuje a nuestra esencial naturaleza chilena.

Felicidades!

*Discurso presentado en Ceremonia de Lanzamiento del Fondo Naturaleza Chile, 4/4/2022, Centro Cultural La Moneda.